CAPITULO 3

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NOTA DE LA AUTORA:  

si quieres una mejor experiencia en cuanto llegues a la parte que dice kaprichosa, reproduce el video 

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Capitulo tres

—La próxima podrías ser puntual ¿no? —lo mire irritada —son las cinco y diez 

—O  lo siento —hizo un puchero —¿tiene planes la chica?

eso te pasa por aceptar darle clases Madison

—eso no te importa —solté enojada

—Claro que si —se sentó en una de las sillas de la biblioteca —si me dices que si, talvez y digo que no entiendo nada para que no salgas.

—Mas te vale entender todo lo que te explique —me senté en la silla de al lado

—¿Qué pasa si no entiendo a la primera?

Lo mire seria 

Alzo sus manos en forma de paz —intentare entender todo

Sonreí y empecé a abrir todos los libros que estaban en la mesa. Diez veces, diez veces le he explicado el maldito trabajo de matemática y no lo entiende, nisiquera me pone atención, todo el rato esta en su celular, riendo y hablando quien sabe quien, juro que me esta sacando de mis casillas y no se cuanto mas pueda aguantar.

—¡¡SUELTA TU MALDITO CELULAR!! —grite

—¿para que te gastas? —dejo su celular a un lado —no entiendo nada de lo que me dices

todopoderoso te lo pido elimínalo —si dejaras tu celular a un lado, entenderías.

—¿si te pongo mas atención podre irme?

—es lógico que si

—bien —se acomodo mejor en la silla  —te escucho entonces

le explique todo desde el inicio y después de diez intentos, por fin entendió todo el trabajo y lo resolvió.

—No era tan difícil ponerme atención desde un inicio —susurre —si no entiendes algo, escríbeme

—no necesito nada de ti—dijo burlón

—¿oh, enserio? gracias a mi entendiste el trabajo de matemáticas y lo resolviste.

—lo entendí desde la primera vez que lo explicaste —confeso —solo que, es divertido ver tu cara cuando te enojas —cogió su mochila y se despidió agitando su mano en forma de despedida para luego salir de la biblioteca

—ojala su almohada no tenga lado frio hoy —susurre irritada. 

Fui por algo de comida a la cocina y luego me senté en el sofá de la sala para empezar a comer. Un rato después tocaron la puerta, me levante y fui a abrí, era Hanna.

Sonrei —Hola, pasa —me hice a un lado para que entrara

—gracias —entro y se dio la vuelta para quedar frente a mi —¿Cómo te fue con Jacob?

de la mierda

—genial, entendió todo rápido y se fue temprano

¡MENTIROSA!

Cállate de una ves conciencia.

—Bueno estas feliz, supongo

—¿por que debería estarlo? —me senté en el sofá de nuevo

EL CHICO DE INTERNETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora