La casa de la familia Kim es realmente enorme; sus grandes jardines abarcan prácticamente un sesenta porciento de todo el terreno en total y la mansión cubre lo restante, quedando justo en el centro de aquel lugar, dándole una apariencia de bosque privado.
Es navidad así que todo se encuentra cubierto de nieve, hace un frío de los mil demonios y las ganas de quedarse a dormir todo el día en tu cama sobrepasan cualquier nivel.
Johnny observa a su madre corriendo en aquella gran cocina de un lado a otro, hablando para si misma y contando a veces con sus dedos. Ella no lo sabe, pero esa acción la hace ver muy bonita para los ojos de su pequeño hijo de seis años.
—Cariño, pásame la sal —dice Taeyeon, bastante apurada con sus cosas de cocinera.
—Toma mami —Johnny le pasa con cuidado el pequeño frasco de cristal y sonríe cuando su mami deja un beso sobre su frente.
Quiere crecer, ser un niño grande y poder comprarle miles de joyas como las que ha visto que usa la señora Kim en su cuello y manos, sabe que a su mami le quedarían hermosas.
Aunque también desea un par de guantes calientitos porque sus manos están muy heladas, tal vez este año tenga suerte y Santa recuerde que hay un niño en algún lugar del mundo que le pide unos guantes para cubrirse del frío correctamente, los años pasados no le llevó nada pero suponía que era porque tenía mucho trabajo acumulado.
La cena está lista y Johnny emocionado, su mami le prometió que le daría a probar de lo que se le había ocurrido preparar esa noche.
Puede escuchar a los señores Kim conversando entre ellos, casi de la nada aparece un puchero en su rostro cuando puede escuchar que nadie le hace caso al niño pequeño que ha estado hablando durante un buen rato, sin conseguir respuesta alguna por los adultos.
Kim DongYoung es su nombre, Johnny lo memorizó por completo a la primer semana de llegar al lugar, pero su pequeño amigo insistió en que le pusiera un apodo, así que al final se quedó como Dongs.
"Su Dongs" era como un pequeño conejito asustadizo, siempre huía de el en las primeras semanas hasta que los señores Kim le animaron para hacerlo más cercano a el, aún recuerda como el señor pelinegro le había contado que su hijo no era de hacer muchos amigos en el preescolar.
¡Su misión era ser su mejor amigo! Y lo estaba logrando.
—Taeyeon —llamó la señora Kim mientras se acercaba con una sonrisa cómplice a su cocinera y mejor amiga. —¿Puedes pedirle a Johnny que juegue un poco con Doyoung? Necesitamos tiempo para envolver los regalos.
—No sé si John quiera, Tiffany...
—¡Sí quiero, señora Kim! —Johnny casi corrió hasta estar frente a ella. —¿Podemos salir a jugar en la nieve?
—Esa es buena idea —Tiffany se agachó a la altura del niño y sonrió. —Ve a la habitación con Dongs y pídele unos guantes para que puedan salir a jugar, Jackson los estará esperando en la entrada.
A veces le da algo de miedo porque en esa casa hay pasillos muy largos, siente que un día va a terminar perdiéndose y no podrá ver de nuevo a su mami, o a Doyoung.
Pero es un niño valiente e inteligente, el sabe que la habitación de su mejor amigo se encuentra en el tercer pasillo subiendo las escaleras, es una puerta enorme de color verde y lleva el nombre de Dongs en letras doradas, un detalle bonito.
Entra al lugar y puede escuchar al pelinegro cantando en voz bajita, camina un poco más hasta darse cuenta de que está buscando un suéter que le quede bien para poder salir.