capítulo 15

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Tres alegres vocecillas se escucharon cuando Zero salió de su habitación, esa noche había dormido como hace años no lo hacía, pero eso había provocado que el joven cazador se despertara sumamente tarde.

Al bajar a la sala se sorprendió encontrar a las amigas de Kagome hablando con ella, pero más le sorprendió que ella a pesar de estar en su cuerpo hablaba con ellas como si nada. Acercándose a Kaien preguntó a que se debía, y este le explicó que al parecer Kaname no había borrado sus recuerdos, todo lo contrario, solo los había modificado, y con eso había hecho que las chicas vieran al cuerpo de Zero como Kagome.

Vaya, ese vampiro puede hacer algo bueno, pensó Zero.

Mientras las chicas hablaban con verdadera efusividad, Zero se alistó para preparar el almuerzo, pero no sin antes escanear la habitación. Al fondo, en la oscuridad Sesshomaru se encontraba recargado en la pared con los ojos cerrados. Pasando completamente desapercibido.

Kagome por su parte, estaba completamente feliz, sus amigas no habían olvidado la noche de diversión que habían pasado juntas. Los malos recuerdos del ataque que habían sufrido habían sido remplazados por mas diversión y el anuncio de sus próximos exámenes, los cuales al ser mencionados Kagome se había sumergido en una completa ansiedad. Sus amigas le habían ofrecido ayuda, y habían ido con ella y su "primo" como Kaname había estipulado en las nuevas memorias, para ayudar a Kagome a ponerse al corriente.

Ahora solo faltaba eso, ponerse al corriente en sus estudios para que esa farsa no terminara de desquebrajarse. pero de eso Kagome se ocuparía más tarde.

—¿Por qué no nos habías dicho que tu tío era el director de la prestigiosa academia Cross? —preguntó Yuka.

Zero al ver que Kagome no sabía que responder se acercó, sirviendo de paso el delicioso almuerzo que había preparado.

—él es mi padre adoptivo, no tiene nada que ver con Kagome.

Las chicas voltearon a verlo, sonrojándose al instante y provocando un gruñido de Sesshomaru haciendo que las chicas se asustaran.

—¿Qué fue eso? —preguntó Ayumi volteando a todos lados.

—lo más seguro la vieja madera de la casa —respondió Zero restándole importancia y regresando a la cocina, pero las chicas no se lo creyeron del todo.

—¿entonces te veremos el lunes en la escuela? —preguntó Eri cambiando el tema y regresando la mirada a su amiga

Una mueca de tristeza descompuso la sonrisa de Kagome, no era porque no quisiera regresar a sus actividades, sino el hecho de no saber cómo hacerlo.

—¿es por tu novio, ese chico rebelde que estás así? —preguntó Ayumi.

Algo en Kagome se liberó, y por primera vez no pudo detener todo lo que sentía. Les contó a sus amigas todo lo que había pasado con Inuyasha (obviamente omitiendo los viajes en el tiempo). Entre lágrimas, las palabras seguían saliendo, y por más que la chica hablaba sus amigas estaban más furiosas. Ese bastardo se las pagaría, eso claro si tenía la valentía de darles la cara.

Ayumi fue la primera en abrazar a Kagome, seguida por Eri y después Yuka. Ellas nunca se habían enfrentado a una infidelidad, y esperaban nunca hacerlo, pero no por eso dejarían a su amiga enterrarse en el dolor. Ellas la apoyarían y harían lo posible para ayudarla a olvidar a ese pedazo de imbécil.

Las chicas estaban tan sumergidas en aquel momento que ninguna se había dado cuenta que todos a su alrededor estaban completamente inmóviles. Todos, incluyendo Kaname que había entrado a la casa, habían escuchado la confesión de Kagome.

Ahora todos sabían de los encuentros de Inuyasha con kikyo. Ahora todos entendían por qué la chica había reaccionado como lo hizo cuando lo vio.

