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Tenía de frente la figura de la mansión Malfoy en todo su resplandor, el jardín perfecto, lleno de rosales, el césped perfectamente verde igual que los arbustos a lo lejos el ruido del agua en la fuente.
Un camino recto de grava que lleva desde la reja hasta el pasillo apuntado las grandes puertas de la casa al final, que está elevada del suelo por unas amplias escaleras de piedra. Las ventanas del piso inferior tienen la forma de diamantes perfectamente limpios.

El ambiente afuera era cálido a pesar que el cielo se tiñó con la luna y las estrellas, el viento tocando mi piel y el aroma del césped recién cortado entrando por mis fosas nasales me hizo fantasear. El lugar me traía tanta paz y tranquilidad era el lugar perfecto.

La puerta principal está abriéndose hacia adentro en cuanto mi pequeña figura llega hasta ella, tiene algún tipo de encantamiento que hace que se abra automáticamente a determinadas personas.

Al entrar en la mansión el amplio vestíbulo, pobremente iluminado y suntuosamente decorado, con una gran alfombra que lo cubre en su mayoría. Observé los retratos de antiguos miembros de la familia Malfoy. Hay en el vestíbulo una pesada puerta de madera con manilla de bronce que conduce a la siguiente habitación, un salón.

Comencé a adentrarme en el salón, la sala grande con una hermosa chimenea de mármol tras montada por una ventana dorada y sobre la que hay un espejo con marco dorado. El suelo de la habitación está pulido y cubierto en parte por una alfombra; una lámpara de araña cuelga del techo, los sillones y algunas sillas estaban forradas con terciopelo. Comencé a pasar la yema de mis dedos por ellos suavemente, hasta que escuche la voz de Scorpius.

-¡En dónde estabas!- grito a mis espaldas.

Me giré de inmediato para ver la figura de él parado en el marco del salón. Lucía furioso, algo normal en él.

-Carajo, no te enseñaron a anunciarte- lleve mis manos a mi pecho, pude sentir los latidos rápido de mi corazón tras las palmas de mis manos.

-Y a ti no te enseñaron a decir a dónde vas y con quién vas a estar- hizo una pausa para observarme, abrió los ojos exageradamente para volver hablar- ¿Qué te pasó en la muñeca?.- señaló con un dedo.

Se acercó a pasos agigantados hasta quedar frente a mi para levantar mi brazo comenzando a bajar hasta mi mano. En cuanto sentí su toque una mueca de disgusto apareció en mi rostro para quitar mi brazo de su agarre.

-Tuve un incidente- frunció el ceño mientras observaba mi mano - Pero ya estoy bien.

-Tienes un vendaje y te quejaste al mínimo tacto, no estás bien- .alzó la voz, cruzándose de brazos.

- Estoy bien, es solo una herida menor.

-Y se puede saber cómo carajos te hiciste eso.- dijo en un tono más duro.

-Un idiota se intentó propasar y me defendí, fue todo.- respondí, sin querer entra en detalles.

- ¿En tu trabajo?- preguntó dudoso. - Si - respondí en un tono obvio.

Me tomó por los hombros para sonreírle dejándome un beso en la frente.

- Lo voy a matar- me empujó suavemente hacia el sofá detrás de mí para girarse y dirigirse fuera del salón.

Me levanté corriendo tras él. Tomándolo del brazo y giralo hacia mi.-Scorpius deja de hacer tonterías, ya lo arregle le rompió la nariz en serio estoy bien.

-Es que -.lo interrumpi - No tienes que hacer esto.

-Y no tendría que, si no te vistieras así, Scorpius no tendrías porque ir a golpear a un idiota.

CANDECE || Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora