Prólogo

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Era como una pequeña flor silvestre.

— Adoro a su majestad y viviría siempre a su lado, es lo único que pido.

No deseaba su amor o su atención, ella solo quería ser la persona que lo apoyará siempre.

En cambio, el rubio tenía todo de ella.

— Claude... Me gusta llamarte por tu nombre.

Su amor, atención, tiempo y vida dependían de el.

Emilie, era un ser puro que amaba y apreciaba al demonio sin corazón.

— Su majestad no me mataría, usted no lastima a gente inocente.

Rió.

Emilie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora