~.2.~

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          "Solo uno de nosotros
                reconoce a otro...
          podemos olernos como 
                      animales"

En la tarde ocho novatos, entre los que me incluyo, fuimos llamados a unos de los salones. En un rincón estaba la última de los intocables, Selena. Es raro verla en la unidad, sigue siendo un misterio para mí.

Bryan Chill, Selena Bonard, Jasper Owens y Julia Evans, mejor conocidos como los intocables en la academia, son sin duda lo más interesante por aquí.

Unos minutos después llegó Smith, nuestro instructor, para darnos los detalles.

—Bien muchachos, esto es lo que van a hacer hoy—mostró un folio en el aire y lo dejó caer en la mesa. Joder, alguien está viendo muchas pelis —Les traje un caso que no han visto antes y jamás se hizo público así que es imposible que sepan de él. Tienen todas las pistas que obtuvimos. Los nombres de los sospechosos y la víctima están vetados por la confidencialidad.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Cristal, una chica rubia muy enérgica.

—Les daré una hora.

Y lo decía así de fácil.

—¿Cuánto tardaron los profesionales? —esta vez habló Carl, un tipo serio y rígido que se cree nuestro jefe. Aunque debo admitir que la pregunta también me interesaba.

—Seis días. Éramos cuatro agentes —se hizo un silencio en el que nos miramos por varios  segundos —Les dejaré revisar las pistas.

"Pistas" siempre que hablamos de casos decimos "pruebas", eso significa que los datos en la carpeta no iban a señalar a un culpable; al menos no de forma explícita.

Básicamente la víctima era un empresario, dueño de una constructora, era casado y tenía dos hijos. El cuerpo fue encontrado por el conserje de un motelucho, bañado en sangre y muerto desde hacía varias horas; al rededor de las 8:00 pm del día anterior. Se presume que iba a encontrarse con su amante.

Qué irónico: murió apuñalado por la espalda. Me costó mucho esconder la sonrisa entusiasta porque en serio me sentía eufórica en ese momento.

El resto de los presentes ya había empezado a sacar los documentos y los monopolizaban para tener ventaja sobre el resto. Sin embargo lo que más llamó mi atención era la única foto que todos ignoraron: una imágen de la víctima cuando aún vivía.

Si se tomaron la molestia de censurar todos los nombres y detalles de los que estaban involucrados, cómo pasaron por alto una foto donde se veía con claridad su rostro y el logo de su empresa.

También me extrañó la escena del crimen. Había mucho desorden, sangre en varios lugares y el traje estaba destrozado en la parte delantera, pero el forense no encontró señales de lucha en el cuerpo.

Era muy frustrante tener tan poco material en base al cual trabajar.

—Señor —llamé su atención —No hay información del arma homicida.

—No la encontramos hasta terminar el caso, por eso no está disponible —Smith se veía interesado en todo lo que hacíamos.

La Capital De Los AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora