Yoongi, un omega que lleva cuatro años divorciado de su ex alfa, decide perdonar sus errores y junto a la pequeña Sarang, hija de ambos, emprende viaje a Busan para darle una sorpresa a Jungkook.
Las emociones del alfa se movilizan tras volver a ve...
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Yoongi estrujo la tira de su mochila mientras esperaba que Sarang toque la puerta, la niña golpeo aquella madera con sus nudillos, separándose de esta cuando algunos pasos se hicieron sonoros.
La castañita sonrió en grande, imaginando lo alto que sería su progenitor, más esa sonrisa desapareció lentamente cuando la puerta fue abierta por Jimin, el nuevo omega de su papá.
Sari se escondió detrás de las piernas de un nervioso rubio, quien trago saliva y miró al apenas más alto.
―¿Yoongi? ―musito el otro omega, incrédulo de lo que veían sus ojos.
―Hola...¿E-Esta Jungkook? ―preguntó tímido, demostrando que él venía en paz.
―Si, espera ―Miró con una vaga sonrisa a la niña aún escondida y entró en la casa.
Unos minutos más tarde, por fin, salía la persona que Sari estaba esperando.
―¡Papá Chonguk! ―sin algún nervio o miedo se avalanzo sobre el hombre de cabello largo y piercings.
Jungkook quedo en complejo shock, se pregunto si esa era su princesa, algunas lágrimas traicioneras rodaron por sus mejillas mientras abrazaba con amor a la niña.
―¡Sarang! ¡Princesa! ―la apretó entre sus brazos con alegría y alzó a la infanta haciéndola girar en el aire. ―¡Mi bebe! ―grito repartiendo besos en las mejillas y frente de la pequeña.
Yoongi contemplo toda la escena con una calida sonrisa en el rostro. Mirando de vez en cuando hacia arriba, el omega de cabellos dorados no aparecía por ningún lado, quizás molesto con la repentina llegada. Un sentimiento de culpa e incomodidad se instalo en su pecho de inmediato, ¿Realmente era buena idea estar ahí? Antes que pidiera auto responderse con un rotundo No, fue interrumpido por Jungkook.
―Yoon... ―musito temeroso, el alfa estaba preparado para toda clase de reacción y hasta lo justificaba.
―Hola... ―le saludo tímido, trayendole un recuerdo agradable a la mente.
Flashback
El alfa de diecisiocho años se estiró perezosamente en el sillón, su relajo no durómás que unos minutos, pronto la puerta sonó y la voz de su madre le hizo bufar con pesadez.
―¡Kookie cariño, abré la puerta! Pidió desde la cocina.
―¡Ya voy mamá!―respondió el menor, quien recargo su energía y con una sonrisa confiada encaro la puerta. ―¡Yoon! ―exclamó sorprendido ante la presencia del pequeño omega.
―Hola... ―Le respondió con timidez, lleva una bolsa en su mano derecha, la extremidad izquierda en el bolsillo y la cabeza gacha, mirando sus pies raspar el suelo con la punta del zapato.
