ONE SHOTS: JiraTsu

#1

ONE SHOTS: JiraTsu

Tsunade puso los ojos en blancos ante tal proposición. Se cruzó de brazos y miró de arriba a abajo a Noya Tamotsu con un gran ramo de rosas y una caja de chocolates. Quiso sacarle a patadas de su despacho y exigir el respeto que ella merecía como mujer y como hokage pero el dulce era su perdición así que suavizó sus formas. 

Cerró la puerta con sigilo y se dispuso a comer los chocolates muy contenta. Sabía que no debía comer más de uno por la dieta ya que, desde hacía unos meses, había tomado por costumbre el hecho de darse atracones. Cómo culparla, compartía las noches con Jiraya y él era un gran cocinero pero esto provocó que le sobrasen unos kilos. 

Justo se había metido el primer bombón en la boca y saboreaba el sabor a avellana como si fuera un gran manjar de los dioses cuando alguien abrió la puerta.

Rápidamente, escondió los bombones que no pensaba compartir con Shizune. 

Aquella la que era ayudante suya nunca engordaba, comía tazones y tazones de ramen sin engordar. Incluso tenía la osadía de regañarla cuando ella intentaba probar un poco. 

─Ah, eres tú ─suspiró aliviada sacando su caja de bombones de debajo de la mesa─, creía que eras Shizune.

Jiraiya sonrió al verla.

─¿No querías compartirlos con ella? ─preguntó divertido mientras señalaba su caja.

Ella negó con la cabeza.

─Me hubiera regañado por no seguir la dieta. 

─¿Desde cuándo haces dieta?

Tsunade se giró muy ofendida.

─Desde que no paras de cebarme cuando voy a tu casa, estoy hecha una foca ─ dijo con el ceño fruncido.

─¡Pero si estás estupenda! ─se excusó Jiraiya muy avergonzado.

Ella refunfuñó y le ofreció uno.

Ambos se sentaron en la terraza de su despacho, echó la llave a la puerta y pusieron una manta para poder sentarse. Veían la puesta de sol con una sonrisa en sus caras cuando el genio de los sapos rompió el silencio.

─¿Y de dónde has sacado los bombones?

─Me los ha dado ese chico tan raro de la Niebla junto a ese ramo de rosas ─respondió ella abriendo un bombón por la mitad y señalando el ramo.

Jiraiya se quedó petrificado.

─¿Cómo?

─Fue una declaración digna de película ─comentó algo despreocupada. 

─¿Se te ha declarado el chico de la Niebla? ─preguntó muy serio.

─Así es, estamos comiendo su declaración.

Su semblante cambió y dejó de comer chocolates cuando ella decidió picarle un poco más.

─Es el del pelo azulado ─dijo con una sonrisa pícara─. Sabes a quién me refiero, ¿no? El que es así alto, guapo y listo.

Jiraiya dejó de hacer contacto visual con ella y frunció el ceño pero aún así no dijo nada así que ella se acercó más a su rostro para seguir un poco más.

─Tiene un gran dominio del senjutsu y...

─¡Para ya! Estás intentando enfadarme y no lo vas a conseguir.

Ella sonrió.

─¿Estás celoso? ─susurró.

─¿Cómo voy a estar celoso de un niño? ─replicó. 

─No lo sé, ¿lo estás? ─preguntó ella divertida.

Él se quedó sin palabras, lo cual fue la confirmación de lo evidente. Tsunade acarició las marcas en su cara y las besó.

─¿Me quieres sólo tuya? ─preguntó acercándose a su oído─. Porque yo a ti sí 

Jiraiya se puso rojo cuando se lo dijo así pero aún así no reaccionó. 

─Te quiero sólo para mí ─susurró besando todo su cuello.

─Tsunade, yo t... ─empezó a decir con cierta timidez.

─Qué iluso eres, Jiraiya, no importa cuántos años pasen.

Le dejó allí solo y con una sonrisa en su cara cual adolescente. 

Cuando entró en su despacho sintió como agarraba su brazo con fuerza. 

Estampó los labios sobre los suyos marcando su pertenencia. 

─Eres mía ─murmuró consiguiendo que las mejillas de Tsunade se tiñeran de rojo.