Capítulo 10

286 32 33
                                    

24 de Diciembre. (Parte 3)

Encontré la almohada en la bodega.

Cada vez que cierro los ojos lo oigo. « Coge lo que quieras, joder » Así que cojo dos mantas también. Él me lo dijo.

Cuando voy al sótano, el lugar que veo es amplio y todo está en perfecto orden. Hay tantas estanterías como en la bodega, pero el espacio es más abierto. Encuentro a una mujer limpiando, así que me disculpo por mi intromisión al instante.

Pero cuando me mira hay tranquilidad en su rostro — Está bien. Eres Lydia, ¿verdad?

¿Ahora la gente sabe mi nombre en este motel?

— ¿Cómo lo sabes...?

— Me dijeron que puedes venir cuando quieras — se limita a sonreír y se da la vuelta para seguir limpiando.

El nudo en mi garganta se afloja un poco. Y aún así, no puedo evitar sentirme un poco culpable por causar tantas molestias. Sobre todo por haber hecho enfadar a Stiles de esa manera hace unos minutos, pero sólo intentaba ser amable.

Es decir, él es amable, ¿por qué no podría serlo yo también?

Encuentro la silla de la que me habló Braeden antes y le echo un vistazo. Después de dormir en la cama tamaño california king de Stiles, esto sí que parece un pedazo de chatarra. Entiendo que haya dicho eso, si está acostumbrado a la comodidad de su acogedora, cálida y suave cama.

Sacudo la cabeza. No es el momento de pensar en su cama. Cojo la almohada y las mantas para ponerlas en la silla roja. Y vuelvo a la recepción.

Pienso en ir a buscar mis cosas sin decirle nada a Stiles. Pero anoche dejé la copia de la llave que me prestó en su habitación, en la mesilla junto a la nota que me dejó. Y después de soltarle todo un discurso sobre agradecimiento y amabilidad, tengo que pedirle permiso para ir.

Cuando entro en la recepción, él está en el lugar de Cora atendiendo el mostrador. Así que, sin ir más lejos, me pongo delante de él como si fuera una clienta.

Me aclaro la garganta. — ¿Puedo ir a tu habitación y sacar mis cosas?

Stiles se mete la mano en los bolsillos y saca las llaves. Las coloca encima del mostrador sin levantar la vista.

Miro hacia abajo y me resulta muy difícil no sentirme mal de nuevo. Pero las recojo — Gracias... seré rápida.

No recibo ninguna palabra como respuesta, como si no hubiera dicho nada. Como si no hubiera nadie delante suyo. Suspiro, me doy la vuelta y salgo.

Me ato con terribles pensamientos mientras me dirijo a su habitación. Odio su reacción, pero no puedo ser algo que no soy. Me disculpo todo el puto tiempo. Me disculpo incluso por existir.

Cuando estoy allí, admiro su hermoso apartamento por última vez. Recojo mis cosas a toda prisa, no quiero tardar demasiado. Mi teléfono tiene algunos mensajes de mamá y Allison, así que contesto rápidamente.

Todavía nada, Allison, lo siento.

No, mamá. Las carreteras no se abren hoy. Lo siento.

Motel California - StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora