Capítulo 6. No entiendo nada.

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He despertado con un horrible dolor de cabeza que ni siquiera me quiero mover de la cama, poco recuerdo de anoche, pero recuerdo lo suficiente para levantarme en un instante a buscar mi celular, pero bueno, en un instante siento que mi cabeza da v...

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He despertado con un horrible dolor de cabeza que ni siquiera me quiero mover de la cama, poco recuerdo de anoche, pero recuerdo lo suficiente para levantarme en un instante a buscar mi celular, pero bueno, en un instante siento que mi cabeza da vueltas.

Cuando lo tomo veo que tengo 23 llamadas perdidas, intento llamar a Taylor, pero no contesta, después de escuchar muchas veces su buzón, por fin contesta.

—Dios, estaba en el baño, ¿Qué pasa?

—Taylor, ¿Estás bien?

—Imaudane, Dios Santo, por fin sé de ti. Claro que estoy bien, ¿Tú?

—Con un horrible dolor de cabeza.

—¿Es normal eso?

—No lo sé.

—Mira, ve rápido a la escuela, nos vemos allá y me cuentas todo.

—Ok.

Ella cuelga y los dolores de cabeza se hacen presentes con mayor magnitud, voy a la cocina y veo a mamá.

Se supone que ella llegaría ayer temprano para nuestro día juntas..., pero no llegó a la hora, de hecho, llegó a las 10 p.m. a esa hora papá y yo ya habíamos cenado de hace rato, pero nada especial como ella había dicho, a esa hora las tiendas ya están cerradas, después de todo en Detroit anochece a las 5 p.m.

Pero cuando llega estaba despierta, y ella vino a mi habitación a pedirme perdón por dejarme plantada y dijo que hoy sí o sí lo haríamos.

—Imaudane, ¿Qué te pasa? Estás pálida.

—Me duele la cabeza.

—¿Mucho? —Asiento —. Está bien, tómate una aspirina.

Ella busca en la maleta de medicamentos y me pasa una pastilla con un vaso de agua. Me hecho la pastilla a la boca y tomo un sorbo del agua, odio las pastillas, siento como pasa por mi garganta, como si se quedara atrapada allí tomo más agua para poder pasarla mientras masajeo mi garganta, así la molestia fue volviéndose cada vez más leve como para que dejara de sentir esa incomodidad, aunque sigo con el dolor de cabeza. Después de todo los dolores no desaparecen en un segundo.

Odio cada que me dan estos dolores, porque me recuerdan a cosas que también odio, odio los hospitales, odio los doctores y todo lo que tenga que ver con ellos.

No sé el porqué, miles de veces me han preguntado por qué nunca voy a ellos o por qué no me gustan, pero no sé qué contestar al respecto, es simplemente el no querer acércame a ellos porque siento que cada vez que te recetan algo es solo para hacerte algo peor, es raro, lo sé, pero no sé qué me recetan, puede sonar exagerado, pero una persona que no se relaciona con la medicina (como yo) puede tomarse cualquier cosa recetada por un médico.

Sin embargo, ¿qué pasa si lo recetado no es para mejorar, sino para matarte? Puede que haya una solución química que hace que hace que te dé un infarto, desmayos, etc. Además, hay muchos efectos secundarios con las cosas que recetan.

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