Nadie demostró saber aquella información, y como si se hubieran descongelado, todos, incluyendo Kaname, retomaron sus actividades cuando las chicas se despegaron del abrazo en el que se habían sumergido hasta que Kagome dejó de llorar.

Kaname se había ido a hablar con Kaien, necesitaba saber cuánto antes que tanta verdad encerraba el fragmento de cristal que poseía la chica. Yuuki le había mencionado la idea de usarlo a su favor, claro que los métodos que había sugerido no eran del todo su agrado. Quería quitarse la intriga de saber si ese cristal era tan peligroso como Kagome había dicho, pues estaba consiente que Yuuki ya no era la Yuuki que conocía, y a quien mentía, tenía miedo de que la obsesión que su hermana comenzaba a manifestar por el cristal terminara en algo muy malo.

—¿Por qué no me habías dicho nada de esto? —preguntó un furioso Kaien. Se negaba a creer que esa niña que había criado con tanto cariño, ahora era esa mujer despiadada que Kaname le decía.

Kaname no sabía cómo responder a aquello, había creído poder manejar la sed de poder que su hermana despertase después de recuperar sus memorias, una sed que le recordaba al responsable de su infelicidad. Los primeros días en la academia resultaron ser buenos para Yuuki, las constantes insistencias de la chica para con Kaname habían disminuido tanto, que ya no era tan insistente en adelantar su unión y así coronarse junto a su hermano como los reyes de los vampiros. Kaname había creído ingenuamente que su princesa, esa por la que había sacrificado a tantos regresaría a ser eso, su princesa, la niña de la que tanto se había esmerado en proteger. Que tonto había sido, pues cuando Yuuki se enteró del poder que el fragmento de la Shikon podía brindarle, esa sed volvió a despertar, pero con mucha más fuerza.

el poder que una estúpida corona le brindaría ya no era suficiente para ella, ahora quería el poder sobre todas las razas, y Yuuki sabía que el fragmento se lo daría.

—¿ahora entiende por qué mi insistencia por llevar el fragmento a la asociación de cazadores? —dijo Kaname omitiendo la pregunta.

Kaien lo meditó por un momento. Era cierto que la insistencia de Kaname por ir a la asociación le había despertado sospechas, pero nunca hubiera imaginado que eso se debía a Yuuki.

—aunque me cueste admitirlo, la asociación de cazadores tiene el poder de mantener ese fragmento fuera del alcance de Yuuki. Por eso es fundamental que lo llevemos cuanto antes.

—¿y cómo sabemos que esto no es una trampa? —preguntó Yagari que entraba a la oficina de Cross y que había oído todo lo que el vampiro le decía a su compañero—. Bien puedes estar diciendo esto, pero no lo niegues, eres igual o peor que ella. Te vales de artimañas para manipular a los que tienes alrededor para hacer lo que a ti se te pegue la gana ¿no fue eso lo que hiciste con Zero?, ¿no le ofreciste tu amistad para después usarlo como un juguete para proteger a esa estúpida mocosa?

Las palabras calaron en lo más profundo de Kaname y más cuando recordó todo el daño que le había hecho a Zero, como lo había destruido. Yagari tenía razón, él era igual o peor que Yuuki. Pero la imagen de su primer amor pegó con fuerza en su mente, y con esta, la promesa que se había hecho. No, él no era igual que Yuuki, pues, aunque, no lo negaba, era mezquino y manipulador, jamás se vería destruyendo el equilibrio del mundo. Después de todo, ¿no por eso ella sacrificó su vida?

Mientras tanto, en la cocina, las chicas y Zero habían estado platicando, desasiendo de esa manera los malos recuerdos que Kagome había tenido. Las horas pasaron hasta que llegó el momento de que las chicas se tuvieran que marchar, dejando nuevamente a Kagome con un amargo sabor de boca.

El deseo que me llevó a ti (Inuyasha x Vampire Knigth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora