16. CAPÍTULO

150 11 0
                                    

Capítulo 16.

Seren.

—Dios —dije al ver todo el desastre.

—todos están muertos —dijo Roy después de tomarle el pulso a todos.

—¿y las chicas? —preguntó Anastacia.

—no hay rastro de ellas. -informo Roy.

—será mejor que nos dividamos y busquemos por todos lados —ordene. —no regresen aquí hasta encontrarlas.

—está bien.

Se marcharon del lugar.

Yo me adentre a la bodega y todo estaba en orden.

—¡MALDITOS! —grite al tirar todo.

Salí cuando escuche el grito de Anastacia.

Al salir traía a Nara en sus brazos, llena de sangre y hematomas.

—¿qué pasó? —pregunté al estar cerca de ellas.

—la encontré en el camino  que está aquí cerca.

—¿Dónde está mi hermana? —la interroge al agarrarle su cara.

—no lo sé, se la llevaron.

Dijo antes de caer desmayada.

—¡joder!, ¿por qué ahora te desmayas?

—señorita Seren, Nara esta muy lastimada hay que dejarla descansar y luego le pregunta.

—¿luego? —solté una risa irónica —el luego aveces es demacrado tarde... Dejala en el helicoptero y vamos a buscar a kiera.

—si yo la llevo.

Caminamos por todo el lugar siento de veces y no había rastro de Kiera, sentía que el lugar era demasiado grande y no la veía por ningún lado.

—no hay rastro de kiera, señorita —dijo Roy.

—no se la pudo haber tragado la tierra, busquen bien maldita sea.

—lo hicimos, pero fue estúpido no esta por ningúna parte. —intervino Anastacia.

—ya se está haciendo de noche y así no podremos buscar —dijo Roy.

—¡hijos de la remil puta!

—nosotros iremos a ver a Nara —dijo anastacia alejándose con Roy .

***

Kiera.

El sol cada vez se escondía más y yo perdía mis fuerzas.

Cuando escuche que abrieron la puerta.

—ya es de noche —dijo el mismo hombre de antes.

—lo se, no soy idiota —le dije.

—¡¿por qué eres tan mal educada?! —dijo y me tiro agua encima.

—maldito, ¡eres una vil escoria!, eres tan inservible —me dio la espalda y escuche como movía unos fierros —que no sabes ni hacer un nudo.

—¿qué... —antes de que terminará me pare y le enrolle la cuerda en su cuello.

—te vas a morir maldito hijo de perra —dije haciendo presión con la cuerda en su cuello.

—suel... tame —dijo con dificultad.

—¡maldito! —sentí un dolor en mi pierna.

Y me aventó así yo callendo al piso, se acercó a mi y se puso sobre mi ahorcandome.

LA MAFIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora