Capítulo 59: la caída de un rey

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-Bienvenida, Carolina.- Me volteé para mirar a Anna directamente mientras Axel y yo caminamos al centro de plató cogidos de la mano.

-Buenos días a todos.- Dije con una amplia y auténtica sonrisa. Todavía tenía la sensación angustiosa que me había dejado ese abrazo con mi tronista, pero por otra parte, no podía evitar sonreír rodeada de esa gente que conocía de varios meses y que en parte, había empezado a coger cariño.

-Déjame que te diga que tu estilista ha hecho un trabajo increíble, Carolina. Estás guapísima.

-Muchas gracias, Anna.

-Si pareces una novia.- Melisa se levantó de su silla de asesora del amor y se acercó a mí para tocar la tela de mi vestido.- ¿Este traje lo ha hecho Max?

-Él solito.

-Tengo que decir que tu estilista ha fallado esta vez, al menos, desde mi punto de vista.- Maya también se había acercado a nosotros para examinarme de más cerca.- No debería de haberte vestido de novia.

-¿Pero qué tonterías dices, Maya? ¡Sí está preciosa!- Exclamó Melisa, indignada.

-Si yo no digo lo contrario, pero imagínate que no la escoge al final del programa, ¡la pobre va a parecer una novia plantada en el altar!

-¡Qué dramática eres!

-¿Y tú, Axel, no tienes nada qué decir?- Anna interrumpió las opiniones de las asesoras del amor para saber que pensaba el tronista.- No has dicho nada a Carolina desde que ha bajado de las escaleras. Puede que no esté cerca vuestro, ¡pero desde estas escaleras se ve todo!- La gente aplaudió el comentario de la presentadora y Axel esperó a que la gente dejase de hacerlo para contestar.

-Max ha hecho un buen trabajo.- Dijo después de echarme un nuevo vistazo, pero no me miró a mí mientras lo decía, sino a las gradas.

-¿Qué nombre has dicho?- Preguntó la presentadora.

-Max.- Repitió él, vacilante.- ¿Por qué?

Súbitamente, el público empezó a aplaudir y si no hubiera sido porque vi a mi

amigo entrar por la entrada por la que siempre entrábamos las pretendientas, no me hubiera creído nunca, que Max, estuviera en este plató. Mi amigo se acercó a Anna y ambos se dieron dos besos para saludarse. Después, mi amigo terminó de bajar las escaleras con su elegancia tan particular.

Max vestía unos pantalones oscuros que se ajustaban a su perfecta silueta. Llevaba una camiseta de manga corta de color blanca y con una silueta negra de una mujer de espaldas y desnuda. Además, llevaba una bléiser negra que solamente él sabría llevarla con tanto estilo. Sus rizos caían por encima de su frente aunque él intentase mantenerlos por alrededor de su rostro. Y por supuesto, sus gafas de pasta de siempre que engrandecían sus ojos avellana.

Mi amigo se dirigió directamente a mí y fue él quien me abrazó, mientras yo intentaba asimilar que él estaba aquí. Cuando él se separó de mí, me di cuenta que yo no lo había abrazado porque había llevado mis manos a mi boca como acto reflejo. Seguidamente, Max y Axel se estrecharon las manos como saludo e hicieron las presentaciones, porque ante los ojos de todo el mundo, era la primera vez que se veían en persona.

-Bienvenido al programa, Max.

-Muchas gracias, Anna.

-Por tu reacción, Carolina, veo que no sabías nada de que Max venía al programa ¿no?

-¡Para nada!- Mi emoción era tan intensa que incluso me sorprendí cuando la expresé.- Le pedí que viniera, pero me dijo que no. ¡Me has engañado!

El diario de una pretendientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora