Capítulo 5
Mis ojos conectan con los suyos, el verde y el azul entran en una batalla que presiento perderé.
La oscuridad fría emana de su mirada haciendo que los dedos de las manos se me contraigan enterrando mis uñas en las palmas. Los labios se me abren lentamente en un intento de mediar palabra, pero no lo logro. Mi garganta comienza a secarse produciendo que trague saliva, quiero apartar la vista sin embargo no puedo, algo en él me provoca observarlo, admirarlo, contemplarlo.
Verlo me produce placer, es un sentimiento tan raro y poco conocido que me niego a dejar de sentirlo, a pesar de saber que me está llevando en contra de mi voluntad, que todo mi cuerpo quiere golpearlo con toda la fuerza que tengo y gritar hasta quedarme sin voz, mi mente y algo en mi pecho me dice que no lo haga, que él no me hará daño, pero cómo puedo pensar en algo así cuando me está secuestrando, me está separando de todo lo que quiero y necesito en este momento.
Mi familia.
Estoy tan embelesada que no me doy cuenta cuando mi cabeza comienza a sentir un cosquilleo haciendo que relaje los dedos, mis ojos pesan y los labios se abren un poco más, involuntariamente ladeó una sonrisa que hace que la piel de mi cara haga un movimiento distrayéndome de la extraña sensación por el rey oscuro y rompo todo contacto con el hombre frente a mí.
Veo mis manos y pies atados, no son las mismas cadenas que usó mi tío, supongo que él no sabe que soy una hechicera, una que apenas hace algunas horas sabe que lo es, pero, al fin y al cabo, hechicera.
Sigo sintiendo la mirada del Rey Oscuro sobre mí, pero no estoy dispuesta a sentirme vulnerable por él otra vez solo con ver sus ojos, así que cierro los míos y me dispongo a pensar como saldré de esta situación. Está claro que no será sencillo, no tengo idea de cómo diablos consiguió subirme al carruaje sin ninguna ayuda, aquí estamos solo él, el cochero y yo. Estoy segura que de alguna forma uso magia, de lo que no lo estoy es si proviene de él o de alguna otra persona, pero no había nadie más aparte de nosotros en ese lugar. Es todo tan confuso.
Abro los ojos cuando de repente un frío viento se siente sobre mi piel, mi mirada viaja por cada rincón de la pequeña caja que yace ahora en la oscuridad. No visualizo al Rey por ninguna parte y mis ojos luchan por adaptarse al entorno sin luz, no logro ver nada en absoluto.
Mi corazón comienza a palpitar con más fuerza escuchando los latidos en mis oídos. Trato de sacarme las cadenas de mis muñecas pinzándolas y tirando hacia arriba con fuerza, lo intento una y otra vez, pero es inútil, el acero es casi imposible de romper solo con fuerza bruta.
-No pensé que te rindieras fácilmente- dice una voz masculina -Tenía pensado darte todo el tiempo que requirieras para escapar.
La luz del día comienza a volver a verse de nuevo permitiéndome ver al dueño de aquella voz gruesa y ronca que me habla pausadamente. Puedo volver a ver esos ojos azul oscuro que no demuestran nada más que decepción pura.
-¿Quién eres?- pregunto harta de todo lo que he pasado por mi terquedad de querer ir al peor baile de mi vida.
-Eso ya lo sabes- contestó serio -Pregunta lo que realmente quieres saber.
Me quedo en silencio observándolo. No sé qué quiere que le pregunte exactamente. Tengo muchas preguntas que hacer y dudo que él sepa la respuesta a todas ellas. Por muy inverosímil que parezca no tengo interés en saber por qué me está privando de mi libertad, lo cual me parece completamente irracional.
¿A qué persona cuerda no le importa saber la razón por la que la estén raptando? Al parecer a mí, pero es cierto, no me importa, solo necesito que me deje libre.
ESTÁS LEYENDO
Oscura Tentación
FantasyNadine Wembley no tenía una vida perfecta, la consideraba aburrida y rutinaria. Vivía bajo las estrictas reglas de su tío Calix dentro de las cuatro paredes de su casa, entrenar, comer, estudiar y dormir, en eso consistían todos los días de su corta...