Capítulo XII: El Terco

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Imagen por: Suzukage en Twitter https://twitter.com/r_suzukage 

~°~°~ Capítulo XII: El Terco ~°~°~

El griego abrió sus ojos, apesadumbrado. Aquella mañana de domingo no se dignó en levantarse para realizar su rutina matutina, aquella que su pareja siempre buscaba evitar a toda costa. Su mente y su cuerpo le pidieron sosiego.

Se dió la vuelta entre las mullidas sábanas, y observó al inglés sentado, concentrado en su lectura.

–¿Qué lees? –Preguntó, llamando su atención.

–"The Godfather" –le mostró la portada del libro. –Es de mis novelas favoritas. Ya la leí en inglés, ahora la estoy leyendo en griego –especificó.

–Pensé que eran películas. –

–Bueno, esas películas están basadas en el libro. Pero nunca las he visto. –

–Yo solo vi la primera, ¿Por qué no las vemos todas hoy? –dijo a la vez que se colocaba en el regazo del inglés. –Mientras tanto, podrías leerme un poco... –

El otro sonrió por la actitud infantil de aquel hombre, que hace un par de horas exclamaba bramidos de placer. Accedió a la petición y prosiguió su lectura, haciendo una breve recapitulación de lo que había leído con anterioridad. Radamanthys disfrutaba de la literatura y su gran diversidad. Como políglota, le gustaba conocer expresiones a través de los libros, pero a pesar de disfrutar la diversidad de idiomas, sus obras favoritas eran las inglesas; para él, era un deleite poder recorrer cada párrafo recordando los paisajes y entonaciones de su lugar de nacimiento.

Con esta novela, se transportaba a dos países desconocidos y con una mezcolanza cultural totalmente diferente a la suya, ya que reinaba un ambiente hostil, lleno de violencia y traiciones. A nivel personal le parecía un tanto surrealista, pero a la vez, lo aterrizaba en una cruda realidad.

Radamanthys leía de manera llamativa el capítulo en el cual Conny, la hija del Don Corleone, fue violentada por su esposo, aún estando embarazada. Al enterarse, su hermano Santino Corleone se dirigió a proteger a su hermana, pero solo encontró su trágica muerte. Radamanthys hizo una pausa, muy larga según Kanon, por lo que cuestionó si ocurría algo.

–Es horrible... –expresó pausado.

–Si, dejaron a Sony como colador –dijo Kanon.

–A parte de eso... –hizo otra pausa, buscando la manera de expresar lo que atravesaba por su cabeza. –Mi vida era más como un cuento de hadas. La violencia era algo que yo nunca presencié o experimenté, más allá de los libros de historia. Fue en el internado cuando conocí más sobre... la vida real. No solo entre los compañeros, sino también, lo que padecían muchos en sus casas. –

Kanon escuchaba atentamente mientras observaba su semblante. Radamanthys contó con detalle lo que conoció de un compañero de clases al cual le hablaba de vez en cuando. Era muy tímido, pero todos sabían que era fanático de algún grupo de artistas koreanos, ya que su casillero y muchas de sus cosas tenían sus característicos adornos. Algunos compañeros lo molestaban con apodos ofensivos, nada de importancia mayor.

Pero un lunes, luego de ir a casa de sus padres por el fin de semana, el chico regresó con golpes notorios, y sus cosas ya no tenían los mismos adornos que antes. Continuó su amistad con el chico, pero siempre se miraba abstraído. Luego de las vacaciones de navidad, el chico nunca regresó y no supo nada más de él. No era el único que tenía algunas marcas características visibles en su cuerpo.

–La vida de algunos de mis compañeros, era como una historia de Charles Dickens, exceptuando la pobreza extrema, pero remarcando esa brecha social, ese miedo a perder el prestigio a través de las enormes deudas. A pesar de todo, la violencia era parte de sus vidas. Abrí los ojos y me percaté que este mundo necesita mucha justicia–.

Drákos AgóraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora