Capítulo; Trigésimo Q/uinto.

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* Aclaración: Para un mejor entendimiento del contenido, este capítulo será narrado en 3era persona *

Las gruesas y grandes puertas que los separaba de los Cardaellaine se abrieron y lograron observar a Nicolyn apoyada en Marie. Todos se quedaron pasmados al verla y los guardias presentes no sabían qué hacer.

Jovencita - Se dirigió a ella el capitán de los caballeros dejando caer su larga capa sobre los hombros de ella - No... Princesa... - Amarró la capa al rededor de su cuerpo y ella y Marie al fin pudieron soltar las ropas. No la cubrían pero Marie las había arreglado para que no se cayeran de su cuerpo - Esperamos... No sabemos bien... - Balbuceaba.

Entiendo... - Suspiró y tocó el hombro del caballero con delicadeza - Gracias Sir Frederick. Yo me haré cargo por ahora - El caballero sabía que le estaba exigiendo demasiado a aquella que apenas se sostenía a sí misma. Solo agachó su torso y agradeció de corazón.

Todos susurraban, nadie sabía qué había pasado una vez que salieron. Estaban asustados y confusos. Algunos no querían escucharla, otros esperaban cualquier señal para actuar con malicia, otros esperaban reflexionando. Pero nadie estaba en condiciones para ejercer su autoridad. Nadie excepto ella.

En su corazón, cuerpo y mente estaba agotada. Sobre exigida. Pero era más su decisión y pasión, nadie podía hacer temblar su voluntad. Ni siquiera las huestes que acompañaban a los Cardaellaine en esa sala se atrevieron a caminar a su lado. Ni la misma muerte pudo tenerla entre sus brazos. Ciertamente, ninguno de sus pasos podía ser borrador.

Señoras y señores - Exclamó a gran voz desde una posición en la que todo ojo pudiera mirarla, y todo oído escucharla - Me presentó ante ustedes nada más y nada menos que como la añadida de la única casa de archiduques del Reino de Aekaetish, Nicolyn. Sé que muchos están confundidos, otros emocionados, otros palidecen ante esta situación sin presentes. Solo les digo que en esta tarde se han hablado de asuntos netamente de los miembros de la familia. Ahora, ustedes serán su apoyo y fortaleza como los altos y firmes muros y pilares de este Castillo. Y si está en mí, entonces, ¡Les ordeno actuar fuertes y valientes! No desfallezcan ni teman aquello que se avecina. Más aún, estén firmes y perseveren en los Cardaellaine. ¡La familia de archiduques nunca caerá! No duden, siervos honorables y honrados, de aquellas espaldas a las que han servido. Confíen en sus amos fielmente.

Su discurso trajo cierta paz y calma a todos los presentes, pero las dudas no habían desaparecido del todo.

Pero entonces - Dijo un humilde sirviente quitándose la gorra al dirigirse a ella. La miraba con respeto y reverencia - ¿Qué debemos esperar? Señorita.

- Esa es una buena pregunta. Los malos caen ante la adversidad, puesto que sus almas corrompidas se quiebran con facilidad. Pero, aquellos buenos de sinceras intensiones, ¿Qué han de temer? Las pruebas para ellos son solo ladrillos añadidos a sus fuertes muros. Si bien una gran tormenta puede derribar hasta el más fuerte de los muros, no hace desaparecer los ladrillos, y aquel muro puede ser reconstruido con mayor firmeza, aprendiendo a ser más fuerte. En cambio, un muros inexistente no puede volver a construirse, menos si ni siquiera tiene ladrillos - Su reflexión los hizo entrar más en razón y sus mentes permanecieron más en calma. Ahora todo estaba listo - Recuerden, una varilla ante el fuego se queman hasta las cenizas y su mayor herencia, es un calor efímero e inútil. Pero el hierro al fuego forja destinos y su herencia es eterna. Escogían sabiamente sus pasos de ahora en adelante ... Los Cardaellaine partirán mañana en la mañana, por ahora, llévenselos a sus habitación y bríndenles confortabilidad y paz. Déjenlos hablar consigo mismos al igual que ustedes, si es posible, avisen a Maximus y sus hijos, pídanles que apoyen a sus amos como la familia que son. Todas las funciones no relevantes quedan suspendidas hasta mañana. Caballeros, custodien las puertas de sus amos esta noche y llévenlos al salón mañana a primera hora, decisiones deben ser tomadas y palabras deben ser dichas.

Mi destino como Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora