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Los rayos de luz golpean su rostro haciendo que el moreno despierte, aún siente el cansancio en su cuerpo, como si todas esas horas de sueño no hubieran servido de nada, incluso el mero pensamiento de levantarse de la cama, lo cansa. Pero sabe que debe hacerlo, aún si él no quiere. Toma fuerza en sus brazos, sentándose a la orilla de la cama, tallando sus ojos, soltando un bostezo.

—Good morning, Honey— Saluda el rubio al otro lado de la habitación, haciendo que México levanté la mirada, y sonría soñoliento.

—Buenos días güerito— Responde con cariño.

Estados Unidos se acerca a la cama donde se encuentra el pelinegro, tendiendo su mano para ayudar a levantarlo, sabiendo mejor que nadie, los mareos que le dan a su pareja cuando hace un movimiento rápido.

El moreno parece recio a aceptar el agarré (al igual que todos los días) pero termina cediendo, con un sonrojó en las mejillas, avergonzando por la acción, pero sin rechazar el acercamiento, pues México sostiene su mano aún cuando ya está de pie, mirándolo con cierta vergüenza; susurrando un leve "no es necesario que hagas esto" que Estados Unidos finge no escuchar, dejando un leve beso en la mano del moreno.

México se siente tan cómodo de esa manera, que por un momento olvida la razón por la cual Estados Unidos se encuentra en su casa en primer lugar.

—Mi love, Te estaré esperando abajo— Las palabras lo hacen reaccionar, parpadeando antes de voltear a verlo —es algo tarde, tenemos que desayunar—

México contiene el aire por unos segundos cuando lo escucha, dandole un leve asentimiento con la cabeza, mirando como el rubio sale de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Ahora solo, el moreno se mira al espejo con cierta preocupación, pues estás últimas semanas ha estado comiendo "bien", debido a la presencia de Estados Unidos, y los cuidados que él le ha estado brindando... Y eso lo hace sentir contrariado.

Claro, se ha sentido mejor en salud, incluso orgulloso de si mismo pero, eso no quita que se mire al espejo, notando cierta "pancita". Trata de ignorarlo lo mejor que puede, pero le parece imposible, pues entre más se mira, más evidente es aquello, aprieta la tela de la su pijama, obligándose a darse la vuelta y vestirse, pues no quiere hacer esperar por más tiempo a Estados Unidos.

Cuando se termina de vestir, apenas y puede aguantar una mueca de desagrado, incluso si la ropa le sigue quedando floja, algo dentro de él le hace creer que no es así y que por el contrario se ve gordo, tiene que probarse varias cosas para por fin sentirse cómodo con como se ve.

Suspira, acomodando por última vez la sudadera que lo cubre, abriendo por fin, la puerta de la habitación.

Lo primero que lo recibe es un fuerte olor a comida que inunda el ambiente logrando que el estómago del moreno gruña con hambre. México cierra los ojos por un segundo, preparándose mentalmente para otro día con esa rutina que él mismo acepto.

Sus pies caminan casi de manera  robótica hasta la cosita, tomando su lugar en la mesa, negándose por un momento a mirar al plato que se presenta frente a él, el cuál no es grande, ni mucho menos, es incluso pequeño, y no está tan lleno, sabe que Estados Unidos lo ha escogido solo para él, y lo agradece.

La comida se ve bien, México debe aceptar que el rubio a mejorado mucho en la cocina estos últimos meses, se siente orgulloso de su pareja, y del esfuerzo que le está poniendo a sus cuidados, incluso cuando el moreno insiste en que no son necesarios.

Por eso la primer cucharada está bien, no le molesta, incluso (aunque muy dentro de si lo quiera negar); la disfruta, las siguientes, sin embargo, son menos fáciles, y cuando ya está apunto de terminar, la culpa lo invade, pues la sensación de tener el estómago lleno no es agradable.

Sus piernas pican, pues quiere correr hacia el baño más cercano y vomitar todo lo que acaba de comer, pero no puede hacerlo, sería echar todo su progreso a la basura, por eso se queda en su lugar, cerrando los ojos, esperando que esa sensación tan desagradable desaparezca.

Estados Unidos lo nota, claro que lo hace, y sin dudarlo se acerca a él, tomando con cariño la mano que sostiene la cuchara, dándole una mirada de entendimiento, México no se mueve de su lugar negándose a siquiera abrir los ojos.

—Tranquilo, lo haz hecho muy bien, no tienes que exigirte demasiado— le dice con voz baja, sonando más como un arrullo —lo estás haciendo exelente cariño—

Las palabras son dulces, pero México no levanta la mirada en ningún momento, conteniendo un sollozo, mordiendo su labio. Sintiéndose decepcionado de si mismo. Estados Unidos no se mueve de su lugar, brindando un apoyo silencioso.

Las náuseas que lo agobian van en aumento, y su cabeza da de vueltas en una sola solución, pero por más que sus piernas piquen no lo hará... No lo hará ¿Verdad?

Y por un momento se ve así mismo corriendo hacia el baño, deteniéndose unos pasos antes de llegar, temblando en su lugar, sintiendo sus ojos empañarse en lágrimas, escucha los pasos del rubio justo a su lado. México ya no aguanta más, dándose la vuelta, viendo los ojos azules del menor.

—Lo siento... De verdad lo siento... Hago todo lo que puedo...—

Antes de seguir siente los brazos del menor rodearlo, México se queda estático en el lugar, comenzando de llorar de manera silenciosa en el hombro del rubio, siendo consolado por suaves caricias en su espalda y susurros dulces.
El moreno llora con aún más ganas, sintiendo la culpa recorrer su cuerpo, está decepcionado de si mismo.

—México— la voz del Rubio lo saca de sus pensamientos, y las manos del menor van hasta sus mejillas —¿p-puedo hacer algo por ti?— Estados Unidos parece incluso avergonzando por la pregunta después de unos segundos. México se permite sonreír enternecido —S-sorry... Es una pregunta tonta...—

—Vamos a la habitación —dice con la voz algo quebrada, limpiando una de sus lágrimas "quiero descansar"

Estados Unidos asiente, tomando la mano de su pareja con cuidado. Guiandolo por la casa, hasta llegar a la habitación que comparte con el moreno. Los ojos azules lo miran antes de abrir la puerta.

—Estoy muy orgulloso de ti— Dice e
Estados Unidos sin apartar la mirada, sonriendo solo como el sabe hacerlo.

México desvía la vista, ocultando la sonrisa que se ha formando en sus labios con su cabello negro.

"No digas tonterías cursis gringo, no estamos en una de tus películas" Le responde, quiere sonar burlesco como siempre pero de cierta manera no le sale, pues su felicidad sale sin querer entre sus palabras.

Por más que México quisiera negarlo, agradece que Estados Unidos se quede junto a él en estos momentos.

Por más que México quisiera negarlo, agradece que Estados Unidos se quede junto a él en estos momentos

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Este fanfic está dedicado para el niño más bello del planeta <3.

Feliz cumpleaños señorito hermoso LuiMBQ0

Feelings || UsaMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora