Mariza avanzaba por los pasillos, en dirección al salón de entrenamiento. Su mirada se desvió a la ventana, notando que comenzaba a llover. Siguió avanzando sin importar que cada vez que relampagueaba el pasillo se iluminaba de una manera aterradora.
Al llegar al lugar, abrió la puerta con lentitud.
—Martin —llamo, pero no obtuvo repuesta.
Dejo viajar su mirada por el pasillo desolado, quizá Martin se había retrasado. Por ello decido esperar e introdujo a la habitación, avanzo en dirección al interruptor, pero antes de llegar a él, la puerta se cerró con brusquedad, sobresaltándola.
El lugar se volvió aún más oscuro, por lo que se apresuró a encender el interruptor, pero este parecía estar dañado.
Su mirada viajó a la ventana a su costado, la cual dejaba entrar una débil luz, a pesar de que las gotas de lluvia se deslizaban por ella, pero aquello no fue lo que la inquieto, sino en reflejo de en ella. Se giró con brusquedad, pero antes de ver el rostro al ser, este el sujeto del cuello con fuerza y pego contra la ventana, ocasionando que el cristal se cuarteara.
Mariza intento liberarse, pero aquel ser era realmente fuerte.
—Tranquila, preciosa, no te haré daño si me dices donde está él —murmuro el ser, al cual le sobresalían unas enormes alas negras de su espalda.
Mariza había escuchado antes de los grigori, pero jamás visto uno, ya que estos solían vivir bajo las sombras, sin elegir un bando o tener respeto alguno a los reinos.
Ante el sonido de unos pasos acercarse, dejo viajar la mirada a la puerta.
—Más te vale guarda silencio si no quieres que te mate —ordeno el grogori, liberándola, para irse a ocultar detrás de la puerta antes de que fuera abierta.
La chica se llevó la mano al cuello, intentando controlar su acelerado pulso y recuperar el aire perdido.
—Has llegado antes que todos —dijo Martín, entrando a la habitación— ¿Por qué no has encendido las luces? —preguntó, avanzando al interruptor, pero se detuvo al ver que algo sucedía con ella— ¿Estás bien?
Mariza no le di repuesta, solo lo contemplo nerviosa. Al percatarse que la morena miraba más allá de él, pero antes de seguir su mirada, algo golpeo con fuerza su cabeza, aturdiéndolo.
—¡Martin! —exclamo la chica, yendo hacia él para auxiliarlo.
Mariza se arrodilló a su lado.
—¿A dónde está él? —volvió a preguntar el grigori. Pero al no obtener una repuesta, tiro de Mariza, y sacando una daga de su cinturón, pegándola al cuello de la chica—. Dime a donde está Semyazza, si no la mato —exige.
Martín se puso de pie con dificultar al estar aún aturdido y mareado.
—No sé de quién hablas —contesto sincero.
—¿Estás seguro? —pego el filo de la daga con más fuerza a la piel de la chica, provocando que sangre brotara de ella.
Mariza intento idear un plan para escapar de sus brazos, pero todos apuntaban que cualquier movimiento brusco provocaría que su cuello fuera cortado.
—Espera —intervino el chico al ver la decisión del caído de cortarle la garganta a Mariza—. No sé quién Semyazza, o como entraste a la ciudad, pero a quien buscas no se encuentra aquí.
—¿Me crees idiota chico? —pregunta— puedo sentirlo, él está aquí.
—En ese caso parece que tus instintos comienzan a fallarte, grigori —se escuchó una nueva voz.
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Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐
FantasyLa era de la extinción se acerca, con el final de la guerra. Nadie sabe quién ganará, o si quizás habrá un ganador. Lo único que saben es que la vida y el amor están en juego, junto con secretos del pasado. ¿Quién lograr sobrevivir en la guerra?, ¿...