-¿Quién eres?- Pregunté mirandolo con el seño fruncido.
Se levanto del sofa y camino por la habitación hasta que se detuvo en un punto fijo. Un punto donde antes había una alfombra que un día fue cubierta de sangre.
-Lamento lo de tu madre- Me dijo. No contesté. -Sabes, desde que... eso pasó, nadie a querido el piso- Me reveló mientras daba vueltas de un lado al otro. Yo solo lo seguía con la mirada -¿Quien lo haría?- Preguntó como si fuera lo más obvio del mundo.
No entendía nada sólo se paseaba de un lado al otro llendose por las ramas y esquivando mi pregunta.
-Ve al punto- Exigí en tono seco.
Me miro curioso para después asentir con la cabeza. Se acerco al sofa y se sentó como había hecho antes.
-No te quedes ahí- Dijo divertido.
Frunci el ceño y me di cuenta de que todavía estaba parada en el umbral de la puerta.
Di un paso al frente y cruce los brazos sobre mi pecho esperando a que hablara.
Me miro divertido, nego con la cabeza y susurro algo que no pude entender.
Mi paciencia ya estaba llegando a su tope. Si no empezaba a hablar, esto se pondrá feo.
Cameron sólo me miraba, analizando cada detalle de mi rostro deteniéndose un momento en mis ojos. Los segundo en que me miraba fijamente se me hacían eternos, ya que era una mirada tan... intensa, que me ponía nerviosa.
-¿Qué?- Solté en tono brusco.
-Nada, solo que... te pareces mucho a tu madre- Dijo pensativo. Yo solo trataba de retener las lágrimas que su sola mención atraía -Lo siento- Dijo de nuevo al notar la nostalgia plasmada en mi rostro.
-No importa- Limpié una lagrima rebelde con el dorso de mi mano -Sólo dime ¿Quién eres?- Volví a preguntar.
-Soy tu hermano- Contestó al fin.
Eso no me lo esperaba.
-¿Qué?- Dije atónita dejandome caer en el sofa más cercano, sin importar que mi ropa se llenara toda de polvo.
Y de verdad que no me importaba después de lo que Cameron me acaba de decir.
¿A quién le importaría cuando te acabas de enterar de que tienes un hermano?
-Soy tu hermano- Dijo de nuevo mirándome, analizando mi reacción.
Esas simples palabras pusieron a mi cerebro en un caos total.
¿Un hermano?
No, no, no.
Necesito explicaciones... y ahora.
-¿Cuando pasó todo esto?- Pregunté devolviendole la mirada y después de varios minutos en shock.
Asintió y palmeo el asiento a su lado para que me sentara.
Lo miré incrédula. ¡Un extraño me acaba de decir que es mi hermano! Claro que voy a dudar de él, hasta que me cuente ¿cómo?¿cuándo? y ¿dónde? pasó todo esto.
-Ven, no te voy a hacer nada- Dijo para tranquilizarme, lo cuál no logró.
Lo mire molesta.
-No me interesa- Y era verdad. Bien podía defenderme sola -Sólo dime porque dices...
-Que soy tu hermano- Terminó por mi. Asentí -Porque lo soy- Dijo en tono obvio -Y si quieres que te cuente toda la historia- Palmeo otra vez a su lado -Ven y siéntate- Sentenció recostandose y poniendo las manos atrás de su cuello.
¡¿Cómo puede estar tan jodidamente relajado?!
¡Mi cerebro está a punto de fundirse!
Sin embargo, necesito respuestas, algo que me demuestre que lo que dice este extraño tiene sentido.
Me levante y dudosa me senté a su lado.
Una sonrisa burlona se curvo en sus labios. Maldito.
Se acomodo en su asiento y tomó una gran bocanada de aire.
-Antes de que Stella y Peter se casaran, y antes de que tú nacieras, Peter tuvo una aventura con una universitaria llamada Katherine Hudson- Al escuchar ese apellido, no pude evitar mirar a Cameron. El ya me estaba mirando y solo pronunció un "ya lo entenderas" para después continuar -Bueno, ella era... mi mamá- Su voz tambaleó por un segundo -Ella murió cuando yo tenía 10 años, así que servicios infantiles se hizo cargo de mí hasta que un día se presentaron mis abuelos y, ellos continuaron con mi crianza hasta que murieron tres meses antes de que cumpliera 16- Su voz tambaleó de nuevo, pero se recuperó rápidamente -Me quedé en casa de amigos hasta que cumplí la mayoría de edad y podía tomar mis propias decisiones- Hizo una pausa -Al mismo tiempo un abogado me contacto, y éste resulto ser el que redactó el testamento de mis abuelos. Me dijo que ellos me dejaron su casa como herencia. Viví allí durante unos dos meses, hasta que un día mientras buscaba algunos documento que el abogado me pidió en el escritorio de mi abuelo, encontre esto- Saco un sobre todo arrugado de su bolsillo -Esto fue lo que me trajo aquí- Puso el sobre en mis manos -Lo que me trajo a ti.
Observé el pedazo de papel amarillento y todo arrugado durante unos segundos, pensando en que será lo que esta escrito en él.
Dudosa, lo sujete y empecé a abrirlo cuando la mano de Cameron se posó sobre las mías, deteniendome.
-No lo habrás aquí- Me dijo - Habrelo en tu departamento... sola.
-¿Por qué?- Pregunté con el ceño fruncido y buscando algún escrito en el sobre, pero no había nada.
-Sólo hazme caso- Dijo.
Lo mire no muy segura de sus palabras, pero él ni se inmutó. Revise el papel otra vez, pero obtuve el mismo resultado. Nada.
-¿Cómo conoces a mi madre?- Pregunté recordando lo que me dijo antes.
-En el cementerio- Dijo después de unos segundos donde parecía que rebuscaba entre sus memorias -Fui a visitar a nuestros abuelos y ahí estaba ella.
Me sentí extraña por el "nuestros". Nunca los fui a visitar, nunca los conocí en persona. No, nunca los conocí y punto.
Y además, un medio hermano, del cual no sabía, con el cual compartía más que solo sangre.
-¿Peter sabe algo sobre ti?
-No lo creo- Se encogió de hombros -Nunca supo que mi madre estaba embarazada, ni quién era ella- Apoyo los codos es sus rodillas y me miro -Como dije, fui una aventura de una noche.
Bueno, una razón más para odiar a mi "padre".
-¿Y por qué decidiste buscarme?- Pregunté escudriñando en la situación. Una sonrisa se instaló en su rostro.
-Eso- Señalo el sobre -Es la respuesta a todas tus preguntas.
Bufé, este viejo pedazo de papel, se está convirtiendo en un jodido dolor de cabeza.
-Al fin llegas- Dijo Cameron dejando salir un suspiro.
Alcé la mirada y frunci el ceño. Ahora sí, que no entiendo nada.
Estaba parada a unos pocos pasos de nosotros y la culpa era legible en su rostro.
-¿Charlie? ¿Pero que...?
***
Gracias por leer...
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Protección de testigos.
RandomUn aclaramiento de garganta me trajo de vuelta de mis pensamientos, y me di cuenta de que los policías ya estaban frente a mi. -Joven, ¿usted fue testigo del asesinato?- Preguntó el que, según su placa, era apellido Cardenas. -Si, ¿porque?- Contesté...