Nieve cristalina.

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Un cálido viento los recibió al ingresar en el centro comercial. Afuera, la nieve cayó suavemente en copos cristalinos que se juntaron en pequeños montones en las aceras llenas de gente haciendo sus compras navideñas.

Se pronosticó que la verdadera tormenta de nieve ocurriría a mediados de diciembre, casi por la víspera de Noche Buena. Casi como si hubiera sido el clima quien conspiró para que fuera una blanca navidad.

Wei Wuxian no pudo haber estado más que contento por aquello. La navidad era una de sus épocas favoritas y era la primera vez que la pasaría con sus personas favoritas del mundo.

Lan Zhan y A-Yuan.

Volteó a ver a los nombrados y sonrió cuando notó que Lan Zhan sacudió los copos de nieve del gorro del niño.

—Lan Zhan, vamos, primero quiero ver algunas cosas para A-Yuan.

Lan Zhan lo miró y asintió suavemente. Su largo abrigo negro también tenía algunos copos en las solapas, Wei Wuxian fue el encargado de sacudirlos con una sonrisa cariñosa.

Wei Wuxian lideró el camino a la que se había convertido en su tienda favorita aquel año.

Todavía no podía creer que el proceso de adopción se hubo completado con éxito en relativamente poco tiempo.

Su hermano, Jiang Cheng, había tenido un poco menos de suerte al querer obtener la custodia de su ahora hija, pero a pesar de meses angustiosos, al final lo consiguió. Wei Wuxian tuvo miedo de que su proceso fuera igual o incluso más largo, pero resultó que no.

Después del debido procedimiento, no tardaron en poder adoptar a aquel precioso bebé que era su A-Yuan, ya que los Wen al conocerlo de toda la vida cedieron la custodia permitiéndole al bebé tener una gran familia como se merecía, según sus propias palabras.

Aún quedaba un poco de papeleo, pero la carta de adopción ya había sido firmada y el bebé entregado, solo las visitas constantes de servicios sociales los mantenían con los pelos en punta.

En fin, esa sería la primera navidad que Wei Wuxian y Lan Wangji pasarían con A-Yuan, y no habían escatimado en nada.

Un árbol enorme en su sala de estar, muchas luces y adornos afuera de su casa, y habían planeado que la cena navideña con toda su familia fuera ahí.

Jiang Yanli y su esposo no tuvieron problema con aquello, Jiang Cheng tampoco. Madame Yu estuvo un poco reticente, pero al final Jiang Yanli pudo convencerla.

Lan Xichen también estuvo de acuerdo, aunque tenía guardia en el hospital aquella noche, prometió llegar para la cena.

Lan QiRen fue arrastrado por su sobrino, no por el hecho de que estaba encantado con A-Yuan, claro que no.

Aunque Wei Wuxian y Lan Wangji ya habían comprado los regalos para el niño, el primero todavía decía que le faltaban más cosas así que no pudo evitar arrastrar a su familia al centro comercial, de nuevo.

Su familia.

La palabra cosquilleó en la lengua de Wei Wuxian, como aquellos dulces explosivos que burbujeaban en la boca. Algo suyo, al fin, algo que se aseguraría de mantener a salvo.

Lan Wangji pudo notar la emoción de su esposo y supo que él también notó la suya.

Una sensación de estar al fin en casa lo embargó al ver a Wei Wuxian y su pequeño hijo.

Nunca le habían agradado las multitudes, o la gente en sí, pero eso fue antes de conocer a su ahora esposo, Wei Ying.

La ordenada vida que llevaba, y la monotonía en ella, fue dispersada con el caos maravilloso ahora llamado su esposo. Trajo felicidad a su vida, y la dicha por estar vivo floreció en él como una flor en primavera.

La nieve cae y el frio me abrazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora