16. La verdad sobre Zalair

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Me desperté ensimismada, después de haber dormido sola en el suelo, por llamarlo de alguna forma. Mientras me incorporaba, mi estómago rugió como si se tratase de un león enfurecido, lo cierto es que tenía hambre, demasiada. Sin embargo, no había nada para llevarse a la boca. Seguía viendo a New, como si estuviese ahogado, porque no podía oírle.
De nuevo, apareció Zalair y me llevó comida, acordando un plan genial para escapar de aquel sitio. Por la noche, estaba todo oscuro, nadie se puede escapar de allí, a no ser que porte una orgonita nocturna que alumbrase en la oscuridad. Zalair apareció junto con la orgonita, sonriendo como si hubiese visto un campo de flores. Me cogió delicadamente del brazo y me llevó a su casa. Allí junto a la chimenea me dio comida y algo para beber, cuando terminamos la cena. Ella me contó por qué se había arriesgado por mí y la verdad, es que estaba loca y profundamente enamorada de mí aunque lo disimulaba muy bien. Puse la televisión, noticias y no salía nada interesante y justo cuando iba a apagarla por aburrimiento, salió el caso de busca y captura de una chica joven que había acabado con la vida de otro muchacho llamado Bean Pastcastle de 25 años, ahorcado en el sótano del domicilio. Un niño desaparecido de entre tres y cuatro años, que es necesario investigar por situación paranormal. Empecé a llorar y a alegrarme, pues sabía quien había hecho tal cosa, lo que se escapaba de mi afirmación era la causa principal, Ceci había asesinado a New, pero César no sabía dónde estaba. Zalair me miró preocupada y me enjugó las lágrimas de las comisuras de mis labios y acercó los suyos lentamente, a la vez que ella se acercaba yo también lo haría presa de aquella situación e incitada por el deseo sexual que no aliviaba desde hacía tiempo, la besé, aún así no me sentí culpable. Me sentí bien, a gusto y a salvo. Solo ella y yo. Pronto el beso delicado se volvió intenso, se repitieron muchas veces tantas que fueron incontables. Nunca antes había besado a una mujer, pero me sentía mejor que incluso con Bean, todo era más íntimo y concienciado.

Ella me miraba y yo a ella, pronto asumí el papel de activa y empecé a darle placer con mi lengua, recorriendo todo su cuerpo mientras a ella se le erizaba todo el bello corporal, la ropa acabó en el suelo, pero a ninguna le importaba eso. Deslicé mi lengua hasta su parte más intima y la saboreé, fue lo más sabroso que había probado en mi vida, estaba increíblemente bueno e incluso hacía que no pudiera parar de chupar, morder y cosas varias además. Ella no podía controlar su respiración o más bien yo no la dejaba. Pronto sin pensarlo un instante aunque fuese introducí mis dedos en su interior para que me sintiera más y mejor. Tras varias horas experimentando y probando posturas, a cual más porno, me cansé. Ella se quedó sin palabras y nos quedamos desnudas y agotadas en frente de la chimenea hasta que el sueño nos ganó la partida. Estaba feliz junto a Zalair.

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