CAPÍTULO ÚNICO

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Con mucho cariño para mirilila

¡Feliz Navidad, compatriota! Espero te guste ^^

...


—Temo, Ari está en la puerta.

El castaño quitó la vista de su libro y se giró hacia la puerta, que estaba entreabierta. Lupita, su pequeña calcomanía, se asomaba, pero no terminaba de entrar a la habitación, respetando la privacidad de su hermano.

—¿Puedes decirle que no estoy?

Ella asintió, sin poder disimular la decepción en su rostro, y se retiró, cerrando la puerta tras ella.

Temo suspiró y se dejó caer en la cama. Cerró fuerte los ojos, aguantándose las ganas de llorar. Jamás creyó que pasaría la víspera de navidad así, estando peleado con su novio.

Era su culpa, había sido tan ingenuo. Su padre le había dicho que no contara el secreto familiar por una razón. Siempre que la gente descubría que su padre era dueño de AVON y que, por tanto, era millonario cambiaba su actitud hacia él. Lo sabía, no es como si no fuera consciente de ello, solo... creyó que Aristóteles sería diferente.

No lo notó de inmediato, cuando le reveló su gran secreto a Ari, él lo había tomado bien. Se impresionó claro que sí, pero luego se había reído diciendo "bueno, ahora algunas cosas tienen sentido" y continuaron con su cita, como si aquella revelación hubiera sido un dato irrelevante.

No, el cambio no fue instantáneo, pero fue gradual.

Comenzó con pequeñas cosas: la insistencia de Ari de pagar las comidas en sus citas al punto que a veces ni siquiera le dejaba pagar a medias, que se esforzara en hacer regalos más elaborados para él que, a veces, apenas se podía costear, como empezó a recibir sus regalos y detalles que tenía para con él cada vez con más reticencia.  Había sido tan obvio, ahora que lo analizaba mejor, más en su momento atribuyó esos comportamientos a su característico orgullo Córcega.  

No fue hasta una semana antes de navidad que se dio cuenta. Temo se iba a ir a Toluca por noche buena y  navidad para pasarla con el resto de su familia que no veía hace mucho. Sabiendo que Ari y Amapola seguían sin estar en buenos términos con el resto de los Córcega, Temo pensó que invitar a su novio y a su suegra a pasar tiempo con ellos sería buena idea, además de que sería una buena oportunidad de que Ari por fin conociera a sus hermanos mayores y otros familiares, pero en cuanto mencionó que su padre pagaría los pasajes, Ari se negó rotundamente y empezaron a discutir.

—¡Ya te dije que no, Temo! Es demasiado y de por sí que ya tengo muchas deudas con Pancho.

—Y yo te dije que no es un préstamo, es un regalo ¡Deja tu estúpido orgullo de lado y solo acéptalo!

—¡Claro! Cómo a ti no te cuesta nada.

Esa. Esa fue la gota que colmó el vaso

—¿Qué...? ¿Qué fue lo que dijiste? —Cuauhtémoc dio unos pasos hacia atrás, impactado y dolido.

Esas palabras se habían sentido como una daga directo en el pecho. Todo este tiempo... ¿Aristóteles había tenido esa imagen de él? ¿la da un chico rico mimado? ¿Desde cuando?

Él sabía perfectamente desde cuando.

No era consiente de que expresión tenía ahora en el rostro, pero en cuanto Ari la vio su ademán enojado se cayó para ser inmediatamente reemplazado por uno lleno de arrepentimiento y pánico.

A bittersweet Christmas - ONESHOT ARISTEMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora