Capítulo 4
El hombre que acaba de llegar camina directamente hacia mí, no hacía Ignis, hacia a mí. Los ojos me pesan, pero me dan tiempo de observar al sujeto. Su gesto es de frialdad pura, sus ojos color azul cobalto no evidencian ni una sola emoción, los labios los tiene apretados y la mandíbula cuadrada tensa, es de esos hombres que no sabes si esta enojado o feliz porque su rostro es serio naturalmente.
Escucho de nuevo como gritan mi nombre y en un par de segundos siento como me ayudan a salir de la sala, el dolor es inimaginable, mis piernas flaquean y mi vista se pone borrosa.
-Te dije que no vinieras, Nadine.
-¿Calix?- digo apenas en un susurro.
-Te sacaré de aquí, mantén los ojos abiertos.
Con una de sus manos en mi cintura y la mía sobre sus hombros avanzamos lentamente hasta la salida, mi sangre escurre por mi torso cayendo por mis piernas, manchando el camino por el que andamos.
Las personas a nuestro alrededor parecen no darse cuenta de lo que está pasando, están ajenas a la situación celebrando y riendo, como si no estuviera aquí, ignoran mi presencia y la del Rey Oscuro.
-Espera- musito, no me hace caso y seguimos caminando -Espera.
-No hay tiempo, Nadine- habla -Debemos sacarte de aquí.
-¿Quién es él?- logro preguntar.
Vuelvo mi vista al sujeto vestido de negro y ojos azules, veo su espalda ancha con sus dedos largos entrelazados por debajo y enfrente de él, el Rey del fuego, carialegre, como si no me hubiera apuñalado, o más bien, como si lo hubiera hecho con gusto.
Los ojos se me cierran solos y las piernas comienzan a no responderme, escucho como mi tío me habla tratando de que no me desmaye. Siento el frío viento en mi rostro, respiro hondamente y me suben a uno de los carruajes, el transporte emprende el viaje a donde sea que vayamos a ir y suelto un gemido de dolor.
-Te ayudare- habla mi tío.
Calix se sienta a mi lado desgarrando la parte de mi vestido manchada de rojo, en seguida pone las manos en mi herida tratando de contener la sangre apretando con fuerza.
-¿Do... dónde...- Trato de preguntar.
-No hables. No pierdas fuerza.
-Lucy... ella...
-La mandé a casa, con su hermano. Están a salvo, Nadine.
Asiento con la poca fuerza que me queda y escucho como mí tío comienza a murmurar algo en voz baja.
-Sana cultrum vulnus- dice -Sana realis magicae vulnus.
-¿Qué... qué haces?
-Sanitatem
Una sensación desagradable comienza a recorrerme el cuerpo entero, siento como mi sangre se calienta por dentro, como lava hirviendo, comienzo a gritar desagarrándome la garganta hasta quedarme sin voz.
Paso saliva tratando de lubricar la faringe y una picazón hace que empiece a toser desfrenadamente, el dolor no se ha ido, se instaló en mi sistema como un gusano en una manzana.
-¡Duele!- grito.
- Sanitatem- repite Calix con los ojos cerrados.
Un calor abrasador hace que mis manos y pies se retuerzan, siento como mi cabeza quiere explotar y mis ojos salirse de las cuencas, mi mirada comienza a tornarse borrosa, un mareo inexplicable viene junto con el dolor haciendo que cierre los ojos.
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Oscura Tentación
FantasyNadine Wembley no tenía una vida perfecta, la consideraba aburrida y rutinaria. Vivía bajo las estrictas reglas de su tío Calix dentro de las cuatro paredes de su casa, entrenar, comer, estudiar y dormir, en eso consistían todos los días de su corta...