ཋྀ | Capítulo cuatro.

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Había veces en las que KyungSoo sentía una fuerte punzada que atravesaba su cabeza

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Había veces en las que KyungSoo sentía una fuerte punzada que atravesaba su cabeza. No era muy recurrente, sucedía cada cierto tiempo, y aquel día formaba parte de esa rara cadena de dolores. Realmente odiaba cuando sucedía, pues parecían ser miles de cuchillas atravesando su cráneo.

― ¿Han vuelto? ― Preguntó su mejor amigo, JongIn, quien le tendió un vaso descartable con agua junto a una tableta de ibuprofeno. Le sonrió levemente, agradeciéndole con un leve asentimiento de cabeza ―. ¿Ya has ido al médico? Mira si es algo grave...

Kim JongIn, un agradable beta que conocía desde hacía 3 años, los mismos que llevaba trabajando en aquella empresa.

Podía recordar todas las veces que intentó acercarse a él desde sus comienzos en la agencia, de los almuerzos en los que le llevaba comida al percatarse que no traía nada para comer, de sus berrinches y lloriqueos cuando se escondía en su coraza y lo alejaba... La sana insistencia por parte suya le hizo abrir los ojos, y alejar aquellos pensamientos que reclamaban soledad, para comenzar a confiar en que un poco de compañía no le vendría mal.

Después de todo, empezaba a sentirse aburrido hablarle a un gélido espejo con las mismas respuestas de siempre.

JongIn era diferente, pudo darse cuenta de eso la primera vez que lo vio, y sintió como su mirada traspasaba sus artificiales capas para ver a la frágil personita que sólo pedía un poco de "Verdadera amistad".

El daño y la traición que sufrió durante toda su vida, le empujaron a desconfiar a toda costa de quienes quisieran acercarse a él, o por lo menos dentro de las primeras impresiones.

KyungSoo simplemente no quería sentirse vulnerable de nuevo.

Si había algo que odiara más que a ChanYeol en el mundo, esa era la sensación de dependencia. Le era repulsivo eso, no deseaba nunca volver a depender de nadie o que alguien dependiera de él.

― Sí, pero no han encontrado nada que sobresaliera o resultara extraño. Todos los exámenes que me hice han salido estupendamente bien, y eso es lo que más extraño me resulta. ― Se masajeó levemente la zona afectada, y frunció su ceño ―. Pero bueno, ¿cómo han ido las cosas con Hena? Dijiste que me contarías.

JongIn con sólo oír su nombre, soltó un gran y escandaloso quejido, agitando las manos como si estuviera dispersando una nube negra que amenazaba con arruinar su día por completo.

― ¡Ni me lo recuerdes! Fue una total pérdida de tiempo, y además de ser la peor cita que tuve en mis 29 años de edad, fue lo más incómodo que te puedes imaginar. ― Mientras contaba su experiencia de una cita a ciegas la pasada noche, tomó asiento al lado de KyungSoo, bebiendo de su botella de agua para poder seguir ―. Sólo quiero que vengan los Hombres de negro, y me borren la memoria.

KyungSoo rió por lo bajo, tapándose con la mano para disimularlo.

― Al parecer no me cansaré de de repetir la mala suerte que tienes para las citas a ciegas, Kim.

― Ni que lo digas, Soo. ¡Estoy meado por un elefante! ― Agregó, entre un falso lloriqueo ―. ¿Debería hacerme una limpieza de energías con un huevo? Tal vez alguien me esté tirando malas vibras o me hayan tirado un embrujo.

KyungSoo no pudo evitar reír más fuerte.

― A ver si con eso tu suerte cambia aunque sea un poco. ― Mientras hablaba, comenzó a ordenar el papeleo que tenía pendiente en su escritorio ―. Por cierto, ¿sabes dónde puedo encontrar al señor Gao? Me habló esta mañana por mensaje diciendo que necesitaba una fotocopia del informe de las ventas que hemos tenido en éste último tiempo, pero lo busqué al llegar y no lo encontré.

― Tal vez esté en la oficina del director ejecutivo, casi siempre está allí. Sino, no sabría decirte dónde podría estar.

Dando un leve asentimiento de cabeza ante la sugerencia de su amigo, tomó la carpeta roja que contenía las fotocopias que necesitaba y comenzó su trayecto hasta la oficina principal.

KyungSoo iba caminando con tranquilidad, no tenía apuro y mientras tanto aprovechaba para despejar su cabeza.

Su momento de paz se vino abajo al pasar por el sector de los baños, específicamente el de los alfas. Una fuerte ola de calor lo atravesó al pasar frente a ella, la cual lo ancló al suelo por completo. Su cuerpo pesó como si estuviera cargando con dos bolsas de cemento, y el fuego en su interior se extendió hasta sus orejas y cuello.

Su lobo repentinamente despertó y en un estado eufórico, moviendo la cola de un lado a otro por la emoción que le causaba algo cerca de él.

KyungSoo se sentía atraído hacia los baños, como si un hilo tirara de él hasta allí y lo obligara a acortar aquella distancia que sentía insoportable.

Por segunda vez en su vida, su lobo fue quien tomó el control de su cuerpo y mente. Y aquello sólo significa una cosa: estaba en grandes problemas.

 Y aquello sólo significa una cosa: estaba en grandes problemas

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Insolite - 𝑝𝑐𝑦. 𝑑𝑘𝑠 𝅄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora