No estaba del todo en mis cabales. Estaba enojado por lo que Arturo le había hecho a Merlín, por lo que como inquisidor comencé a buscar venganza contra las mujeres. No iba simplemente por ahí culpando a cualquiera, no. Pero si buscaba especialmente hechiceras mujeres. Escribí incluso libros de cómo descubrir y matar brujas. Sabía que los textos sánscritos eran envenenados para que los propios monjes y frailes no obtuvieran cierto conocimiento.
Yo no soy estúpido. Por lo que acudí a los archivos y bibliotecas con guantes de piel de oveja para saber más. Era de mi conocimiento que las hojas eran envenenadas. De alguna forma tenía que lidiar con mi rabia. No podía vivir con ese odio por siempre si quería encontrar el propósito de mi existencia. Además debía esperar hasta el regreso de Merlín. La ilustración empezó a dar señales de vida, las ciencias aún eran un arte prohibido. Aún recuerdo una conversación que tuve con una bruja blasfema, era muy joven, muy bella, la tenía en un sótano de una iglesia. Estaba en una grandes esposas con plataforma de madera, aún no empezaba el interrogatorio, por lo que lucía intacta solo algo sucia bajo la luz de las velas.
- ¡Oye inquisidor! ¿Por qué persigues a los tuyos? - preguntó agitada la mujer
- No blasfemes bruja. Tú y yo no somos iguales... - dije
- Es claro que yo vivo como quiero. Y que tu vives por venganza... ¡Hipócrita mago! - dijo
- Simplemente yo no uso la magia para maldecir a otros. Creo en la oscuridad del corazón... así como el amor y la bondad de Dios... - dije
- Aunque tú mismo hayas sido maldecido... - dijo
- Lo que para ti puede ser una maldición, para mí es una oportunidad que Dios me ha dado... - dije
- No te mientas inquisidor... - dijo
- Yo no me miento. Aunque con tus palabras haz dado una clara confesión de que no crees en Dios, además haz blasfemado usando el nombre de Dios... - dije
Tomé de mi abrigo una estaca de plata con un hechizo, sujete un martillo y se lo clavé en la muñeca separando los huesos del antebrazo y la mano. Un grito aterrador rompiendo el silencio. No sentía piedad, porque el rencor y el odio son sentimientos que te consumen buscando venganza contra quienes te lastimaron, tal y como yo lo hacía. Ese día fue mi última ejecución, me retire, dejé por un tiempo la vida pública.
Me fui al bosque a vivir un tiempo como ermitaño, dejé crecer mi cabello, vivía solo con la naturaleza, conocí espíritus, duendes, hadas y cientos de criaturas con las que existía en armonía. No tenía una casa. Simplemente usaba mi magia para cuidar del bosque, así conseguí paz y armonía con la creación. Después de largos años, me bañe, corte un poco mi cabello, viaje y fui a otros lugares. Entonces me uní a la ilustración, conocí a Da Vinci, fui asistente de Miguel Ángel y ayude a Rafael con sus esculturas. La ciencia había sacado grandes miedos del corazón de los humanos y llenado de curiosidad.
No parecía que estuviera cerca de la extinción. Eso había pasado con la peste y la inquisición. Ahora los hombres buscaban conocer nuevas cosas más allá del mar. Desgraciadamente fue solo por conquistar el oro, la tierra, solo fue ambición. No fueron como Darwin en busca de conocimiento, de aprender, de comprender el mundo, solo lo vieron por oro, orgullo, soberbia, ser tratados como héroes. ¡Vaya cosa más ridícula! Siendo nosotros criaturas tan insignificantes y pequeñas lo importante es solo vivir, encontrar la felicidad.
Así que al ver lo que hacía la humanidad decidí robarle lo que robo a otras culturas. Básicamente ser un ladrón. Viaje a España, me embarque en una carabela que iba hacia Cuba. Apenas salió del puerto hipnótice a la tripulación y lancé por la borda al capitán. Fue cuando me convertí en pirata. Era cruel y despiadado. No perdonaba a nadie y me llevaba todo lo que encontraba. De esa época fue de la que más cosas me hice. Las guardo en tatuajes en mi cuerpo o en otras dimensiones. Yo era el capitán Patrick Ciffer. Mi nombre es inglés. Porque fue dónde más tiempo viví. Mi apellido no es común. Por eso hasta hoy es lo único que queda de mi pasado.
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Silencios
FanfictionUlquiorra Ciffer, ¿quién es?, nadie sabe su verdadero nombre, hace cosas extrañas, tiene muchos secretos, habla con personas aún más misteriosas, ¿de dónde ha salido?, no existe, pero ¿cómo tiene tantas cosas?, dinero, propiedades, ¿por qué le inter...