"F" Hermanos Haitani

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Hermanos Haitani adultos.

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Nací en un continente que básicamente era desconocido para el primer mundo, al llegar a Japón con pocas posibilidades y sin más opciones, terminé casada con un millonario de sesenta años, el hombre era mayor que yo por cuatro décadas

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Nací en un continente que básicamente era desconocido para el primer mundo, al llegar a Japón con pocas posibilidades y sin más opciones, terminé casada con un millonario de sesenta años, el hombre era mayor que yo por cuatro décadas. Aún así,  está situación era mejor que prostituirme en las calles, la vida de un inmigrante no era nada fácil y mucho menos al ser mujer.

Dos años pasaron y pude ganar la absoluta confianza de aquel hombre, al punto en el cuál me hice responsable de los negocios de dicha empresa. Otro año y medio pasó y a los sesenta y cuatro años aquel hombre falleció por causas desconocidas que la forense declaró como naturales.

***

Una sonrisa colmilluda adornó mi rostro mientras recordaba la muerte de aquel desgraciado, me encontraba sentada frente a dos de los ejecutivos de Bonten, hombres muy atractivos debía admitir. Había decidido invertir en un par de negocios ilegales y nadie mejor que ellos para hacer negocios.

—  Creo que es un buen trato para ambas corporaciones — habló el mayor de ellos.
Alto, delgado y con una mirada violácea tan penetrante como cautivadora  — aunque debo advertirle, una vez dentro no hay marcha atrás.

Fruncí levemente el entrecejo antes de sonreír y restarle importancia con un movimiento de mi mano derecha, dejé la carpeta llena de documentos a un lado para colocar mis codos sobre la mesa y entrelazar mis manos.

— Déjeme decirle señor Haitani, entendí ese punto en el exacto momento en él que pedí una reunión con ustedes. — expliqué sonriendo coquetamente — sé perfectamente lo que estoy haciendo.

El menor de los hermanos sonrió levemente al escuchar mis audaces palabras, pero luego carraspeó al mirar la expresión seria de su hermano mayor. Debía admitir, había algo en ambos muy atrayente y erótico que me hacía sentir como una pequeña gatita traviesa, ese pensamiento me hizo reír nuevamente lo cual provocó que Ran Haitani arqueara una de sus cejas.

Tokyo Revengers - One-shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora