León
Esa noche tenía toda la pinta de que iba a ser más larga que una semana sin agua.
Pasé un par de horas sin pegar ojo y con Dani profundamente dormida a mi lado.
Intenté concentrarme en cualquier otra cosa, pero se arrimó demasiado, tanto que yo solo era consciente de una única parte de mi cuerpo.
Para cuando quise darme cuenta estaba completamente envuelto por ella.
Una de sus piernas se reposó sobre mí y su brazo me abrazó como si fuera a escaparme.
La palma de mi mano viajó hasta su muslo, donde se abrió por completo y la sujeté con deseo.
Aquello no iba a poder acabar bien, o no como yo quisiera.
Dani aún no está bien.
Me incorporé despacio hasta quedarme sentado en un lado de la cama.
Me curvé, con las piernas bien abiertas, y miré hacia mi tirantez.
¿Y ahora qué?
Eché la vista hacia atrás, Dani continuaba tan pancha.
Fui al baño, con una única idea en la mano derecha.
Nada más encerrarme en el aseo, me vibró el pantalón del pijama.
— ¿Qué mierda hace esto aquí? —Murmuré para mí, sacándome el móvil del bolsillo. — ¿Quién llama a estas horas? —Maldije, y no precisamente porque me resultara extraño. Me habían cortado todo el rollo.
Número desconocido.
El código cifrado era una tradición.
Descolgué.
— Ya lo tenemos.
Supe quien era y de qué hablaba.
Escuché a Dani llamarme desde la cama y tiré de la cisterna para que no me oyera hablar.
— Va Bene. —Ya era hora.
— Mañana a primera hora puedes pasarte a por él.
Ya estaba todo dicho.
Dani tocó la puerta y colgué.
— ¿Estás bien? —preocupada, desde fuera.
Quité el cerrojo y abrí.
Su mirada me lo decía casi todo.
— Hugo, ¿qué haces? —Levantando una ceja.
Chica lista.
Me había olvidado de hacer sonar la tapa del retrete y estaba bajada.
Nada de lo que pretendía. Nada.
Puse mi cara más traviesa y salió corriendo hacia la cama.
Escuchar su risa, era como vivir en el mismísimo cielo.
Fui tras ella.
Frené sus pasos, atrapando su mano, y la acerqué a mi pecho.
Era la razón de cada una de mis sonrisas.
Los planes que me deparó el destino esa noche no cambiaron para mí, no pasó absolutamente nada.
No sé ni cómo, conseguí dormir a pata suelta.
Me había quitado un peso de encima.
En cambio, Dani no atrapó el sueño como siempre.
Noté como se movía por el colchón, de una forma muy diferente a la que me hubiera gustado, y apretaba mi brazo con fuerza, hasta que acabó de despertarme de un grito.
ESTÁS LEYENDO
Todo por amor (+18)© ✔️
RomansaNo esperes la típica historia romántica, tampoco un cliché de mafia. Lee el prólogo, si no te gusta deja de leer ❤️ ▪️BOOKTRAILER disponible en Instagram, puedes encontrarme como @KiraBodeguero. 🏆Ganadora en la categoría mafia/policiaca de los #Red...