Los días pasaron y ya sólo quedaba un día para regresar a Seúl.
Durante su estancia en la casa de los Kim, Yedam se sintió más cómodo de lo que pensó. A pesar de que el abuelo de Doyoung lo miraba mal y las veces que llegaban a toparse en la casa lo ignoraba, trataba de no centrarse en eso.
También, estuvo conviviendo mucho con las primitas y el primito de su novio. Eran unas niñas y niño muy dulces y lindos, al parecer, en la sangre de la familia Kim corría ser tierno.
Aunque no le agradaran mucho los infantes, estas pequeñas y pequeño le caían bien y ver a Doyoung jugar con ellas y él, le hacían despertar un deseo de ser padre junto con Doyoung. En un futuro, obviamente.
Además, en esos días salieron a conocer un poco más la ciudad. Fueron a lugares turísticos, comieron en varios restaurantes y se tomaron muchas fotos. Fotos que, llegando a su casa, iría a imprimir.
Ya pasaba de la media noche, en la habitación en donde se estaba quedando la pareja, la luz de la luna la iluminaba. Toda la familia ya se había retirado a sus respectivas habitaciones y de seguro, ya se encontraban durmiendo.
Ambos se estaban abrazados, mientras el omega tenía su nariz en el espacio de entre el cuello y el hombro del delta, intentando olfatear su ácido aroma, ya que, durante esos días, había estado tomando supresores.
Cuando separó un poco su rostro de aquel lugar, no pudo evitar recordar la marca que ya debería de estar cicatrizada. Y no solo la de Yedam, sino también la de él.
Desde hace un tiempo había pensado dar un paso muy importante, pensaba en decirle sobre hacerle una marca temporal.
Formar un lazo.
Él y su omega lo habían estado hablando, claramente su parte omega estaba muy gustosa sobre aquella idea, su omega daba su total consentimiento. El problema era Doyoung, que se sentía inseguro.
Pero llevar de viaje a Yedam y ver toda aquella situación con su abuelo lo había cambiado de parecer.
Quería saber cómo se sentía su delta. Quería entenderlo, quería saber cómo ayudarlo y hacerlo sentir mejor.
Levantó su mirada, encontrándose con el hermoso rostro del delta, el cual se encontraba con sus ojos cerrados, pero no estaba dormido, ya que sentía como daba caricias a su cabello.
Suspiró antes de hablar. - Damie...
El nombrado abrió sus ojos, encontrándose con la mirada de su omega. - ¿Sí?
Doyoung se movió de lugar, y ahora se encontraba sobre el regazo de Yedam, quien estaba algo confundido. Doyoung comenzó a ponerse nervioso, y su aroma lo delataba. - ¿Sucede algo? - preguntó el delta mientras se acomodaba mejor, recargando su espalda en el respaldo de la habitación.
- D-Damie, n-no se c-como d-decirlo...
Yedam colocó su mano en una de las lindas y sonrojadas mejillas del omega.
- Solo dilo, no tengas miedo. - sonrió tratando de darle confianza.
Después de un suspiro, Doyoung tomó el rostro de Yedam entre sus manos. - D-Damie, m-márcame.
Yedam se quedó sin palabras. Estaba sorprendido.
De pronto, comenzó a contar los dedos de sus manos.
- Damie, ¿qué haces? - preguntó confundido Doyoung mientras veía al delta contar por segunda vez sus dedos.
- E-En los s-sueños siempre hay algo que no encaja.
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ᴅᴇʟᴛᴀ | ᴅᴏᴅᴀᴍ
Fanfiction❝ - Di-Digo que m-mi aroma n-no es agradable, h-huelo horrible y- No pudo seguir hablando ya que el omega había puesto su dedito en sus labios. ❞ ❝ - ¿Quién dice que no nos gusta? ❞ ❝ - B-bueno... ❞ ❝ - ¡A Doyoung y a mí nos encanta! ❞ ❝ Donde Doyou...