Capítulo 28 -Así será papá

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­Despierto desorientado

—¿Qué me pasó? —Miro a mi alrededor viendo todo blanco—, ¿Qué hago en un hospital? —susurro, el ruido de la puerta me hace voltear viendo a mi padre entrar con cara de preocupación.

—¿Cómo te sientes hijo?, me tenías muy preocupado

—¿Que hago aquí?

—Alguien llamó a una ambulancia, al parecer te atacaron en el parqueadero —Frunzo el ceño tratando de acordarme—, he intentado comunicarme con tu esposa, pero no atiende el teléfono, incluso Isabel.

Cuando terminó de escucharlo todo viene a mí rápidamente, la llamada de Vale, el secuestro de Isabel y el recuerdo de Vallolet tratando de pelear.

—Tengo que salir de aquí —digo intentando ponerme de pie

—¿Qué crees que haces Dilan?, te dieron un tiro en el brazo derecho y aparte tuviste una contusión por el golpe en la cabeza, tienes que guardar reposo —Me dice ejerciendo fuerza para que me acueste

—Haz caso a tu padre —Escucho y veo a mi madre en la puerta

Volteo tomándolo de la muñeca —Papá, déjame que tengo que ir a buscar a Isabel y a Vallolet, se las llevaron y mis bebés están en peligro

—¿Cuáles bebes Dilan? ¿De que hablas? ¿Te has vuelto loco?, pero si tú no tienes mujer —Escucharla hablar en burla hace que mi sangre hierva

—Aquí la única loca eres tú, a Isabel la secuestraron y mi esposa también ante mis ojos —digo viéndola de mala cara.

—Hijo, debes calmarte para que puedas contarme qué sucedió —Interrumpe mi padre.

—Después que se fueron estaba con Vallolet, cuando Valentina llamó diciendo que se habían llevado a Isabel, Vallolet y yo íbamos saliendo del apartamento y estando en el parqueadero nos atacaron, a ella se la llevaron y a mí me dejaron inconsciente.

—¿Dónde estaba Richard? —pregunta mi padre con enojo al tiempo

—Le di la noche libre papá, era mi noche de bodas ¿quién se iba a imaginar que algo así sucediera?

—¿Cómo que te casaste y no fui invitada? —exclama mi madre—, ¡por Dios! Dilan, soy tu madre

—Ahora no estoy para tus dramas —exclamo enojado, volteo nuevamente a mi padre—, papá necesito salir de aquí.

—Dilan, ¿Qué sabes tú dónde las tienen? Dejémoslo a otras personas y recuperarte primero.

—No papá, sé quién es, es esa maldita loca.

—Ya estás delirando, ¿quién se supone que pueda tener a esas dos?, ni que fueran la gran cosa —habla mi madre con todo el sarcasmo que puede impregnarle a sus palabras, siendo la gota que hace que mi vaso rebose.

—¡Cállate de una vez! —Suelto la muñeca de mi padre, intentando ponerme de pie—, dime porque sé que sabes donde está esa maldita —Me levanto enojado y ella retrocede un poco—, sino me dices, te juro que como les pase algo también lo vas a pagar —No dice nada, pero veo el color de su cara perderse poco a poco.

—¿Qué tiene que ver tu madre en esto?, debes calmarte hijo

—Ella sabes quién las tiene —hablo enojado

—¿Qué voy a saber...?

—Tu maldita amante las tiene y no me digas que no

—DILAN —grita mi madre

—Ya me harté —Suelto lo que tengo puesto en mis brazos, buscando mi ropa para empezar a vestirme.

—¿Qué amante? —pregunta mi padre

Frenesí en la Perla IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora