Pasiones Salvajes [#4 Pasiones-BL]

Capítulo 14: Dylan

Es bien entrada la noche cuando siento el sonido de un rayo proveniente del exterior de la casa sonar, me despierto de un salto solo para encontrar toda la habitación sumida en penumbras, puedo sentir como la lluvia golpea constante en la ventana, por lo visto Reyes y yo regresamos justo a tiempo esta tarde antes de que iniciara a llover.

Paso mi mano por mis cabellos intentando desperezarme, por lo visto he dormido demasiadas horas; siempre tardo tiempo en transformarme por lo que, cuando lo hago, termino sumamente agotado y suelo dormir bastante tiempo, a veces incluso días, hoy solo desperté por el sonido del rayo que, de algún modo, logró inquietarme; no soy de las personas que le temen a la tormentas, incluso me gusta la tuya, pero se sintió muy raro…o quizás lo incómodo ha sido despertar solo en la cama y con el colchón frío, es obvio que Reyes no ha dormido aquí, pero puedo sentir su aroma en la habitación aún.

Agudizo mi vista en la oscuridad y, finalmente, visualizo la figura de la fierecilla, sentado en una butaca cerca de la cama, observándome; tan solo se mantiene ahí sin moverse.

—¿Esto de verme dormir será una costumbre? —intento bromear, pero Reyes no habla, no sonríe.

Se pone en pie y puedo notar el brillo de sus ojos carmesíes en la oscuridad mientras camina en mi dirección. Le observo a medida que recuesta sus rodillas en la cama y gatea hasta llegar a mi lado y poner las manos alrededor de mi cuello, es en este instante en el que me percato que algo no va bien. No solo su mirada está de un rojo intenso, sino que también el cuerpo de Reyes esta mojado, todo, incluyendo sus ropas, está empapado en agua como si se hubiese bañado bajo la lluvia.

—¿Qué sucede mocoso?

Reyes no responde, tan solo lleva su rostro a mi cuello y comienza a olerme a medida que levanta mi camisa con sus manos hasta retirarla completamente, prácticamente está sentado sobre mi regazo a la par que su boca roza las venas de mi cuello, pero no llega a morder en ningún instante como siempre suele hacerlo, tal parece que pide permiso y este hecho solo refuerza mi idea de que a Reyes le sucede algo.
Dejo caer mi cabeza hacia un lado permitiendo que mi cuello quede expuesto a él, no hay necesidad de palabras, todo está más que claro. Le estoy ofreciendo mi consentimiento. Sus manos se aprietan más sobre mi cuerpo y no pasa mucho tiempo que siento sus colmillos perforar mi piel. En un inicio quema y siento los latidos de mi corazón acelerándose, mi cuerpo se siente como fuego puro en el lugar donde su boca se junta con mi piel; siento la sangre abandonar mi cuerpo e incluso un pequeño gusto se forma en mi cuerpo.

Pego a Reyes aún más a mí y sostengo su cabello y su espalda para acunarlo mientras él se alimenta; cuando, finalmente, se separa, aun en medio de la oscuridad puedo mirar a la perfección su rostro y la sangre manchando la comisura de sus labios, tan blandos y exquisitos. Alzo la vista a sus ojos y el dolor que veo en ellos me hiela la sangre, quiero hablar, decir algo, pero al abrir la boca para hacerlo Reyes me impide pronunciar palabra.

Vuelve a lanzarse sobre mí, esta vez en dirección a mi boca para besarme y, la verdad, es que yo no tengo fuerzas para resistirme, pero no porque haya bebido de mí, sino porque también le deseo. Quiero darle el calor del que carece su cuerpo. Por lo que no me lo pienso mucho cuando doy media vuelta en la cama y dejo al híbrido bajo mi cuerpo para comenzar a desvestirle y, sin pronunciar palabra, solo entra jadeos y gruñidos, le hago mío sin dudarlo.
Minutos después ambos quedamos desnudos en la cama con nuestras piernas entrelazadas y nuestros cuerpos llenos de marcas bajo las sábanas. Reyes aún no se aparta de mí, me abraza con fuerza como nunca antes, yo solo soy capaz de devolverle el abrazo y acariciar sus cabellos.

Luego de un rato me decido por fin a tomar su mentón con suavidad entre mis dedos y alzo su cabeza hasta que nuestros ojos se encuentren, solo en ese momento acaricio con suavidad su mejilla.