Ghost of You || KazuFuyu

10. Living With Ghosts

Kazutora no podía decidirse entre poner Los Ángeles Azules o Marco Antonio Solís.

El hogar Matsuno-Hanemiya se limpiaba dos veces por semana, o una, si la pereza era mucha. Los dos habitantes se turnaban para realizar estas labores y el encargado de animar la monótona actividad, con algo de música, por lo general era Kazutora, el cual en las últimas semanas había desarrollado un gusto particular por las canciones en español.

A Chifuyu no le molestaba en absoluto que su compañero pusiera música mientras limpiaba. Compartían cuenta de Spotify, ya que supuso que comprar una por aparte sería un desperdicio si de todas formas él casi solo utilizaba la sección de podcast. Las recomendaciones de la aplicación variaban entre crimen real, programas de cultura general, Chayanne y Paquita La Del Barrio.

Lo único que Matsuno pedía era que no pusiera canciones de despecho ni nada que tratara sobre olvidar a alguien...

Al final Kazutora escogió poner "Noviembre Sin Ti" de Reik.

Chifuyu gritó internamente, queriendo ahogarse con la compresa de agua que reposaba en su frente.

Había despertado con una fiebre de casi 39 grados, tras no medir las consecuencias de estar parado bajo la lluvia por tanto tiempo el día anterior. No se arrepentía de nada, lo haría de nuevo si eso significaba volver a sentir la misma adrenalina que cuando corrió, tomado de la mano de Kazutora, hasta su automóvil.

Esa mañana intentó levantarse de la cama a primera hora, con el propósito de ducharse, vestirse, hacer el desayuno, e irse al trabajo. La pesadez en su cuerpo se lo impidió, dejándole solo la suficiente fuerza como para tomar su celular y bombardear a Kazutora con llamadas hasta que este se dignó a levantarse e ir hasta su habitación para, primero, quejarse por haberle despertado tan temprano, y segundo, para preguntarle si se encontraba bien.

Cuando el oji-ámbar lo vio hecho un puño en su cama, temblando y sudando frío, todo el sueño escapó de su cuerpo y se convirtió en angustia. Hizo el intento de acercarse, pero un sonoro estornudo lo echó para atrás, advirtiéndole que él podría terminar igual. Sabía que su sistema inmunológico era quinientas veces mejor que el de Chifuyu, pero igual no se quería arriesgar.

Tomó una mascarilla quirúrgica del botiquín en el baño, se la puso y volvió a la recámara principal, donde el menor seguía en la misma posición fetal de antes. Con cuidado lo acomodó boca arriba, aprovechando el momento para tocar su frente y saber con exactitud que tan mal era la fiebre que parecía tener.

Kazutora no era bueno para distinguir entre temperaturas, usaba abrigo en verano y sandalias en invierno. Pero la temperatura corporal de Chifuyu si le parecía algo alarmante. Corrió de nuevo al baño, buscando entre los botes de pastillas y las cremas faciales, el termómetro bucal.

Estaba en problemas, no lo encontraba. Corrió a la cocina donde Baji se entretenía leyendo las instrucciones de preparación para una sopa de tomate en paquete que habían comprado el domingo anterior.

—Tú —susurró, sin aire por sus enérgicos movimientos al tratar de hallar el aparato—, ¿Dónde está el coso para tomar la temperatura?

—¿El termómetro? —cuestionó Baji, dejando de lado el paquete de sopa.

Asintió con rapidez.

—Lo dejaste en tu habitación aquella vez que tosiste una única vez y creíste que la muerte ya venía por ti también, hipocondríaco de mierda —bufó el oji-marrón, divertido y extrañado por la desesperación del de mechas amarillas—. ¿Por?

—Ah, cierto —suspiró Kazutora—. Fuyu tiene fiebre, o un resfriado, creo.

Ahora Baji estaba igual de alarmado. Las defensas de Chifuyu eran pésimas y un simple resfriado era suficiente para dejarlo en cama con completo reposo por un par de días. Atravesó la pared y en cuestión de segundos salió con el termómetro en manos, dándoselo a Kazutora y siguiéndolo de cerca hasta la habitación del menor.