❱ ✿•˖* 𝕆ℕ𝔼-𝕊ℍ𝕆ℝ𝕋 // 𝕊𝕆ℕ𝔸𝕄𝕐

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¿Qué entendemos por casarse?

¿Es un proceso de algo?

¿Hay adversidades?

Pobre chico, miles de preguntas corrían por su angustiada mente, se podría decir que asi como era medio tosco en ratos, tenía una parte que lo hacía detenerse y ponerse a pensar que cosas que debería de saber desde sus primeros años. Cosas tan simples como "Que era una familia" ya que el joven soldado desde niño tuvo que abandonar su morada, alejarse de sus padres. Le fue arrebatado de tantas cosas, y a sus veinte años le hacía falta mucho que aprender. Lo cruel era que ya había pasado sus años como adolecente, ahora era un adulto. Bueno, en teoría. Aunque por los años de soldado apenas empezaba a vivir su vida como se debía. La eriza dijo que quería casarse con él. Y él no sabe exactamente qué significa, pero lo que sí sabe es que quiere permanecer por siempre a su lado. La quería, después de todo. Ambos eran el primer amor, uno del otro...

— ¿Entonces nos casamos mañana? —preguntó Sonic con muchos ánimos aquella tarde agradable junto a ella—Pero... ¿Qué se hace? ¿Solo vamos a meternos a una iglesia y decir; "Quiero casarme" y listo? ¿Ya es todo?

Sonic nunca había visto una boda. No sabía que se llevaba ni que usar, ni nada. Era completamente ajeno y un poco ignorante en cuanto aquel aspecto. La eriza que una vez en su intento de escape, recordó haber visto por una reja la celebración de la misma. Tenía doce años, recordó con nostalgia lo que ver aquel momento le provocó.

—No, no es así —dijo ella entre risas después de un rato— no es solo llegar a la iglesia y asi, y no podríamos casarnos mañana. Tenemos que planearlo bien y hablar con el padre para reservar la misa. Es un proceso.

—Mejor anda y consíguete una amiga casadera. Que te diga cómo se hace eso —alegó con su tono serio de costumbre.

Ella rodó los ojos.

—Mmm, de acuerdo. Creo que se necesitan los padrinos, olvidaba ese aspecto.

— ¿Y tengo que comprarte un vestido? No tengo dinero, necesito trabajar. Bueno es más creo que deberíamos de trabajar para conseguir cosas de cada uno, no quiero comprarte el vestido. Oh... ¿Sabes qué? Puedes coser las cortinas viejas, son blancas. Esas pueden servir.

—Ay, Sonic. Siempre tienes que salir con eso.

Aunque a estas alturas le daban igual sus comentarios mordaces. Además de su actitud a veces acre. Pero sabía que no eran comentarios mal intencionados del todo.

Un par de semanas, después de ambos comenzar a hacer trabajos arduos para ganarse el pan del día. Estaban llevando a cabo un conteo de sus respectivos ahorros. Amy trabajaba como sirvienta en una casa, que quedaba al lado de una escuela primaria. A veces se distraía escuchando las lecciones que les impartía el docente. Algunas cosas conseguían atraparla, como el hecho de escuchar poesías o en cuanto a matemáticas, las tablas de multiplicar, algo de sumas y restas. Pensó que ella también estaba aprendiendo cosas nuevas, además de alguno que otro repaso a alguna materia o tema que ya había aprendido pero que con el paso de los años había olvidado.

Para la edad que tenía, se volvió a alegrar el hecho de volver a recordar. Volver a vivir, a aprender.

Al fin todo lo que había deseado, estaba pasando. Se sintió tan feliz. Además de que en su trabajo vivían tres chicas, se convirtieron en sus amigas.

—Entonces queremos casarnos...—finalizó Amy su explicación con timidez a sus nuevas amigas.

Una de ellas, la mayor; una blanca murciélago, muy guapa y con grandes atributos físicamente, era la próxima hija casadera, le dijo;

Déjame Amarte ‹3›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora