El trabajo para Chu Wanning era una de las cosas más importantes dentro de su vida desde que inició su vida laboral. Le gustaba sentirse productivo, por lo que trabajaba como profesor de ingeniería en dos universidades a medio tiempo.
A pesar de que era algo que disfrutaba, también se sentía cansado, en especial por el largo tiempo que pasaba conversando con sus alumnos y compañeros de trabajo de manera obligatoria, por lo que al llegar a casa tomaba una ducha larga para relajarse y recargar energías.
Mo Ran por otro lado, había empezado a trabajar desde que era un adolescente, así que cuando conoció a Wanning, se conocieron poco a poco y cuando comenzaron a salir tampoco pasaban mucho tiempo juntos. Pasados los años y después de contraer matrimonio, por lo menos todas las noches podían fundirse en un abrazo y conversar sobre su día.
A veces Mo Ran seduciría a su marido, a veces Chu Wanning se enojaría y lo enviaría a dormir a la sala, pero era bonito especialmente para el menor poder pasar más tiempo con el amor de su vida.
Claro que para el castaño también sucedía. Amaba a Mo Ran, y agradecía que a pesar de su temperamento estuviera a su lado. Eran tan distintos, más se complementaban a la perfección.
Mo Ran durante la mayor parte de su vida había trabajado en la industria de la gastronomía y años más tarde abrió su propio negocio, así que rara vez tenía tiempo, sin embargo, era excelente cocinero y no era idiota al comunicarae con la gente, así que poco a poco fue delegando responsabilidades hasta el punto en el que asistía al trabajo solo analizando que todo funcionara adecuadamente, desde la limpieza del local, la producción de alimentos y el manejo de la administración de insumos y de dinero.
Había estado pensando en abrir un segundo negocio, sin embargo, antes de eso, prefirió pasar más tiempo con Chu Wanning una temporada, por lo tanto, comenzó a llegar más temprano a casa, preparando así la cena al momento para su precioso esposo en lugar de dejarla hecha porque Chu Wanning solía llegar mucho antes que él y no quería que este cocinara, en especial porque hace algunos años se había quemado preparando una sopa wonton. Mo Ran parecía más preocupado que Chu Wanning, y desde entonces decidió que su esposo no se acercaría más a la cocina.
Chu Wanning se sintió conmovido al principio. Sonreía mirando al extasiado Mo Ran que le contaba cómo una chica nueva había agregado azúcar en lugar de sal a un platillo y así había surgido una receta nueva. De repente se quejaba del engreído chico que había dicho que podía mejorar los platillos de su restaurante cuando ya había estropeado un par de platos al momento de prepararlos.
Siempre lo escuchaba y se sentía bien de verlo sonreír más a menudo. Escucharlo. Tenerlo ahí.
Sin embargo, Chu Wanning era una persona introvertida, por lo tanto, a veces se abrumaba porque ya no tenía tiempo para sí mismo, ni siquiera mientras se duchaba porque Mo Ran muchas veces le pedía permiso para entrar con él.
Como todo el manipulador que era, con sus expresiones de súplica que hacían que Chu Wanning sintiera mucha simpatía por este hombre, lograba su cometido.
Así fue que Chu Wanning de repente ya no sabía cómo encontrar un hueco para sí mismo sin sentir que podía lastimar a su esposo.
Ya que los fines de semana ambos descansaban, dejando Mo Ran a su Chef ejecutivo a cargo de todo durante sábados y domingos, con su teléfono prendido en caso de cualquier emergencia, de repente a Chu Wanning se le hizo imposible no sentirse asfixiado.
Claramente, no todos los días le sucedía, solo que a veces extrañaba las pequeñas horas antes de que llegara Mo Ran a casa para sentarse en el sofá y suspirar descansando allí con el silencio de fondo.
Aquel viernes, después de ingresar a su hogar, Chu Wanning se masajeaba el cuello cansado por su largo día de trabajo. Mo Ran como de costumbre se acercó al castaño saludándolo con un suave beso en los labios con emoción y alegría.
