Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-

Capítulo V: Vulnerabilidades

Tomó fuertemente al muchacho de ambas muñecas mientras le insertaba el parásito en su frente.  Su grito fue desgarrador y agónico, justo lo que él buscaba: una melodía desesperada para sus oídos.  El alarido abrió paso a una respiración agitada de un joven que intentaba liberarse de su poderío, pero poco a poco sucumbieron sus fuerzas y se dejó abrazar por él, se dejó acariciar por él, se dejó desnudar y poseer ahí en pleno callejón.  El hombre rubio se acercó a su oído y le susurró:

–Ahora harás todo lo que yo te ordene, ¿de acuerdo?

–Sí, mi Señor.  –Robó un apasionado beso donde sus lenguas se batieron en duelo de manera breve y lo miró a los ojos. 

–Al llegar a Japón debes encontrar a Kujoh Jotaro y acabar con él, ¿comprendes? –Introdujo sus dedos en la boca cálida del muchacho, el cual lamió y chupó con desesperación. –Si no lo haces... es preferible morir, Kakyoin. 

–Morir... por usted... será un honor, mi Lord.   

De nueva cuenta se acercó a sus labios pero algo estaba mal, un temblor comenzaba a nacer debajo de sus pies.  Quiso correr pero abrió los ojos y se encontró dentro de un avión, con un hombre de coleta rubia ceniza a su lado; había mucha luz y sólo quería dormir.

<<Señores pasajeros, experimentamos una severa turbulencia.  Por favor, abrochen sus cinturones y mantengan la calma, nuestros pilotos trabajan para que esto culmine a la brevedad posible.  Por su atención, gracias. >>

–Vanilla... –Llamó, agitándolo suavemente.

– ¿Sí? –Ni siquiera abrió los ojos, aunque lo escuchó.  Luego se estiró y se talló los ojos.

–Revisa tu cinturón... hay mucha turbulencia...

–Cinturón. –Despertó de golpe. –Claro, Señor, claro. 

Mientras su asistente se revisaba el estar bien asegurado, él pasó una mano por sus rubios ondulados y trató de distraerse, pues acababa de notar la incipiente erección que tenía en su entrepierna.  Rogó porque Vanilla no lo notara –moriría de pena ante eso –y abrió una botella de agua natural.  El rostro del pelirrojo de sus sueños tenía rasgos femeninos y se veía tan apetecible cuando moría de terror... pero casi no pudo resistirse a sus encantos cuando sucumbió ante él...  se mordió los labios y sonrió, pero pensó que era mejor hacer una pregunta cotidiana a Vanilla, quien estaba a punto de ponerse unos audífonos.

– ¿Cuánto falta para llegar a Japón? –Su asistente sonrió y dijo:

–Estábamos a punto de aterrizar, pero parece que hay muy mal clima, Señor Dio.

–Bien.  Bueno, pudo ser peor.  –Suspiró y volvió a acomodarse en su asiento.  Mientras varias personas vomitaban en bolsas o sufrían ataques de nervios, tanto Vanilla como Mariah –otra de sus asistentes, dormida de manera profunda  en el asiento de al lado –y él mismo estaban más que acostumbrados a todo tipo de turbulencias.  No podían hacer nada más que dejarla pasar y mantener la calma.

Mariah era experta en eso, tenía el sueño muy pesado. 

Dio entonces hizo lo que posiblemente más amaba en el mundo: tomó unos audífonos, puso música, abrió un libro y se sumergió en su lectura.

***

Brandoil se encontraba entre las 15 empresas petroleras líderes a nivel mundial según la Revista Forbes. 

En 1888, un inmigrante de origen italiano, Darío Brando, perforó un pozo con bastante éxito y su fortuna nació.  Junto con ella, la refinería, el negocio, las transacciones; la empresa quedó más tarde a manos de Donnovan, hijo de Darío, quien tomó las riendas con esfuerzo y dedicación.  De forma posterior, Darío II se hizo cargo de este poderío, sin embargo la ambición, el poder y la corrupción comenzaron a llenar su cabeza y Brandoil estuvo a punto de irse a la bancarrota, hasta que un muy joven y temeroso Dio Brando decidió poner en marcha un poderoso plan de negocios, que incluía elaborar maquillaje con petróleo de la misma empresa para adentrarse en otro mercado y así cubrir aún más terreno.  Unos cuántos creyeron en él y siguieron adelante con la empresa, mientras que los otros desertaron.