Capítulo L3

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Alexandra

Cuando abrí mi casillero al día siguiente, otro extraño sobre cayó de mi libro de biología, y lo tomé antes de que Katt, que estaba mirando su celular a mi lado, se enterara de algo. Estuve a punto de leerlo, pero en ese preciso momento, a través del altoparlante, fui convocada a la oficina del director Price, junto con nadie más ni nadie menos que Beatrice Spring.

—¡Está pasando! —medio chilló Katt.

—¿Qué cosa? —Fruncí el ceño.

—Ve a la oficina y verás.

—Uh... está bien, aunque tendrás que explicarme eventualmente por qué estoy siendo convocada junto a Beatrice Spring a la oficina del director sin saber nada al respecto.

—¡Solo ve! —Me urgió.

No es que odiara a Beatrice (quizá un poco), pero era una de las personas más insoportables con las que había cruzado palabra, y como si eso fuera poco, estaba completamente obsesionada con Aiden. No podía refregarle en la cara que él era mío, y eso solo me hacía enojar más. Aun así, estaba segura de que Aiden apreciaría que fuera madura respecto a la situación y no me comportara con una perra con ella, así que iba a hacer el esfuerzo, fuera lo que fuera que estuviera pasando ahora.

—Pasa, Alex. Te están esperando —me dijo Rose cuando llegué a la oficina, sin levantar la mirada de su papeleo.

Cuando entré a la oficina privada del director, estaba bastante segura de que podía palpar la furia que emanaba de Beatrice. Ella estaba roja, asemejando el mismo color de su cabello.

—De seguro tú estás detrás de esto, ¿no? ¿No puedes vivir sin los reflectores apuntándote por un segundo?

—Señorita Spring, esto no ha sido idea de nadie —dijo el director, callándola—. Es más: la señorita King no sabe de esto y es por eso por lo que la he llamado.

—Uhm... estoy un poco confundida. ¿Qué sucede? —pregunté mientras miraba de reojo a Beatrice, que parecía estar planeando mi asesinato. Si tan solo supiera que Aiden y yo estábamos juntos, probablemente me asesinaría justo ahora a ojos del director.

—Incluso para hacerte la tonta eres buena... o quizás es tu estado habitual.

—¡Señorita Spring!

—Uhm... no pasa nada, está bien —murmuré mirando a Beatrice de reojo. No tenía ganas de empezar una pelea con ella. Hace unos meses hubiese estado reluctante, pero ahora no quería que Aiden pensara que tenía algo que ver con celos infundados—. ¿Pueden explicarme que pasa?

—Señorita King, debido al esperado e inevitable futuro pase a los playoffs de los Raiders en representación de Sylver Valley High, hemos decidido en conjunto al distrito escolar que está en el mejor interés del equipo y la atención mediática el fusionar los escuadrones de animadoras.

Oh-oh.

—Uhm... así como... ¿permanentemente?

—Eso estará en evaluación, pero el equipo de animación de los Pumas tiene excelentes resultados en competencias nacionales y un desempeño excelente, por lo que creemos que es bueno que las animadoras de los Raiders puedan beneficiarse de ello y todos podamos mostrar nuestra mejor cara en los playoffs de enero. Además, considerando que la temporada de lacrosse no comenzará hasta mayo, podemos hacerlo funcionar.

—¡Esto es inaceptable! —Chilló Beatrice, probablemente evaluando si golpearme a mí o al director.

—Señorita Spring, si están ambas aquí es porque como capitanas de sus respectivos equipos, estarán encargadas de entregar la información a sus compañeros y ayudar a sus entrenadoras a hacer de este proceso lo más ameno posible. La modificación ya está hecha y sus respectivas entrenadoras ya se encuentran organizándose, así que no hay foro abierto a debate.

Miré a Beatrice sin estar segura de qué hacer. Esto probablemente terminaría en una pelea física si no fuera porque estábamos junto al director.

Las chicas siempre habían querido animar para los Raiders, en un estadio gigante lleno de personas. A mí nunca me había importado, porque tenía All Stars y sabía perfectamente que éramos mucho mejores que ellas como para tener que desear lo que ellas tenían. De cierta forma, esta sería una buena noticia para el resto del equipo, ¿pero junto a Beatrice y su séquito? Diablos, esto era... un poco difícil de digerir, sobre todo porque yo definitivamente no me quería subir a este tren de problemas.

Luego de que el director Price hubiese dejado claro que no escucharía quejas, ambas salimos de la oficina, y Beatrice no se guardó el odio en sus ojos mientras se giraba a enfrentarme.

—Esta me las vas a pagar, King —masculló, dándose media vuelta y perdiéndose en el pasillo.

Podía agregar otra persona a la lista de personas que me odiaban y querían hacerme pagar por cosas que yo ni siquiera había hecho.

Las clases ya habían comenzado cuando nuestra pequeña y amigable reunión terminó, así que tuve que esperar toda la clase para finalmente encontrar a las chicas y preguntar qué demonios estaba pasando.

—Todo fue idea de Hails —Katt aplaudió efusivamente—. Estaba segura de que podía hacer entrar al director en razón ahora que los playoffs eran inminentes. ¿Puedes creerlo?

—P-pero... ¿solo aceptó y ya? —pregunté, sorprendida.

—No fue tan así —Sonrió Hayley—. Digamos que le plantamos la idea al director, y luego mis padres y los de Katt lo plantaron en la junta de padres. Ellos creyeron que sería bueno para nuestro curriculum universitario, así que puede o no puede que hayan presionado un poco al director.

Mamá no iba a estar contenta con esto. Lo que menos le importaba era mi curriculum universitario, y esto significaría que por algunas semanas tendría que faltar a mi entrenamiento del viernes. Quizá podría moverlo a alguno que fuese más temprano y me diera espacio para llegar a tiempo a los partidos, o quizá simplemente podría hablar con la entrenadora para explicarle que los partidos chocaban con mis entrenamientos en All Stars y que no podría hacerlo. Por como se veían las cosas, esto último parecía lo más sensato. Aun así, no creía que el equipo apreciara mi ausencia en algo tan importante, sobre todo porque esto pronto se transformaría en un campo de batalla, y sería parte de una guerra que no quería pelear.

—No te ves emocionada, Alex. ¿Está todo bien? —Gina frunció el ceño.

—Uh... no, no es eso. Pasa que los viernes tengo entrenamiento en All Stars, y no sé si mamá esté contenta con la idea.

—Estoy segura de que encontrarás la forma de convencerla.

Por primera vez no quería que mamá fuera convencida.

—Claro, haré mi mayor esfuerzo, solo que me traerá una que otra pelea. —Hice una mueca.

—Estoy segura de que entrará en razón eventualmente. —Katt me dio una sonrisa reconfortante, y yo solo pude sonreír de vuelta, sin estar segura de cómo escabullirme de ahí, porque además el sobre que había encontrado esta mañana estaba quemando en mi bolsillo. Necesitaba leerlo y ver con qué demonios saldría mi acosador anónimo esta vez.

—Creo que lo mejor es que la llame ahora, antes de que se entere por otro lado —Me excusé—. ¿Nos vemos en el almuerzo?

Todas asintieron y yo me escabullí rápidamente de los pasillos concurridos, con el sobre entre mis manos temblorosas. No estaba segura de si llamar a Aiden antes de abrirlo o no, pero ahora ni siquiera estaba segura de si quería abrirlo. Luego de los mensajes y los videos, cada vez tenía más miedo de lo que pudiera encontrar.

The wrong side of town -  Parte I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora