Capítulo 41 (muy breve)

1.5K 301 17
                                    

Feliz Navidad!!!! Espero que estéis pasando un buen día con vuestras familias y gente. Merecéis un día de lo más bonito y especial. 

 Os quería pedir disculpas porque he dejado un mes sin escribir. Solo espero no defraudaros hacia más adelante 🙏🙏🙏 Nos leemos muy pronto!

Entre hoy o mañana actualizaré un cuento jamás soñado! 

Besitos y qué paséis muy bien el día!!!

_________________________________________________


No fueron conscientes del tiempo que pasó en ese instante, prendidos en las miradas, pero con los miedos a flor de piel que les gritaban sus verdaderos sentimientos, y la persona que más le disgustó ser testigo de ello habló, rompiendo el momento.

- Querida – dulcificó tanto la voz que parecía demasiado empalagosa para los oídos de sus oyentes-, mi pobre amigo estaba esperándola mientras le hacía compañía. Espero que no se haya perdido.

Haciendo un esfuerzo para no perder la compostura, enfrente de ella, trasladó su mirada hacia la amiga de su marido, que este no se percató del ambiente como tampoco de la tensión generada, aún impactado por una gran posible e importante revelación que no estaba seguro o preparado de aceptar. Elle bajó los escalones y esbozó una sonrisa en cuanto llegó a él, pasó un brazo por el suyo. Damien, desconcertado, la miró.

- No me he perdido y no hace falta que le haga más compañía ya que estoy aquí. ¿Nos podemos marchar?

Damien asintió y expresó su deseo de irse.

- Sí, nos marchamos. Gracias por la cena, Caroline – ella lo aceptó con las mandíbulas apretadas.

- Despídenos, por favor, de Harry – añadió Elle sin que le desapareciera la sonrisa -. Me uno a las palabras de mi marido y le agradezco a la cena que nos ha preparado.

Se despidieron mientras unas notas musicales empezaron a invadir, Caroline, entró en el saloncito donde estaba Harry tocando tranquilamente cuando antes había expresado su mal arte de tocar. La mujer rubia se acercó con los brazos cruzados y el cuerpo tenso, controlando las lágrimas que querían salir de sus ojos, pero ninguna salió. Harry no hizo el amago de levantar la cabeza, concentrado en la música.

- Se han ido a su casa.

- No les hemos invitado a pasar la noche. ¿Piensas que la cena ha sido un triunfo o un fracaso?

- Me duele la cabeza – dijo evadiendo la pregunta -. Me voy a la cama ya.

Harry cabeceó, pero no musitó más palabra salvo cuando notó su salida.

- El amor, a veces, es un espejismo.

Continuó deslizando sus dedos sobre las teclas, a la vez, la soledad lo iba abrazando.

En el carruaje, parecía persistir el silencio por parte de la pareja casada. Elle temía decir algo que volara por los aires la tregua pactada. Aunque los sentimientos bullían en su interior y la imagen aún grabada en su cabeza le ardía como hierro candente que marcaba la piel, sus labios quedaron sellados. Incluso, mantenía una distancia prudencial. No se tocaban. Su brazo se apartó del hombre cuando se metieron en el interior del vehículo y desde ahí, estaban separados. En cambio, Damien estaba asumido en sus pensamientos, aún batallando sobre si aceptar la verdad o resguardarse de la mentira. Pero no duró demasiado esa separación. Más allá de los sentimientos, o del caos que tenían en sus almas, necesitaban ese apoyo, ese contacto por encima de los miedos o los propios demonios, sombras de la felicidad. El hombre buscó la mano de su mujer y entrelazó sus dedos con los suyos, con el fondo del traqueteo de las ruedas y los cascos de los caballos, golpeteando el suelo adoquinado. Elle cerró los ojos con los latidos de su corazón, atronando en sus oídos. Dejándose vencer por la tranquilidad que los rodeaba, fue cayendo hacia el cuerpo de su marido, que se giró hacia ella y le depositó un beso en su frente.

- ¿Ha sido larga la cena? ¿Estás agotada?

- Un poco, pero no ha ido tan mal – refiriéndose al momento compartido por los dos, cuando bailaron. Abrió los ojos y lo miró.

Damien, golpeado por la emoción, pero conteniéndose le acarició la sien con ternura.

- Me pasó igual – el tono de su voz bajó, llegando a ser un susurro grave y aterciopelado -. Te eché de menos cuando no estuviste conmigo.

- ¿De verdad?

- Nunca he sido más sincero que en este momento.

Elle no evitó el impulso que le nació desde sus entrañas y posó sus labios sobre los de él, pero fue muy breve e intenso, robándole a él el aliento y avivando las llamas del deseo.

- Solo quiero estar contigo - le dijo con la voz rota, temerosa de que todo fuera a cambiar. No quería que hubiera Caroline en el medio, entre los dos. 

- ¿Conmigo? – siguiéndole el juego.

- Contigo.

No hubo mayor respuesta que lo complaciera que aquella, respiró hondo y terminó lo que había empezado ella, acabó la distancia entre los dos y abordó su boca con la suya, besándola con el hambre mordiéndole, a borde del precipicio. No quería que se alejara de él, por ningún motivo porque había aceptado una verdad temible... 

La amaba. 

Eso le dejaba a él en una posición vulnerable. 

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora