REENCUENTRO
—Tengo sueño, Jimin. —Le repitió por decimoctava vez en el día recabando en un tono lánguido y tenue. —Estoy cansado, el ensayo no fue bonito, ¿Sabes?.
Jimin se golpeó la cabeza contra la espalda del peli-menta, empujándolo suavemente por la cintura para que este continuase caminando al interior de la habitación. Sus dedos se amoldaban perfectamente en la delgada figura de su novio, y eso lo mantuvo inmerso durante los próximos segundos. Porque no solo se trataba del tacto, sino también del olfato. Yoongi emanaba un aroma a coco y vainilla totalmente delicioso. Otros podrían ver a Yoongi, con sus lentes y abrigo de veterano y pensar que olía a fármacos, pero sólo Jimin sabia la verdad. Sólo Jimin conocía esa esencia a la perfección.
—Jimin ah... —Apenas alcanzo a pronunciar. El aliento se le había escapado al sentir como los brazos de Jimin lo apretaban en un tierno abrazo que se llevó cada una de sus preocupaciones.
Avanzó lentamente poniendo cada paso uno delante del otro, con los brazos de Jimin rodeando sus rígidas extremidades apenas y le permitía moverse de una manera extraña. Se sentía como un pingüino. Afuera hacia frio y la nariz de ambos estaba salpicada de un rojo amapola mas la habitación era cálida y tenía un agradable aspecto; un piso de madera brillante junto a aquel color crema de la pared, había unas cuantas bocinas, tambores en el suelo y un sencillo espejo con marco de madera que le permitió a Jimin ver las mejillas sonrojadas de su novio, combinada con una mueca que aparentaba desagrado.
Pero los ojos de Yoongi, observando aquel hermoso piano vertical color marrón pegado a la pared, decían todo lo contrario a su mueca de supuesto fastidio.
—¿Tiene 88 teclas? —Cuestionó de inmediato, tomando las manos que apresaban su cuerpo. Se sentía tan bien, era cálido y perfecto, tanto que no pudo evitar trazar círculos en el dorso de la mano de su amante.
—No lo sé pero… ¿Y eso que importa?
—No trato con pianos que no tengan 88 teclas. —suspiró, soltándose del suave agarre del cual sentía volverse preso. —Deben ser… 36 negras y 52 blancas.
Jimin abulto sus labios en un caprichoso puchero. Tenía meses pidiéndole a su novio que tocara algo para él, pero nada… suaves caricias dirigidas por su ingle era lo que recibía como respuesta, descarada acción que Yoongi cometía para hacerlo olvidar del tema. Y sí que funcionaba.
—Lo conseguí para ti. —Le dijo al oído y Yoongi no pudo evitar estremecerse y elevo aún más el tono rojizo de sus mejillas.
—Contaré las teclas. —contempló, y fue suficiente para lograr hacer sonreír con emoción al peli-naranja.
Yoongi acarició la tapa protectora del teclado, sintiendo una corriente eléctrica que subía por sus dedos hasta llegar a los hombros, la madera era simplemente hermosa y brillante. Se inclinó hacia adelante para dar un vistazo a los pedales, eran tres y eran preciosos. Tal como los recordaba; una corda, sordina y el de resonancia. Se sentó con cuidado en el asiento acolchonado y casi con miedo levanto la tapa dejando ver el magnífico juego de teclas Black and White. Jimin lo conocía muy bien, y sabía que su novio estaba ansioso, incluso hasta más ansioso que él. Sus dedos temblaban, el corazón no palpitaba si no que zumbaba.
No sabía porque se sentía tan eufórico.
—¿Tiene las 88? —Le preguntó inclinando un poco su cuerpo hacia enfrente, con miedo acercarse demasiado. No quería que Suga se arrepintiera.
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Piano (피아노) | ym
Fiksi PenggemarMin Yoongi, afortunado de tener al mejor novio que lo hizo reencontrarse con su primer amor... Su primer amor, un piano. "La gente básica le hace canciones a cualquier mortal, solo una persona con un alma muy especial, le hace una canción a su pri...