—Buenas noches, baobei —murmuró abrazando por la espalda a Chu Wanning mientras caminaban a la mesa donde reposaban dos platos de arroz frito recién servidos.
Chu Wanning no respondió, no era común que hablara mucho y Mo Ran estaba acostumbrado, así que se sentó al lado de el castaño sin más, comenzando a comer y contándole de su día.
Chu Wanning escuchó un rato al alegre Mo Ran cuando comenzó a bostezar de cansancio, no era que no lo amara o le aburriera, por su puesto, solo que pasar tiempo con la gente a veces era cansado.
—¿Por qué no vas a tomar una ducha y te recuestas primero? Yo termino de lavar los trastes.
Chu Wanning asintió, terminando su plato bajo la alegre mirada del más alto que sonreía enternecido al verlo. Avergonzado, se dirigió al baño y tomó una ducha refrescante con el tarareo de Mo Ran mientras limpiaba de fondo.
Amaba con locura a ese hombre, sin embargo... ¿Cómo podía hablar tanto? ¿Acaso no se cansaba a veces de gastar saliva?
Suspiró y negó con la cabeza una vez se secó y se vistió con su pijaba blanca.
Al salir del baño, Mo Ran ya había terminado de lavar las cosas, y así tomó una rápida ducha sin querer perder el tiempo bañándose en lugar de enconrarse con el mayor.
Una vez dentro de la cama, abrazando a Chu Wanning y llenando todo su rostro de besos, contándole cosas sobre su trabajo, de repente Chu Wanning pensó en algo.
En muchos libros, series, películas y hasta en la vida real, la gente ha mencionado que una buena manera de mantener a una persona que amas callada, es besando sus labios.
Chu Wanning en realidad no era un amante del romance, a diferencia de Mo Ran, quien incluso algunas veces solo para molestarlo lo callaba a besos, sin embargo, no perdía nada intentando callar a esta persona.
—...Así que decidí contratar a un nuevo lavalozas —había terminado aquel relato de cómo cada día parecía haber más clientes, afortunadamente, y por lo tanto requería de más personal.
Chu Wanning sí había prestado atención, sin embargo, a pesar de que solía asentir o dejar salir monosílabos para darle a entender a Mo Ran que lo escuchaba, en esa ocasión decidió darle un largo beso.
Mo Ran sonrió durante el beso, acariciando las mejillas de Chu Wanning con afecto. Rara vez su esposo tomaba la iniciativa, sin embargo, no había sido un beso necesitado, sino más, comprendiendo completamente bien a Chu Wanning, una petición de que no hablara.
Rió y abrazó a Chu Wanning fuertemente.
—Si te sientes cansado solo tienes que decirlo y te dejaré descansar — murmuró besando la frente del castaño y sabiendo que se le dificultaba hacer peticiones pensando que era una persona egoísta cuando Mo Ran también necesitaba de tiempo hablando con alguien. Era lo mismo de forma invertida. Chu Wanning quería estar solo a veces. A Mo Ran le gustaba estar hablando y expresando. Siempre podían encontrar un equilibrio.
—...Lo siento —pidió disculpas pensando en si había sido egoísta de su parte darle a entender a Mo Ran que no tenía ganas de conversar en ese momento.
Mo Ran negó con la cabeza, besando suavemente a Chu Wanning.
—Si te sientes culpable solo vuelve a besarme y me callaré —le guiñó un ojo coqueto, sin embargo, también con la intención de hacerle saber a Chu Wanning que podía tomarse su tiempo a solas si se lo pedía.
Chu Wanning le fulminó con la mirada por las palabras mencionadas, más lo jaló del cuello de su pijama y lo besó con fiereza.
Bueno, ese beso no parecía una petición para que se callara... Parecía más una petición de que comieran postre, y a Mo Ran le encantaba el postre.
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Mo Ran no se calla
FanfictionA Chu Wanning le gusta escuchar hablar a Mo Ran. Le agrada mucho conocerlo más y más cada día, incluso si llevan años de casados. Pero aún si a Chu Wanning le gusta escucharlo, a veces necesita un rato de silencio y soledad. No queriendo herir su...