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Los cumpleaños de Jisung siempre pasan desapercibidos, no hay ninguna felicitación y siquiera un pequeño pastel por parte de sus amigos o sus padres, y eso a Minho le parecía fatal cuando eran más jóvenes, ahora aprecia que nadie lo haga porque él puede aprovecharlo. En todos los cumpleaños de su amigo llevaba un pequeño pastel que ambos compartían, incluso llevaba helado de vainilla o chocolate, pero eso cambió cuando ambos empezaron a quedarse en la casa del más grande, en esos cumpleaños Jisung tomaba lo que quisiera y se la pasaba todo el día con Minho preguntándole si se la estaba pasando bien. El cumpleaños número catorce de Jisung debía ser especial, al menos lo era para Minho que se emocionaba más que su propio amigo por el tan esperando día, quizás era porque le compró un buen regalo o porque su madre había salido de viaje con una persona a la que no conocía.

—Tengo un regalo para ti.— Minho sólo espera a que Jisung deje de decidirse entre mirarlo y seguir con la vista en el televisor, porque apuesta a que el menor no quiere discutir si es un regalo muy caro o no, quizás sólo lo ignore y tenga que entregárselo al final del día. —Te prometo que esta vez no es muy vistoso.

Jisung apaga la tv y suspira girándose para observar a Minho, tiene una linda mueca en su rostro de incomodidad que le causa una sutil risa al mayor. Las muecas de Jisung eran adorables conforme pasaban los años, su rostro se deformaba en una clara muestra de desagrado cada vez que podía y eso a Minho le gustaba, más porque podía saber lo que su chico sentía al momento. Le sonríe y pasa su mano derecha por el cabello de Jisung para revolverlo un poco, aunque recibe un manotazo después haciéndolo apartar.

—Deja de hacer eso. — Jisung vuelve a girarse y de inmediato lo busca. —Basta, Minho— porque Minho no deja de molestarlo tocando su cabello o zarandeándolo de forma ligera. —Actúas como un niño.

—Bueno, soy buen actor— se burla sin dejar de buscar como molestar al menor. —Cuando me vuelva uno verdadero dejaré que pases a camerinos.

Jisung suspira poniéndose de pie pero Minho lo atrapa de inmediato impidiéndole irse. Minho reconoce que a pesar de que ambos crecen a la par él es un poco más fuerte, quizás por la edad o porque Jisung no se esfuerza, pero le parece difícil creer lo último porque su chico no deja de patalear y retorcerse en sus brazos. Se siente orgulloso de saber que es un poquito más fuerte y resiste más que antes el dolor, porque sus piernas reciben patadas que después de un rato dejan de doler. Besa con inocencia el cuello de Jisung porque no alcanza otra zona a la cual besar, sostenerlo de espaldas es más fácil que tenerlo cara a cara, pero eso le quita varias oportunidades de plantar sus labios en alguna parte de su rostro.

Jisung logra quitárselo de encima y caer al suelo, y quizás porque siente que Minho lo seguirá se levanta con rapidez y se gira a encararlo, pero el mayor sólo tiene una sonrisa en el rostro mientras se burla de cada movimiento.

—Deja de hacer eso.

La mueca de su chico es, una vez más, perfecta.

—No hago nada.— canturrea buscado el regalo que tenía preparado. Toma la caja y se la extiende, vuelve a reír cuando Jisung no la toma de inmediato. —No es nada vistoso.

Cuando el menor sucumbe a la insistencia abre el regalo de inmediato, no hay una envoltura que pueda romper, es una linda caja con decoraciones otra que pueda verse como un regalo. Cuando los ojos achocolatados de Jisung se posan en el contenido extiende de inmediato la caja en muestra de que lo está rechazando, Minho se cruza de brazos y niega.

—No puedo tomarlo, es demasiado caro.

—Que bien que no te lo estoy vendiendo. — Minho eleva sus hombros en un suave gesto, no recibe de vuelta el obsequio, deja que Jisung lo examine por una vez más. —Es un obsequio, no puedes regresármelo... a menos de que quieras de nuevo un montón de chocolate frente a tu casa. Si lo tomas podré llamarte cada que quiera.

—Eso es peor. — Jisung trata de devolver el regalo porque tal vez sienta pena de tener algo tan costoso por parte de Minho, nunca ha tenido un celular y tampoco lo ha necesitado, es por eso que no piensa aceptarlo del mayor. —No lo necesito.

—Lo necesitas, así podre hablarte cada que quiera escuchar tu voz.

Minho no sabe como reaccionar, porque Jisung no sigue discutiendo, acepta el obsequio sin decir más y solo se vuelve a sentar a un lado buscando el control remoto. Cuando lo abraza lo hace con fuerza porque piensa que el menor se ha quedado dormido o algo parecido porque no se retuerce entre sus brazos como generalmente lo hace, tienta el camino besando su mejilla y tratando de llegar a sus labios. El cumpleaños de Jisung parece el de Minho, porque terminan besándose sobre el sofá.







Life Love ❣︎ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora