Lo bueno se hace esperar

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Sus guardaespaldas iban en una camioneta detrás de nosotros.

Alex había puesto una playlist con música muy variada: desde Billie Eilish hasta The Strokes. Me sorprendió que tuviera canciones de Taylor Swift en sus playlists. No tenía la pinta de ser el chico que escucha música de amor.

- Me sorprende la música que escuchas. - confieso.

- ¿No te gusta? - pregunta mientras me mira de reojo.

- Me encanta. Es la misma que escucho yo pero no tienes esa pinta de oyente.

- ¿Qué pinta tengo?

- Música Country. - bromeo y el ríe.

- Tengo de esa también.

- Escucho de todo.

- Me parece muy bien. - digo y el sonríe.

Comencé a observar su brazo mientras manejaba ahora que ya se había sacado el buzo cuando la temperatura del auto estaba cálida apenas entramos. Tan musculoso y detallado. Tenía un leve bronceado que me enloquecía.

Una línea de tatuaje se asomaba levemente por debajo de la manga. Frunzo el ceño ya que esto no había visto por internet.

- ¿Qué tienes tatuado?- pregunto.

- Unos rayos en el hombro.

- ¿Tienen un significado?

- Los rayos para mi simbolizaron fuerza y poder ya que no es algo que se pueda controlar. Esto me recuerda que debo mantenerme fuerte y arrasar con todo a mi paso, en el buen sentido obvio.

- ¿Cual sería el buen sentido?

- Que si no lo hago con empeño o bondad o a lo grande, no lo haga. Con eso me refiero a arrasar: arrasar con cosas buenas en cada paso que haga.

- Wow. Nunca hubiera imaginado que un rayo significaría eso. Es interesante. - me sincero por completo.

Este hombre iba sumando más cosas a la lista de "hombre Perfecto" que aparecía en la lista de "quiero llevarte a mi cama".

Justo cuando estamos pasando por una pastelería llamada "Sugus", impulsivamente exclamó:

- ¡Para! - Alex frena de golpe.

- Pero que mierda...- dice confundido y yo río.

- Lo siento pero debes probar un pastel de este lugar. Es el primero que conocí cuando me mudé a LA.

Alex suelta una carcajada.

- ¿Frene el auto como un demente para comprar pastel?

Yo sonrió y asiento enérgicamente.

- Espérame aquí. Lo compro y vuelvo ¿si? - hablo y el asiente.

Trato de facilitarle esto de escabullirse. Si les soy sincera, esta parada también me sirve para poner mi cabeza y mis hormonas en orden con el aire fresco de la noche. Alex me estaba poniendo como una moto sin siquiera intentarlo.

Compro un pastel de zanahoria, pido dos tenedores y vuelvo al auto.

Al subir, Alex guarda su teléfono y me mira. Le tiendo un tenedor y me agradece. Cuando abro la caja, lo invito a sacar un poco y espero a su reacción.

- Esta buenísimo. Uno de los mejores que probé. - confiesa y yo solamente sonrió orgullosa.

Como yo el pastel y sonrío. Siempre que lo comía me ponía feliz. Una vez terminado, Alex arranca el auto nuevamente.

Un antes insignificante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora