ORIGEN

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Al este de Canadá cerca de Quebec en una zona de bosques un autobús abordaba a una chica, su cabello castaño y piel oscura, un suéter gris de cuello de tortuga, pantalones vaqueros y botas de invierno, su tono de piel le incomodaron un poco, pero no era su trabajo el preocuparse del aspecto de otros

"- malditos indígenas-" pensó el hombre que conducía el autobús, muchos de los que estaban en el mismo autobús simplemente apartaron la mirada, no debían de verla, no era suficiente para ellos.

La chica solo se sentó hasta el último de los asientos. No tenía la necesidad de ver u oír alguno de los "halagos" hacia su color de piel.

Simplemente recargo su cabeza dejando su mente perderse en recuerdos.

Recordaba las veces en las que simplemente estaba en un rincón de un salón, escuchando y haciendo lo que los profesores le decían.

Recordó con amargura las veces en que al menos 20 tipos de su propio salón le decían y hacían bromas demasiado crueles respecto a su tono de piel, intentaba reír; reír para no llorar, tener algo de dignidad ante el horrible sentimiento de impotencia que le dejaban esas personas.

Tenía en mente las veces en que las pocas personas que ella consideraba amigos por no molestarla simplemente le dieron la espalda, la traicionaron a la confianza, solo viendo todo con horror.

Estaba dispuesta a hacerlo, debía terminar, debía dejar libres esos pensamientos.

Pensaba en cómo fue su infancia: si bien no recordaba mucho, recordaba gritos, recordaba llamas y pasteles, el olor a quemado de la casa de sus abuelos la hizo estremecer, recordó la voz de su abuela, diciendo que debía vivir y reír; una marga lágrima cayó de sus ojos avellanas, no podía hacerlo, estaba decidida ya a morir.

Pidió la bajada en medio del bosque, al conductor le importo en absoluto.

La chica bajo y empezó a adentrarse al bosque en cuanto el autobús partió, camino lentamente, contando del 1 al 100 para perderse más, no quería seguir, y era demasiado cobarde cómo para suicidarse en su casa.

Lo que más le influyó a hacer esa decisión fue un evento con sus compañeros; una broma, la cual le atormentaba, día y noche desde que ocurrió, las pesadillas la mantenían despierta, no podía seguir así, sus miedos y gritos internos no dejaban de molestarla y lo hacían imparable.

Estaba cansada mentalmente hablando, así que dejó sus cosas, siendo esto solo una mochila con algunas cosas como libretas y cuadernos que intentaba llenar de dibujos que ni para eso era buena; un frasco anaranjado de pastillas para tratar su depresión, regalo de sus compañeros que por tanto tiempo había sido molestada y una navaja, tomo está última y mientras quitaba su suéter revelando cortadas, algunas más profundas que otras, estás no eran nada más y nada menos que métodos de autocastigo, todo por no hacer bien nada, por ser una idiota, sus compañeros tenían motivos para hacerle ese tipo de bromas, no valía la pena ella o sus emociones.

Corrió, adentrándose más en el bosque, mientras que sin miedo pero con dolor corto lo más que pudo de la piel de su brazo, no quería cortarse, pero quería terminar, no quería recordar, no quería seguir viva y el hecho de hacerlo en lugares cercanos a su casa con sus padres, la llenaría de más culpa de la que ahora cargaba.

La sangre empezó a brotar, de sus brazos, caliente y fresca, tanto asco le daba esa sangre, se asqueaba de sí misma "-si muero todos esos demonios y tormentos por fin desaparecerán-" pensaba mientras sentía más y más pesado su cuerpo y la cabeza la mareaba su cuerpo dolía demasiado, lo último que vio fue el piso cubierto de hojas acercarse.

Despertó, pero todo a su alrededor era color negro ¿Estaba muerta?

- Hola... - grito al aire mientras de paraba, el color negro era tan profundo, aunque a la vez brillante, como si una luz la iluminará en un cuarto cerrado sin muebles totalmente negro.

MI CREEPYPASTA XDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora