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Lo siguiente que puedo recordar era como Mikey les gritaba que eran unos imbéciles, pero entonces se desconectó, volvió a ser el Mikey con impulsos oscuros

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Lo siguiente que puedo recordar era como Mikey les gritaba que eran unos imbéciles, pero entonces se desconectó, volvió a ser el Mikey con impulsos oscuros.

No tardó mucho en qué los Haitani llegarán, y con ellos la nueva pandilla Tokyo Revengers, liderada por Takemichi y Shinichiro.

Izana llamó rápidamente a los demás miembros de Kanto Manji para enfrentarse a Takemichi y a ellos.

—Chaeri, háblame, por favor háblame. —Pedía Draken.

—Por fin... puedo volver a ver a South. —Sonreí sin sentir mi cuerpo.

—Oye no digas eso, yo también pasé por eso, tienes que sobrevivir, ¿Entiendes?

—Dorakencin... aunque me salve ahora... no me queda tiempo ya.

—¿De qué demonios hablas?

—Yo ya no existo en el futuro. —Dije tragando saliva. —Y estoy muriendo poco a poco aquí.

—N-No, no puedes hablar en serio.

—¿Qué está sucediendo?

—Mikey... está peleando contra Izana, ya dejó fuera a Sanzu.

—Supongo que cuando acabe con Izana, ustedes deberán ayudarlo a volver en sí. —Sonreí.

—¡Chaeri! —Exclamó Ran corriendo hacia acá. —No, no, ¡Esto no debía pasar!

—¡Maldición, llamen a una ambulancia! —Exclamó Rindo desesperado.

—Gracias a todos, por todo. —Dije comenzando a ver borroso.

—¡Aaaah, basta, ya déjalo o lo matarás! —Exclamó Takemichi.

Giré mi cabeza hacia donde estaban ellos, Mikey golpeaba con fuerza a Izana.

—¡Chaeri va a morir si no haces nada, Mikey!

Eso pareció apagar su instinto asesino, por lo que tras girarse lentamente, caminó hacia mi.

—Chaeri. —Dijo agachandose.

—Mikey... perdón por todo lo que dije, aunque es verdad... no merecías que lo dijera de esa forma.

—Aún debes decirme todo lo que piensas de mi. —Dijo con los ojos brillosos, por las lágrimas que estarían por aproximarse.

—Siempre me gustaste. —Sonreí y él me miró sorprendido. —Pero después te tomé rencor por lo de South... Antes de él, fuiste la persona con quién más conexión llegué a tener, y en verdad aprecio todo lo que tú y los demás hicieron por mi, por Takemichi y por todos, para tener un buen final.

—No te vayas... te necesito. —Dijo Mikey con las lágrimas cayendo por sus mejillas.

—Por fin estás llorando. —Sonreí levantando mi brazo poco a poco para acariciar su mejilla. —¿Ves que no es malo demostrar lo que sientes?

—¿De qué sirve si ya no vas a estar aquí?

—Mikey... —Dije pero entonces mi mano comenzó a desaparecer. —No me queda mucho tiempo... En verdad, quédate con todos los que te quieren y te hacen feliz, no dejes que otros te consuman.

—No me digas eso...

—Yo ya no podré estar aquí, pero... ¿Me haces un favor?

—¿Qué es?

—Vive por mi, sé feliz por mi, pero no solo por mi, sino por ti, que también mereces ser salvado, ayudado y querido.

Mis piernas también comenzaron a desaparecer.

Mikey me abrazó comenzando a llorar, sin importar quién lo escuchara.

—Te amo, en verdad te amo, perdón por todo. —Sollozó.

Sonreí correspondiendo su abrazo con el único brazo que estaba bien, sin embargo, también se puso transparente y sin querer transpasé el cuerpo de Mikey.

Fue entonces que mi brazo se puso negro, al igual que todo mi cuerpo.

—¿Qué pasa? —Cuestionó Hakkai tratando de ver lo que sucedía.

—Ya se le pudrió el brazo. —Dijo Nahoya. —Por culera.

—¿Chaeri?

—Tus impulsos ahora son míos. —Sonreí.

Pronto, el color negro llegó hasta mi pecho y fue cuestión de segundos hasta que no sentí, vi, o escuché algo más.

Los demás habían quedado sorprendidos al ver qué Chaeri desaparecio en aquel color negro, era algo inexplicable e increíble de ver.

Incluso Nahoya Kawata había abierto los ojos, pensando si había sido solo una ilusión.

Lo siguiente que sucedió fue que se escucharon un par de disparos.

—¡Ran! —Exclamó Rindo.

Sanzu sostenía su arma, en dirección al chico de trenzas.

—¡Nadie debe ser jodidamente feliz! —Exclamó el rubio de cicatrices.

Takeomi y Senju corrieron hacia él, desarmandolo y golpeandolo hasta dejarlo inconsciente.

—Ran, Ran, mírame. —Hablaba Rindo sorprendido.

—Él quería dispararte... ¿Fui un buen hermano, cierto?

°°°

—¡South!

—Ya ni aquí puedo librarme de ti. —Se quejó.

—¡Te extrañé tanto! Pasaron muchas cosas, haz de cuenta que... ¿Ran?

—¿Aquí es la reunión de tiesos?

—¿Qué haces tú aquí?

—Sanzu iba a dispararle a Rindo pero... lo salve.

—Pero, tú no puedes estar aquí aún. —Dijo alguien más.

—¿Eh?

—Chaeri, te presento a mamá. —Habló South.

—Aún no es tu tiempo, Ran Haitani.

Y con eso, Ran cayó al suelo y desapareció.

—Y Chaeri... Después de lo que hiciste... Mereces un final feliz.

—Te quiero, Chae. —Me dijo South antes de que yo también cayera al suelo y desapareciera.

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Save Your Tears [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora