capitulo 1: el comienzo

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2004

Tenía tan solo 8 años y vivía en la calle, junto a otros niños, ninguno de nosotros tenía padres, cuando esos hombres me habían raptado, cubrieron mi rostro y me habían puesto una mordaza, no sé cuánto tiempo paso, pero me bajaron del auto, el lugar era frío y oscuro, yo no paraba de llorar, ¿Qué van a hacer conmigo? Quiero volver al lado del pequeño Jhon, me encerraron en una habitación, solo había una cama y una mesa pequeña al lado, las paredes eran frías y estaban sucias, estaba tan aterrorizada que me paralice, no fue si no hasta que la puerta se abrió, entrar unos hombres y me tomaron de los brazos, comencé a gritar, a gritar con todas mis fuerzas

-¡SUELTENME, SUELTENME, DEJENME IR!¡NO, NO, SUELTENME!

llore, pelié y di de patadas, pero ellos no me dejaban, incluso uno me golpeó para callarme, me amarraron a una silla, de brazos y piernas para que no pudiera moverme, sacaron varias muestras de sangre e inyectaron algo en mi, esa cosa... ardía, ardía en todo mi interior, lloraba y me retorcía del dolor, sentía como si estuviera muriendo de la manera más lenta y dolorosa posible, grite hasta quedarme sin voz, ¡SANQUENLO, SANQUENLO DE MI, SANQUENLO! Era lo que inundaba mi mente, era lo único que podía pensar, pero no era la única que sufría, lo escuché, había un hombre gritando, al igual que yo a él también lo estaban lastimando, cuando mis gritos cesaron, los de el seguían, me desamarraron, estaba tan débil que tuvieron que cargarme y ponerme en la cama, me quedé dormida de tanto dolor que sentía...

Cuando volví a abrir los ojos, había una charola con comida sobre la mesa, trate de levantarme para comer, pero me sentía tan mal... Con mucho esfuerzo pude sentarme en la cama, apenas iba a comer y ellos entraron, un hombre de bata larga y un guardia, sentí miedo y comencé a llorar de nuevo, el de la bata me miro un tanto asombrado

-no creí que sobreviviría

Cuando se acercó a mi, le lance la comida encima

-¡ALEJESE! -dije llorando aún más fuerte-

-oh niña, está bien, no te haremos daño si eres una buena chica, solo debes estar tranquila y no tires la comida, la necesitarás -una sonrisa se mostró en su rostro- ve a traerle algo de comer -dijo mirando al guardia-

-el hombre, ¿está muerto? -dije calmando un poco mi llanto-

-¿Qué hombre?

-El que escuche, el estaba gritando, ¿Le hicieron lo mismo que a mí?

-No, el tenía una terapia especial, el está bien, como tú

-miente, el debe de estar muerto, y un día yo también

-Si te muestro que él está bien, ¿Prometes no volver a golpear a alguien?

-asenti con la cabeza lentamente-

Me llevo afuera y dos guardias iban detrás de mi, se detuvo en una gran puerta de metal y la abrí, el rechinido de esta hizo más fuerte mi dolor de cabeza

-entra -dijo mirándome- el está ahí

-una poco temerosa entre y el señor de la bata atrás de mi, el hombre estaba ahí sentado, inmóvil, mirando a la nada, me acerque y me pare enfrente de el, parecía perdido, como si no estuviera aquí-

-¿Cómo te llamas?

El no respondió, y mire al hombre de la bata

-espera -dijo-

Volví a mirar al hombre, su brazo, era un brazo de metal, lo toque para ver si era de verdad y el se exaltó, me caí del susto y el me miraba

-¿Cómo te llamas?-volví a preguntar-

-Yo... Soy el soldado del invierno -dijo arqueando las cejas e inclinando la cabeza a un lado-

-que nombre tan raro...

-¿Tú cómo te llamas?

-yo no tengo nombre -hice una pausa- jamás eh tenido uno

-me miro con tristeza, sabía que algo malo iba a pasar apartir de ahora-

-bien, ya fue suficiente, vámonos -el hombre de la bata, me tomo del brazo, iba a llevarme con el, yo no quería, tenía miedo, ya no quería que me hicieran nada así que me aferré al soldado, lo abracé lo más fuerte que pude

-no dejes que me lleven -dije a punto de llorar- ¡Por favor! No dejes que me lleven...

-prometiste que serías una niña buena -dijo el nombre jalandome, hasta que logro que me soltará-

El soldado no dijo nada... Solo dejo que me llevaran, solamente me mieo y yo a el, rogando que me ayudara con los ojos

-alto -dijo de repente- la niña... Déjenla conmigo -miraba a la nada como si tratará de recordar algo y luego miro al hombre de la bata- yo tengo una propuesta.
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Ellos terminaron de electrocutarme cada día era más fuerte, cada vez me enviaban a más misiones, incluso hicieron más experimentos en mi, uno de ellos me dejó en cama durante 4 días, pero tenía que cuidarla, ese era el trato, podían hacer lo que quisieran conmigo, solo no tenían que lastimarla, siguieron inyectandole el suero, sacando pruebas de sangre, incluso hizo algunas misiones, pero al menos, no le lavaron el cerebro, y estaba dispuesto a todo para que siguiera así, aunque para ellos fue una oportunidad fácil, ella no quería escapar ni trato de hacerlo, aunque le dije que lo hiciera, ella quería estar conmigo, yo era su padre

2014, actualidad

-tardaste mucho, ¿Que trajiste?- me acerque a el y revise las bolsas- ¡uh! Ciruelas

-solo no te las termines todas -sonrio un poco-

-no puedo prometerlo -dije mientras comía una ciruela-

-te traje algo, los ví y pensé en ti -saco un par de aretes de estrella, eran hermosos-

-te traje algo, los ví y pensé en ti -saco un par de aretes de estrella, eran hermosos-

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-los tome sonriendo- son muy lindos, gracias -lo abracé-

-Tal vez te guste usarlos en la tarde cuando salgamos

-¿Enserio iremos a ese museo?

-Pero tenemos que ser discretos

-Seremos como ninjas, nadie notará que estuvimos ahí

-rio un poco- sigues siendo una niña pequeña

Mi padre, el soldado del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora