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Los sollozos de una pequeña niña de cinco años se escuchaba en toda la azotea, sus lágrimas bajaban tan rápido que hasta podía sentir como se ahogaba. Estaba sentada en uno de los rincones del lugar, como si tuviera miedo.

—¿Por qué lloras?— un pequeño se puso de cuclillas, sus ojos avellana vieron con preocupación a aquella niña. Sabía que algo estaba mal y con toda la inocencia de un niño; tomó las mejillas de la chica limpiando cada lágrima.— Mamá dice que cuando una mujer llora es porque la lastimaron, ¿alguien te lastimó?

La niña volvió a sollozar.— Mi papá nos abandonó por mi culpa.— con dificultad la pequeña respondió y como si fuera un koala y el su árbol, se abrazó al ojos avellana.

El azabache no dijo nada e incluso la abrazó con más intensidad para después tomarla de la mano y sonreírle mostrándole sus colmillos.— Soy Keisuke, seamos amigos, ¿sí?

Su héroe, era como solía llamarlo desde entonces.

El viento removió sus cabellos y una lágrima amarga recorrió su mejilla, las pieles de sus manos acariciaban aquel lugar de la azotea.

—¡Corre, Kei! ¡El sol ya casi se oculta!— Akari corría hasta que sus pasos se detuvieron.—

—Uff, por poco y no llegamos.— el azabache la tomó de las manos.— ¿No te lastimaste al correr?— ella negó con una sonrisa y su mirada la fijó en los colores tan bellos del cielo.

—Akari...— ella giró a verlo y el al instante se enrojeció.— Cuando seamos grandes, ¡Te compraré un hermoso vestido como el color de tus ojos! ¡Y bailaremos mientras vemos el atardecer!—un enorme suspiro salió de los labios del pequeño, si que le había costado decir aquello pero estaba feliz. Akari río y besó la mejilla de su amigo.

—Y yo escogeré tu traje.

Tomó su teléfono, era Chifuyu.

—Akari, es hora. ¿Estás bien?— preguntó el rubio con cierta preocupación. Pues tanto como ella y el azabache, estaban actuando demasiado extraño.

—Reune a la primera división, llegaré después.—Terminó la llamada.

Con delicadeza y amargura en su pecho sostuvo aquel choker que compartían para después echarle un último vistazo a aquel sitio.— Te ayudaré.— fueron sus últimas palabras para después salir del lugar.

Todos en su mayoría ya estaban en el santuario, hoy se llevaría acabo la ceremonia del nuevo capitán de la tercera división y claro, los miembros fundadores sabían quién sería.

Su mirada estaba fija en ese chico de lentes, sus ojos y en la forma en la veía a Mikey daba mucho de que hablar.—¿También sientes lo mismo?— preguntó el rubio a su lado y ella asintió.

—En la forma en la que insistió es algo extraño, además, desde su mención Baji...— Akari chasqueo la lengua, pues era la única que sabía lo que Baji tenía planeado hacer.—

—¿Baji? ¿Qué sucede con Baji?— el rubio comenzó a sobresaltarse.—.

—Guarda silencio, no es nada importante.

Chifuyu tragó en seco, después de todos sus sospechas eran ciertas. Algo debió pasar entre esos dos.

Un golpe en seco los hizo reaccionar, Hanagaki, el invitado de Mikey había golpeado al nuevo capitán.

—¿Pero qué carajos, Takemichi?— el primero en responder fué Draken.—¡Ni siquiera eres un miembro de la Toman! ¿Piensas arruinar la ceremonia?

𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora