Capítulo 33

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Buenas tardes mi amores. Aquí la primera parte del capítulo. Pasaba por aquí a saludarlas y desearles una feliz navidad espero que la pasen muy alegres con quienes aman, llenos de bendiciones y felicidad.  Gracias por leer mis historias y acompañarme en mi loco sueño.

Con  amor, Julie.


Pérdidas.

MAKSYM BOSS.

Kinessdar nos recibe con un aire cálido que no encaja para nada con nuestro estado de ánimo. La mujer que lleva a mi hijo en el vientre no hace más que asesinarme con la tempestad de sus ojos. Así fue en el avión y ahora en la camioneta que nos adentra a las bodegas de las Zakharova.

Este lugar no es de mi agrado, es sucio y detona "Mafia" por donde se ve. Hombres armados custodiando calles fanfarroneando con sus metralletas y demás armas gigantes. Otros adentro trabajando en las balas y armando las municiones y demás.

Soy más un malo de cuello blanco con apariencia de empresario pero alma de demonio. Un demonio con un libro sagrado porque hasta el más malo siempre debe tener principios y entender que existen ciertas cosas que no se tocan.

—Me estoy muriendo de las jodidas náuseas. Quiero un puto helado. —habla la rubia frente a mi en la limusina.

—Me vale mierda te aguantas a que lleguemos. —contesto sin alzar la mirada de mi IPad.

—¡Es tu hijo quien me tiene con putos antojos!

—¡Qué te aguantes!

—¡Quiero un puto helado! —El capricho en su voz es notorio. Elevó la vista hacia mí chófer quien me mira a través del espejo y asiento ligeramente.

Asiento y el sujeto estaciona frente a un centro comercial. Apaga el motor y sale del automóvil adentrándose en busca de un puto helado para la loca.

—Ni siquiera le dije de qué sabor. —alega dejando sus manos sobre el vientre. —Ya ves, tu papá es un jodido insensible que no considera lo que es tener un vientre enorme que solo te causa náuseas, mareos y mal humor todo el tiempo.

—Cállate. No me dejas concentrarme.

—Vives en ese IPad porque sabes que si me miras no podrás controlarte.

—¿De acabar contigo? Tienes razón. Mi hijo es lo que te mantiene viva.

—Nuestro hijo y que aún me amas.

—¿Amor? ¿Qué sabes tú de eso? Le clavaste una bala a quien decías amar.

—Perdón. —dice sorprendiéndome.

Le doy una mirada fija antes de tomar mi teléfono y le envío un mensaje a mi chófer.

—Vamos.

—¿A dónde?

—Por  tu puto helado.

Bajo dejando de lado el IPad y rodeo el auto para darle la mano ayudándola a bajar. El vestido negro que lleva puesto deja al descubierto gran parte de sus senos insiste en seguir vistiendo esa ropa ajustada solo que ahora su diseñadora de atuendos la adecuo para que su vientre entre en los vestidos provocativos que usa.

La tomo de la cintura y caminamos adentro ayudándole a caminar por el centro comercial. Me aterra que camine con tanta confianza con esas botas de tacón que parece una plataforma gigante siento que en cualquier momento puede caer y lastimar a mi hijo.

Llegamos a la heladería que ya se encuentra vacía salvo por mi chófer y una chica que atiende el local. El lugar es el universo de los helados, hay sabores de toda clase, formas, colores y más. Cierro la puerta una vez entramos.

KÄTHARINA [+21]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora