Nueve

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Nueve

-Nixooooon -exclamó Nadia mientras se frotaba la cara con una de sus manos.

-Es que preciosa -comenzó a decir el mencionado -Para lo que me pides debo de llamar a la embajada de Estados Unidos ahí en Francia -le explico -Y como la cosa pinta esta difícil que tengamos respuesta rápidamente -añadió.

Un bufido salio de sus labio mientras se dejaba caer sobre la lona del cuadrilátero, había ido ahí para que Anderson no se enterara de lo que hablaba.

-Entonces hagamos lo siguiente -exclamó mordiéndose los labios -Busca una casa o mejor dicho una mansión con los suficientes cuartos para cincuenta personas, en las que se puedan compartir los cuartos.

-¿ES QUE TE HAS VUELTO LOCA? -gritó fuera de sí Nixon y Nadia rodó sus ojos.

-Me dejarás sorda Nixon -le recrimino ella -No lo estoy.

-Púes pareciera que si lo estas -murmuró -¿Para que quieres una mansión? -preguntó.

-Quiero darles una casa adecuada a unos niños que han sido abandonados -fue su respuesta -Ahora viéndole del punto de vista que lo haces tu si es una locura, pero quiero proporcionarle eso a ellos.

-Bueno ahora entiendo mejor -exclamó el -Mira lo que puedo es conseguir un terreno lo suficiente grande, para elaborar una casa de dos pisos, con grandes dimensiones y así contratar a un ingeniero para que comenzara a elaborar los planos.

-Esa idea me gusta -reconoció ella -Pero la cuestión esta en cuanto tiempo dilatará todo el proyecto.

-Dependiendo Nadia -admitió el -Aunque depende del dinero que pida el ingeniero y arquitecto, podría estar en menos de cinco meses.

-Hum... -dijo ella -Hagamos esto entonces -comenzó a decir levantándose y bajando del cuadrilátero -Sí puedes conseguirme primero a alguien que tenga un terreno lo suficiente grande para el proyecto, un ingeniero, un arquitecto, un abogado te lo agradecería durante muchos años.

-Mira lo que hace uno por los amigos -le escuchó mascullar y ella soltó una risita -Pero tengo una condición -advirtió.

-¿Cúal? -preguntó con el ceño fruncido.

-Dejame ser tu socio en ello -pidió -Sabes muy bien que vengó de un lugar de esos, en donde pase la mayor parte de mi infancia hasta que mis padres decidieron darme la oportunidad de conocer lo que es el calor de un hogar y el amor fraternal.

-Lo sé Nixon -susurró conmocionada -Claro que puedes ser mi socio en todo los proyectos y este es uno de los grandes que iniciará.

-Entonces eso es un sí -afirmó el.

-Es un gran sí -exclamó ella sonriendo.

-Bueno Nadia, dejame que comience a preguntar entre mis conocidos en París y te llamo en dos horas -expreso el -En el transcurso de esa hora te tengo respuesta de ello, mientras eso sucede te estoy enviando el contacto del abogado que me pediste, la cita con el es hora y media, exactamente en la cafetería que esta en frente de donde antes te hospedabas, se llama Mauricio Lisso -informó.

-Gracias Nixon -susurró.

-No hay nada que agradecer -respondió el -Por lo que haremos es algo tan hermoso, pero no nos atrasemos y te llamó a la hora acordada.

-Bueno, estaré esperando tu llamada -se despidió ella.

Cuando la llamada finalizo ella se puso a bailar sobre su sitio cerrando sus ojos, aquello era algo que cuando vio la fachada del lugar había comenzado a planificarlo, la sonrisa en su rostro era grande y tras llevar sus manos hacia arriba y emitir un grito silencioso, abrió sus ojos dándose un gran susto cuando vio a Anderson frente a ella con una sonrisa en sus labios y con los ojos brillantes de una risa que no emitía sus labios.

UN AMOR DE NAVIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora