Él no solo es mi carácter de consuelo, es todo mi corazón y mi mundo ♥️💐
-Lo lamento tanto -dije con voz quebrantada y dolida mientras me lanzaba hacia él- eres lo más preciado que tengo y no quiero dejarte, pero me dolerá confesarte esto...
Todo...
POV de _____: No podía abrir los ojos, estaba mareada, es cómo si hubiera bajado del martillo del parque de diversiones.
Después de unos instantes, logré sentir mi cuerpo pero era una sensación que jamás había sentido, digo, era yo pero, no me sentía yo. Moví mis manos y luego mi cabeza, lentamente abrí los ojos con temor de lo que podría haber pasado.
—Que...qué sueño tan extraño —dices con voz atontada— ¿Qué horas son? ¿Quién encendió la luz?
Abriste los ojos definitivamente solo para ver que estabas en una cueva de ladrillos. Te levantaste de golpe lo que hizo que tu cabeza diera vueltas para repentinamente ver todo con claridad.
—Pero qué...
Al sentarte miraste a tu alrededor, todo tenía un aspecto 3d caricaturesco, prácticamente todo tu entorno era animado. Aún estabas procesando todo cuando viste tus piernas y tu ropa. Seguidamente lanzas un grito ahogado mientras abres los ojos como platos.
—¡Debí de haberme levantado muy rápido porque mi espalda me está matando! —dices tratando de contener el pánico.
Miras a tu alrededor y te encontraste con un mar inmenso y un sol radiante, no parecía tan malo, es más, el sonido de las olas hizo que te calmaras un poco, aun así tienes muchas preguntas en mente.
Observas tu atuendo minuciosamente: llevas puesta una blusa de lana echa a máquina color blanca de mangas largas, la blusa era de un material muy fresco, una enagua negra con líneas blancas arriba y abajo (formando cuadros) que llegan a cubrir tus rodillas, y por último unas botas negras de gamuza largas y con un tacón bajo.
Comienzas a recobrar el aliento y decides ponerte de pie, ya no estabas mareada y logras salir fuera de la gruta de ladrillos. Sacudiste la arena que tenías en la ropa y en el pelo, incluso tu cabello se sentía distinto pero lucía hermoso.
Admiras el océano, te acercas y miras tu reflejo en él.
—Wow, me veo tan, diferente, no parece mi cara... ni mi cintura... ¿mi cintura? ¿tengo cintura? ¡no me la creo! Pero... ¿qué me pasó? —Tienes el mismo color de ojos, de cabello y todos tus rasgos faciales y corporales, pero te veías encantadora—. Un segundo —Alzas una ceja y mueves los ojos a los lados— creo que ya conozco este lugar...digo jamás he estado aquí. Oh, debe ser un sueño, aunque todo se ve autentico y real.
Caminas a tu izquierda y doblas una esquina para encontrarte con un pueblo familiar.
— Claro, la gruta de ladrillos, el océano, los barcos afuera... ¡Estoy en Portorosso! —Chillas de emoción— vaya sueño, no deseo que se acabe.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Subes unas gradas y llegas al centro del pueblo. La gente se ve amistosa y eres el centro de atención para todos pues eres nueva y nunca nadie te había visto antes. Saludas tímidamente a las personas y ellas te devolvían el saludo gentilmente. Al llegar cerca de una heladería, un hombre de mediana edad se acerca con sutileza y tú lo observas. Lleva una carreta repleta de ramos con rosas y flores de muchos colores.
