Epílogo

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Bueno, pues en algún momento tenía que pasar... Os dejo con el final de Nosotros, que lo sintáis y disfrutéis.

Gracias por vuestro apoyo. Os adoro.

***

Las calles abarrotadas de Madrid me llenan de vida, extrañaba visitar España. Este país siempre ha tenido un lugar en el corazón de mi madre y siento que es un buen lugar para los puntos y finales. Nunca fui de puntos y comas ni de segundas partes, las continuaciones solo son alargar la película, aunque muchas veces el final de esta esté cerrado.

"Y si tengo que amarte para siempre, que ese recuerdo quede grabado a fuego en un lugar al que huirías sin remordimiento. Un sitio donde el dolor esté presente, pero que sepa a tus besos. Un placebo para mi desasosiego y una cura para mi alma. Los recuerdos necesitan un contexto."

Miro hacia el otro de la calle y suelto su mano, hasta esa tarea me resulta difícil sabiendo que será una de las últimas veces que pueda sentir el roce de nuestras palmas. Cuando presientes el final de algo, es el momento en el que te encierras, los perros siempre se alejan de quienes quieren para morir. A veces nuestros instintos son más fuertes que nosotros mismos y hay que escucharlos, también tienen su importancia en nuestro ser.

Nos sentamos bajo un árbol del Parque del Retiro, estamos hablando de cosas sin sentido y, como siempre, me está haciendo sentir en una nube. Espero que el golpe no duela tanto como presiento que lo va a hacer.

—Avery —lo interrumpo y agarro su mentón para mirarlo a esos ojos miel una vez más—. Amor, gracias por todo.

Estoy intentado no llorar, solo eso. No puedo ver un futuro sin él y eso me aterra, significa que estoy dejando mi vida en sus manos y que no depende de mí ser feliz. Eso no puede ser bueno para ninguno de nosotros.

Arruga la cara —no lo hagas, por favor, no huyas o correré detrás de ti.

—Ese es el problema, volverías hacia atrás por mí y dejarías de avanzar —trago saliva y me guardo mis sentimientos. 

Decir esto sin sentirlo me quema por dentro, mis deseos se mezclan con mis deberes. No quiero hacer esto, duele y mucho. Pero, sé que no hay alternativa que vaya a solucionar esta situación mejor que esta.

—Ford, mereces más que eso y yo no puedo dártelo. Los dos merecemos crecer sin trabas, suficientes nos han puesto ya —acaricio su mejilla.

Sus pupilas están igual que dilatadas que siempre que me miran, algo que tendré que reconocer durante el resto de mi vida  es que esa es la mirada más sincera y la que más me ha valorado.

Esto no es lo que quería, yo me merecía tener alguien que de verdad me amase y lo peor es que lo sé, soy capaz de reconocerlo. Ahora es cuando él se antepone, el momento de veracidad es este y sé lo que hay que hacer. Se ha preocupado por mí como nadie, no debió sufrir tanto.

Cierra los ojos.

—Lo siento, Avery, lo lamento mucho —esquivo su cara, no puedo verlo derrumbarse.

No dice nada, creo que ya está todo hablado. Es hora de aceptar lo acordado y de cumplir.

—No lo haces —se aparta un palmo de mí—. Quieres hacer esto y yo que lo admitas. Solo te pido eso, sinceridad.

No es cierto, no es lo que yo deseaba hacer.

—Lo quiero, quiero dejarlo —miento.

Bien saben los que me conocen que odio las mentiras, desde que gobernaron mi vida quedaron destronadas. Pero, a veces, hay que ser un poco menos sincero cuando se trata de quien amas.

Cerrar etapas es extraño, nos viene de sorpresa por muy marcado que esté en el calendario. Esto es lo que siento ahora diciendo adiós a algo que me ha acompañado durante tanto tiempo, no lo siento. Aun lo estoy asimilando y eso no es admitir nada, no es tener emoción en ello. Esto se trata de una búsqueda de algo nuevo que me pueda consolar y dar respuestas, pero la vida no va de eso. El obtener la teoría necesaria es complicado y hay que saber buscarse las castañas en otros fuegos; de eso va el juego.

De esta historia quedan ascuas y son las que de verdad queman, porque parecen inofensivas y no lo son, te engañan como yo estoy tratando de hacer conmigo misma. Tengo dieciocho años y he conocido el infierno, he bajado junto al demonio y me ha enseñado la verdadera cara de crecer: Descubrir que las cosas duelen.

Los juegos eran divertidos para aprender, aunque solo funcionan en ciertas etapas de la vida. Si juegas con fuego, te quemas. Me alegro de haber ardido a su lado, maldita sea, él sabía cómo evaporar las lágrimas de mi cara. En la etapa en la que estoy el dolor es mi mejor maestro; sé dónde no volveré.

Se levanta con la cabeza agachada, intentado no mirarme. Se aleja de mí, no vuelve la vista hacia atrás y es entonces cuando me rompo. Mis lágrimas comienzan a brotar sin fin y siento de nuevo esa punzadita en el pecho que me hace sentir perdida. Sé que sanaré, que necesitaba quitarle la costra a la herida para que pudiese cerrar bien y que esta es la cura definitiva. Aunque duela, aunque me vuelva a sentir una desgracia, a pesar de todo eso, quiero lo mejor para Avery. Ambos tenemos que aceptar que, aunque nos hacíamos mucho bien, también podríamos habernos hecho mal. Prefiero que llore porque ya no estoy a su lado a que lo haga porque sí que lo estoy. No quiero ser la culpable de que pierda oportunidades o de que no pueda tener la vida que quiere.

Está decisión puede que sea una de las más premeditadas que haya podido tener nunca, es algo que lleva meses atormentándome y quitándome el sueño. Quizá él tenga que volver a ser mi sueño inalcanzable, pero un sueño feliz y pletórico que puede continuar. El amor es solo un complemento a nuestras vidas, no debe ser el punto sobre el que fijemos nuestra atención porque, entonces, nos estaremos perdiendo otras muchas causas de felicidad. Y puede que amar sea por lo que no puedo quererme a mí misma como debería. Tengo que aprender a cuidarme sola, a hacerlo como lo haría alguien que me quiere.

Avery, te llevas mi carta y mi corazón. No quiero encontrar nadie más porque lo tuve todo y no lo supe valorar.

De nuevo, gracias Ford.

Te quiero.

Fin de publicación: 03/02/22

Nosotros [#2] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora