Euforia +18

18

—¿Por qué me apuras tanto? —pregunta Karol poniéndose los zapatos.

—Quiero llegar a tiempo —le aclaro.

—Es solo una cita, da igual a que hora lleguemos.

—No da igual.

—¿Tanta necesidad de ver a un hombre tienes?

—No, Karol, en realidad una cita a ciegas no me hace ninguna gracia, pero estar en riña con el gilipollas que sales sí.

—¿Acaso no te agrada?

—No lo sé, prefiero exponer mi mal carácter frente a hombres como él.

—Juro que no te entiendo —se levanta tomando sus cosas.

Es que no sabes nada de joder a una persona.
Sino llego a la hora que dispuse estaría perdiendo puntos contra él y no es que vaya a ganar algo, pero que mejor que la satisfacción de hacer sentir a alguien peor. La dirección del lugar nos indica que es un bar, no muy lejos de aquí, así que no hacemos más que salir de casa, tomamos un taxi y en menos de media hora ya hemos llegado.

La rubia viste con prendas azules que la hacen lucir un contraste precioso, mientras que yo me decidí por un vestido con corte de V con tela suelta en la parte superior del tronco, haciendo parte de mi pecho visible, de mangas hasta las muñecas y ajustado al resto de cuerpo, llegando un poco por encima de las rodillas, de color verde esmeralda y con zapatos negros de tacón alto que junto a mi amiga nos hacen lucir más esbeltas de lo que ya somos. Entramos con una invitación que le ha dejado Isaac a Karol la última vez que se vieron, que por cierto fue algo caótico porque Karol aún tenía resaca y apenas recordaba que ahora tenía algo sin compromisos con él. La música es anímica, varias personas bailan en medio de la pista mientras que otras beben en la barra, nosotras tomamos asiento en la mesa que nos indican y pedimos bebidas mientras esperamos. No hay muchas personas aún, tal vez por la hora, pero aún así el lugar luce muy entretenido. La intranquilidad de mi amiga comienza a alterarme y bebo para no estresarme con ella.

—Olivia, estoy nerviosa —aclara.

—¿Enserio? Pensé que tu intranquilidad eran ataques de epilepsia.

Protesta y esta vez ella ha pedido whisky aunque no es de bebidas fuertes.

—No sé que hacer.

—¿Hacer qué, con qué?

—Más bien con quien. Olivia, nunca he tenido una relación abierta.

—Felicidades, esta será la primera vez en tu vida que follarás sin tener un patético a tu lado.

—Ayúdame. ¿Y si hago algo que a él no le agrade o empiezo a decir cosas sin sentido? ¿Y si me pregunta por mis padres?

—Escúchame —la tomo de los hombros para que centre su atención en mí —, ya dije que lo único que no harás es andar con el romanticismo al que estas acostumbrada, relájate.

  Asiente bebiendo otra vez.

—Créeme, cuando te lo propones puedes ser la persona más razonable del mundo —hago una pausa para que me escuche con atención. —Y escucha bien, en una relación abierta, nunca, pero nunca un hombre te preguntará por tu familia y si lo hace es porque está muy interesado en ti y ya ahí las cosas tomarían otro rumbo.

Respira profundo y se va relajando cuando se apoya con tranquilidad en el cojín.

—No es tu culpa haber crecido sin tus padres —le aclaro. —Lo mejor de ti es que has salido adelante tú sola y eso no es motivo para apenarse, sino para que estés orgullosa de ti misma.