Drákos Agóra

Capítulo XIII: El Empresario

Imagen realizada por Rex7205 en twitter: https://twitter.com/rex7205

~°~°~ Capítulo XIII: El Empresario ~°~°~

Las luces entonaban en sincronía con todos los adornos dorados y rojos, dando una apariencia cálida y delicada, muy propia del salón donde la firma de abogados realizaba su fiesta navideña para apoyar la sana convivencia con sus trabajadores, familia cercana y clientes de importancia corporativa.

Milo nunca faltaba a la dichosa fiesta del trabajo de su hermano, donde aprovechaba a conocer personajes que le ayudaran a despegar su carrera musical. Hasta el momento, no había tenido éxito alguno, pero ello no lo desmotivaba para disfrutar de la celebración. Debido a que Camus no la dejó asistir su padre, invitó a Kanon para estar acompañado. Sin embargo, no tuvo cuidado en que la ausencia del hombre al que él detestaba tanto, le traería problemas con un amigo hundido en alcohol y con un humor de los mil demonios. Se retiró de la fiesta mucho más temprano que de costumbre, con un ebrio a rastras que maldecía y reprochaba actitudes ajenas y propias. Era un completo desastre.

–¡Ya cállate! ¡Tu también tienes culpa por enojarte cuando te dicen que no, o por no hacer las cosas que al otro le interesan! –Reclamó Milo, hastiado, mientras su amigo se recuperaba lentamente con sorbos de agua, sentado en la banqueta de una calle. Se detuvieron debido a que el movimiento del carro le estaba causando náuseas.

–Yo no me enojo... –Se intentó defender el hombre en estado etílico.

–Oh, claro que no... y dime, ¿recuerdas el drama que hiciste cuando Radamanthys no llegó a vernos tocar en el Bar Tetis? Ah, pero cuando él te invitó a su curso de escritura, tu excusa fue que "no necesitas una clase para algo que ya sabes hacer"–reclamó el melio a su amigo, quien lo observó con su frente fruncida. –¡Y no me digas que no es cierto! ¡Yo estuve contigo cuando pasó todo eso! Deja ya de ser un cretino, si de verdad lo quieres, dilo. Pero si ya te aburriste, déjalo de una vez por todas. Yo te apoyo, pero tampoco estaré aguantando tus berrinches sin sentido –dijo con firmeza. Suspiró regresando a la calma. –Desde que no se hablan estás taciturno; ya no comes como antes, y bebes como desquiciado, si no te cuidas terminarás de alcohólico –.

Kanon se quedó pensativo, con la cabeza entre sus piernas. Tenía razón, su amigo tenía la boca atorada de razón, y en ese momento se sintió como un gran idiota por portarse de una manera tan egoísta, tanto con Radamanthys, como con sus amigos y hermano. El no tener contacto o comunicación alguna con el inglés, lo hacía molestarse, y en vez de canalizar sanamente su enojo, lo reprimía y explotaba con los demás inocentes.

Luego de un tiempo, retomaron el camino a la casa del gemelo, donde se despidió amistosamente de Milo, y le dijo un sincero "gracias" y "lo siento" antes de ingresar a su morada.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

El camino de piedra se bañaba en hojas doradas que caían de los árboles en una danza dirigida por los últimos vientos del otoño, que daban lugar a las primeras heladas norteñas del invierno. Aquel túnel vegetal, recto y con una extraña sensación de que no tuviera final, le causaba tanta nostalgia y alegría cuando lo atravesaba en cualquier vehículo. Al final, logró divisar la enorme cabaña donde residían sus memorias más inocentes e invaluables. Estaba en casa.

El reencuentro con su familia era el evento que más esperaba en las fechas decembrinas. Si bien el cambio de clima entre los países le afectaba al principio, nada que un par de pastillas antialérgicas no pudiera arreglar para disfrutar de su estancia, donde podía recibir los cariños de su madre y sostener largas conversaciones con su padre.

Además, entre su contada familia, esperaba con entusiasmo reencontrarse con su primo en segundo grado, Valentine, con quien disfrutó la infancia y adolescencia como si fuera un hermano. Ambos, de la misma edad habiendo estudiado en el mismo instituto, se separaron cuando iniciaron sus estudios universitarios. Él, renegó sus deseos de estudiar derecho en la ensoñada Grecia, aunque su padre insistía en que se quedara en su país natal, y que siguiera una carrera para administrar los negocios de la finca familiar, aquello que Valentine fue obligado a hacer. Ahora, era un administrador de empresas con una gran habilidad en relaciones internacionales, y la mano derecha del señor Gastrell, padre de Radamanthys.