Lucille.

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No puedo recordar lo último de ese día, solo adormecimiento.

Tampoco recuerdo la manera en la que lloraste tanto unos días antes, sacando a relucir todo lo que llevabas guardado todo este tiempo, y no recuerdo haberte dicho "todo estará bien", no recuerdo haberme equivocado.

No puedo recordar la manera en la que tu cabello, blanco como la nieve, se mecía con el aire de las madrugadas mientras mirabas el cielo buscando algo que nunca logré saber. Tampoco recuerdo haber mirado tus ojos con tanto enojo acumulado, rojos como la sangre y ya no azules como el basto mar, y como el triste cielo que se alzaba sobre nosotras.

Después de que te fuiste, todo fue adormecimiento, y después, tristeza.

Fue realmente bueno que mi vacío se convirtiera en algo mas que solo vacío, una tristeza que llegó a ser tan grande como mi amor por ti. Y poco a poco, la vida fue pasando día tras día, y yo conté cada uno de ellos.

¿Sabes que otra cosa no recuerdo?

Así es, esa forma tan dolorosa en la que me miraste antes de que partieras, no sostuviste mi mano esa vez, ni mucho menos me diste un beso de despedida como solías hacerlo todos los días antes de salir. No recuerdo como cerraste la puerta despidiéndote de mi con un simple "adiós" que quebró mi alma en millones de pedazos, una puerta por la cual pasaste y cerraste para nunca mas volver a pasar por ahí ni mucho menos abrirla.

No recuerdo discutir contigo una noche antes, mientras tu me observabas sin decir ni una sola palabra, solamente escuchando todo lo que quería sacar en ese momento. Aunque estuvimos juntas por mas de siete años, nunca supe lo que pensabas.

Tampoco recuerdo todas las noches que pasabas despierta, mirando a través de nuestra ventana la luna, las estrellas o simplemente a la nada. No recuerdo haberte acompañado hasta que me quedaba dormida al lado tuyo, para que a la mañana siguiente despertara en nuestra cama sin ti al lado.

No recuerdo esos cumpleaños que compartimos juntas, con una tarta de zarzamora que preparabas siempre. Era mi favorita.

No recuerdo, también, festejar tu cumpleaños, encontrándome con tus ojos tristes y apagados de siempre, pero con una pequeña sonrisa que parecía mas de melancolía que de felicidad. No recuerdo haber hecho suficiente té para las dos, ni dejarlo en tu habitación vacía.

No recuerdo verterlo hasta que comenzó a oler mal.

No recuerdo haber cambiado las flores, las últimas flores que pusiste en el jarrón que yo hice en el taller de alfarería. Jacintos que crecían en nuestro jardín pequeño.

No recuerdo que tu me miraras de manera triste cuando me solté a llorar, sin el suficiente coraje para abrazarme y decirme que no te irías.

No recuerdo no hablarte hasta que me di cuenta que no estabas mas en casa, en nuestra casa.

No recuerdo haberme acurrucado en tu pecho, ni oler tu aroma lo suficiente para guárdalo en mi memoria. No recuerdo haber sido abrazada por tus brazos suaves y reconfortantes mientras dormíamos.

No recuerdo haber olido tu esencia, ni haber llorado descubriendo que no eras tu.

No recuerdo llorar después de llamarte sin recibir respuesta.

No recuerdo abrazarte.

No recuerdo oír un "te quiero" salir de tus labios después de besarme. Aunque el "te quiero" no fuera necesario porque sabía como te sentías, ahora comienzo a dudarlo cuando pienso en esas veces que lo dijiste. Pero no lo recuerdo, como lo dije.

No recuerdo tu mirada furiosa, tintada en carmesí.

No recuerdo ver tu sangre, espesa y caliente, negra.

No recuerdo escucharte gritar entre tus pesadillas, ni hacerte pequeña entre las sábanas porque algo te dolía -algo de lo cual nunca llegué a saber-.

No recuerdo abrazarte mientras te derrumbabas entre ese montón de culpas que nunca comprendí, y que por supuesto, nunca supe. Nunca me dijiste. Aunque yo te habría perdonado todos y cada uno de ellos como si de un ser supremo se tratase.

No recuerdo ver tu cuerpo colgar de esa cuerda sujetada a la viga del granero. No recuerdo ver tus ojos cerrados plácidamente, como si estuvieras recibiendo toda esa paz que siempre anhelaste.

No recuerdo verte viva de nuevo como si nada hubiese pasado. No recuerdo haberte escuchado, de forma tan calmada, minimizar lo que acababa de pasar una vez que yo había aceptado que te había perdido para siempre.

No recuerdo haber discutido contigo después de eso.

No recuerdo enamorarme de ti. Ni siquiera recuerdo haberte conocido ese día en la panadería de la ciudad, ni haberte llevado a comer a mi casa porque no tenías a donde más ir.

No recuerdo haberte llamado por tu nombre, y que tu me respondieras desde alguna parte de la casa "Armand aquí" cuando ya habías hecho de mi casa tu hogar también.

No recuerdo haberte amado tanto que dolió.

[...]

Tal y como dijiste, siempre he sido una mentirosa, porque lo recuerdo todo, cada una de esas noches y cada una de esas preguntas que la gente me hacía cuando tu ausencia empezó a ser notoria no solo para mí. Recuerdo todo, mi amor, y aunque he hecho de todo para olvidar tu recuerdo, estás en todas partes. Sé que no puedo escapar de ti.

Y aunque mi vida siguió y conseguí convertir toda esa tristeza y dolor que dejaste con tu partida, no puedo odiarte por escoger servir a tu causa interna -la cual jamás supe ni comprendí por más que traté-, porque no pudiste amarme mejor en esos años que pasamos juntas. Sé bien que no volverás, y menos ahora que han pasado más de cuarenta años y soy toda una anciana a la cual la juventud y la alegría se le han marchitado, pero todavía guardo la esperanza de que vengas aquí, a mi lecho de muerte y dejes, por última vez, un ramo de jacintos que tanto tu adorabas.

Sé que seguirás hermosa y joven, desde un tiempo comprendí que el tiempo no pasaba de igual manera para ambas -quizá por eso todos estos años me han parecido eternos, mientras que para ti solo ha sido una pequeña fracción de la vida que has tenido en la Tierra-, lo comprendí tarde, pero pude comprenderlo al final, aquí y ahora. Sé que seré un momento efímero más en tu vida, como tantos has tenido, nada puedo hacer por eso aunque para mi tu hayas sido todo. Te perdono por eso, y te perdono por todo lo anterior que nunca pudiste decirme y que tanto te atormentaba, y te perdono por lo próximo que hagas en la vida que tengas por delante. Por mi parte, te amé y amo más que a nadie. Mi amor por ti no me llevará a ninguna parte, pero te amo, y mi alma siempre está contigo.

-Siempre tuya, Lucille.

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