Sevika arrojaba los informes de la semana sobre el escritorio de Silco, sin decir ni una sola palabra, se quedó quieta, viéndo a su jefe con un seño fruncido y los brazos cruzados.
Silco tomo los documentos y los hojeaba uno por uno. "¿Se te ofrece algo más?" Pregunto sin quitar la vista de los papeles.
"La pandilla está inquieta. Dicen que tú estas perdiendo el control de la situación luego de que esa mocosa destruyera toda la fábrica".
"No se ha destruido nada. Sólo tenemos que reorganizarnos" Continua leyendo, sin tomarle importancia alguna al reclamo de su subordinada. La fábrica de brillo sería reemplazada y ya habían encontrado una nueva base. Le gusta bastante su nueva oficina, y Powder parecía bastante feliz de tener su propio espacio, el cual estaba a tan solo unas cuantas puertas de su oficina.
"La pandilla-"
Se oye un enorme alboroto desde el fondo del pasillo, como si muchos objetos pesados y metálicos hubieran caído estrepitosamente al suelo, interrumpiendo los reclamos de Sevika con respecto a la niña.
Aún que pareciera imposible, Sevika frunce más el ceño. "¿Cuándo vas a hacer algo con ella?"
"¿Qué debo hacer con ella?"
Sevika no nota el tono molesto en la voz de su jefe, porque se lanza a una diatriba sobre los problemas de la niña y sus innumerables experimentos fallidos.
Finalmente el hombre mayor le dedica una mirada molesta. "Es una niña. Está aprendiendo"
"¡Ella nos terminará matando a todos!"
Las palabras de la mujer enfadada resuenan en el aire cuando hay una explosión, acompañada por el estridente sonido de cristales haciéndose pedazos. Todo se tambalea en el escritorio de Silco, mientras el humo comenzaba a esparcirse por el pasillo.
"¡Powder!" Silco ruge.
Sevika sonríe. Finalmente, iba a ver a su jefe dictaminar un castigó en contra de la mocosa de pelo azul. Un momento después, la niña asoma la cabeza por la puerta, con sus característicos ojos enormes y asustados.
Silco arroja el informe sobre su escritorio. "Ven aquí."
Con pasos vacilantes, una Powder de hollín se acerca a él, con unos cuantos desgarros en las mangas de su camiseta y las puntas de su cabello ligeramente chamuscadas. Él hombre traza un camino con su largo dedo índice en el aire, indicando que ella venga detrás de su escritorio.
Cuando ella está de pie frente a él, a cuatro pies de distancia, la analiza con la mirada, desde la punta de los pies hasta la coronilla. Ella es muy asustadiza, se encuentra tan temerosa en este momento, sin nada de osadía alguna, casi y parece un cachorro regañado. "¿Te lastimaste?"
Poco más y los ojos de Sevika se saldrian de sus órbitas.
Powder extiende sus manos y les da vuelta. "Estoy bien." Responde, sin estar tan temerosa como en un principio.
Él sabe por qué Powder hace esto. Ella ya es mejor tiradora con un arma que la mayoría de sus subordinados y fácilmente podría basarse solo en ese talento el resto de su vida, pero las explosiones son lo que le atrae. Quiere que todos la vean. Quiere que todos estén asombrado de ella.
Mirándola, él piensa: ¿Y por qué no habrían de estarlo?
"¿Necesitas que Sevika te ayude a limpiar?"
El pecho de Sevika se llena de indignación y comienza a balbucear que no va a arreglar ningún problema que haya causado la sabandija.
Silco la reprime con una mirada.
Powder se apresura a responder. "Puedo limpiarlo yo sola".
"Puedes apostar a que lo harás niña" murmura Sevika.
Powder retuerce sus dedos juntos, todavía preparada para que él le grite. "Haré que funcione la próxima vez. Lo prometo".
Hay una leve sonrisa en los labios del hombre mayor. "Te puedes ir." La pequeña niña de pelo azulado corresponde a su sonrisa.
Sevika lo está mirando con la boca abierta. Nunca había visto a su jefe sonreírle a alguien en todos los años que lo conoce. El no ve la incredulidad de la mujer mientras ve a Powder salir de su oficina.
"¿Qué pasará cuando esa mocosa creé algo que no pueda controlar de nuevo?" Sevika gruñe viendo a su jefe.
Recuerda la repentina y violenta explosión que ella causó, haciendo volar su fábrica en pedazos y a su vez matando a casi todos los que ella amaba. El dolor de ese día la está haciendo más fuerte. Él puede verlo en sus ojos. El poder no llega a quienes nacieron más fuertes, más rápidos o más inteligentes. Llega a aquellos que harán cualquier cosa para obtenerlo.
Silco vuelve a centrarse en sus informes. "La pequeña niña es más inteligente de lo que piensas".
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Salvandote Para Mi -Jinx Y Silco-
RandomEstá historia está originalmente en inglés, y luego de consultar a la autora y tener finalmente su consentimiento puedo traer la historia traducida aquí, para que muchas más personas puedan disfrutarla. Momentos en los que la relación de Jinx y Silc...